No puede ser que la sociedad se llene
de pronto de jueces que dictan sentencias basándose exclusivamente
en sus sentimientos.
No puede ser que juzguemos a nadie sin
un juicio justo.
No puede ser que respondamos a la
brutalidad con más brutalidad.
No puede ser que aprovechemos un hecho
desgraciado para sacar fuera todas los rencores que llevamos
encerrados en la mente.
No puede ser que confundamos la
justicia con la venganza.
No puede ser que la velocidad se haya
introducido de tal forma en nuestras mentes como para que exijamos
inmediatamente la condena de nadie, sin pruebas, sin juicio y sin
juez.
No puede ser que copiemos con tanta
facilidad comportamientos propios de otras especies animales, no de
la especie humana.
No puede ser que el odio genere odio.
A nadie le gustaría que todo esto se
lo hicieran a él.
Mi solidaridad con la familia del niño
Gabriel, presuntamente asesinado, y mi reconocimiento a su madre por
las declaraciones ejemplares que ha realizado esta mañana, llenas de
sensatez, de madurez, de comprensión y de humanidad.