Sentir es captar con los sentidos algo de la realidad, recibirlo en la mente, no preocuparse más por aquello que te ha llegado, salvo para expresar la reacción inmediata que te haya podido producir.
Pensar es interpretar lo que has recibido de la realidad, entenderlo, justificarlo o no, relacionarlo con otros conocimientos, comprobar si se refiere a hechos ocurridos o a otras cosas, aventurar las probables consecuencias que pudieran tener lo que vemos o lo que hacemos, sospechar su posible utilidad, sopesar los efectos secundarios que se puedan originar y formarse una idea propia sobre lo que pueda ser lo que hemos sentido o sobre lo que proceda hacer.
Sentir es muy simple. Pensar es más complejo. Cualquiera no puede sentir, pero muchos sí. Pensar ya es más difícil y requiere conocimientos, entrenamiento y paciencia.
Estos tiempos son mucho más dados al sentir que al pensar. Y así estamos.