La juventud. Me ha dolido el juicio que
una amiga joven ha efectuado sobre mí. Creo que ha sido precipitado,
poco contrastado, poco razonado y, lamentablemente, indirecto. No me
ha dicho nada a la cara. Eso me ha decepcionado mucho, aunque estoy
dispuesto a olvidarlo si ella quiere. En todo caso, nunca desecharé
la posibilidad de que tenga razón.
La vejez. He estado un buen rato con un
compañero que ha envejecido. La experiencia ha sido tremenda. Triste
por él y esclarecedora para mí. Lo he escuchado con atención. Me
ha contado lo mismo varias veces. Una vez lo invité a ver a un gran
artista de su país y me lo recordó agradecido en varias ocasiones. Hoy ya
no se acordaba. El caballo de la vejez galopa a gran velocidad hacia
nosotros y no vale de nada mirar hacia otro lado.
Hoy tenemos que vivir. Tú y yo. No
pierdas el tiempo juzgando. Yo te quiero mucho más a ti que lo que
tú sospechas mientras te desahogas en juicios sin futuro.
Aprovechemos el tiempo. Hoy estamos bien y tenemos que llenar el día
de vida, pero hasta que rebose. Aprende el arte de vivir y
cuéntanoslo a los que es posible que no lo dominemos. Haz reír y no
hagas llorar. Sé mejor de lo que eres y no te vengas abajo. Buenos
días.
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