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domingo, 12 de julio de 2020

Dicho en el pasado. Agresividad

De chico me enseñaron que había tres enemigos del alma, que eran el mundo, el demonio y la carne. De mayor aprendí que el alma no existía, que lo que tenemos es la mente, que es otra cosa mucho más material que el alma, y que el mundo es un reto, pero no un enemigo, que el demonio no existe y que la carne es una agradable realidad que muchos quieren todavía denostar. De lo que me he dado cuenta es de que uno de los enemigos de la mente es la agresividad, sobre todo esa que se queda como en la puerta de salida, que se anuncia, pero que no acaba de aparecer. Si yo pudiera, eliminaría cualquier agresividad del mundo. Seríamos todos mucho más felices. Buenas noches. Besos y abrazos.

jueves, 6 de febrero de 2020

Buenos días. Conversación



La buena educación, los buenos modales, el saber escuchar, el explicarse con cariño para que te entiendan, el deseo de comprender, el tono de cordialidad, la mesura en las discrepancias, la ausencia de agresividad en las palabras, la amabilidad siempre... 

Todo ello hace que en la conversación desaparezca el cuerpo y el alma se torne serenamente dúctil, en continua revisión tranquila, abierta al crecimiento razonado. 

No hay barreras. 

Yo me pongo en tu lugar y, desde allí, soy yo. 

Tú te pones en el mío y eres tú desde aquí. 

Somos dos, pero somos uno conversando. 

Las ideas ya no son nuestras. 

Buenos días.

lunes, 27 de enero de 2020

Buenas noches. Agresivos



Esta mañana he recibido una llamada telefónica de la Compañía de Gas Natural Preventiva. Tras preguntar por mí, una señorita me ha leído un texto informándome de que mañana -así, de un día para otro- se pasaría por casa un técnico, del que me iba a dar su nombre y no sé qué más, para efectuar la revisión obligatoria de la caldera y del resto de aparatos que tuviera. Me aclaraba, además, que no tenía que pagar nada en el momento, sino que el importe me lo pasarían por el banco. La he interrumpido diciéndole que eso me lo iba a hacer la empresa oficial otro día, según me informaron por escrito hace meses, y que yo no tenía ese servicio contratado con su compañía. Muy contrariada me dijo que ya recibiría una carta y que tuviera un buen día.

Esta señorita era una pobre víctima del sistema, que hace que haya personas que tengan que dedicarse a estas deplorables labores para subsistir. Lo que me parece impresentable -y debería ser ampliamente censurado, si los ciudadanos supieran algo más del mundo en el que viven- son las maniobras de este capitalismo salvaje y agresivo que padecemos. Vas por la calle y tienes que sortear al tipo que te informa de dónde te puedes tomar una copa, o dónde puedes comer, o dónde puedes vender oro o dónde puedes hacer una donación. Vas en el autobús y no puedes ver el paisaje porque han colocado una propaganda en la ventanilla vendiendo cursos o viviendas. Estás en casa y por teléfono te ofrecen a horas intempestivas cambios de compañías telefónicas o, como en este caso, servicios que tú no has pedido, haciéndote ver erróneamente que son obligatorios, cuando lo que te hacen es una revisión previa por la que te cobran un ojo de la cara.

Una vez tuve que aguantar en la puerta de casa a un jovencito, vestido con chaqueta y corbata, que le sentaban como a mí me sentaría un traje de bailarín de ballet clásico, que decía que la empresa de electricidad me tenía que devolver un dinero que me había cobrado de más, y que le enseñase un recibo porque tenía que comprobar unos datos. Era otro timo. Necesitaban saber un número que aparece en los recibos, con el que pueden cambiarte de compañía sin que tú lo sepas. Como estaba enterado de la maniobra, le dije que el recibo no se lo enseñaba y que le regalaba a él el dinero que la empresa me quería devolver. Me puso, por encima de la corbata, una cara de enfado grande y rojo y le cerré la puerta. Han intentado más veces la misma jugada, pero ya ni les abro la puerta de la calle.

Este capitalismo voraz y codicioso se está volviendo agresivo, molesto y demasiado inmoral. A ver si llega pronto -que no llegará- el momento en que los ciudadanos tomen algo de conciencia y estos tipos sin escrúpulos cambian de rumbo.

Buenas noches.