Son estos momentos para relajarse; para bajar los hombros; para respirar hondo muchas veces; para mirar, si es posible, las estrellas; para dibujar una sonrisa en el rostro, aunque no tengamos motivos para hacerlo; para sentirse vivo y con ganas de vivir; para leer algún poema que nos descubra la vida oculta, pero real, en el mundo; para darse cuenta de que la vida es corta y de que hay que organizarla humanamente; para pensar que no hay que guardarse el cariño ni, mucho menos, matarlo a golpes de prejuicios o de miedos; para convencerse de que la solidaridad es necesaria, pero que implica una decisión nuestra; para desear salir mañana a la calle a encontrar algo que valga, aunque sea una sonrisa de otra persona o un paisaje o un hecho; para dejar que la belleza nos haga suyos; para perdonar, olvidar o prescindir de quien no nos deja vivir; para darnos abrazos a cada momento llenos de cariño, porque la vida es corta y hay que construírsela, cada cual la suya, con los demás; para que dejemos que el amor entre en nuestra mente y haga en nosotros todo lo que él sabe hacer; para que podamos descansar en paz sin morirnos.
Buenas noches. Besos y abrazos.