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lunes, 7 de diciembre de 2015

Dioses y creyentes




Sólo se adora lo ausente. Hace ya mucho tiempo, los seres humanos se inventaron a los dioses para consolarse, para proyectar en ellos todo lo que por sí solos eran incapaces de conseguir. Esos dioses no estaban hecho de carne, ni de cartón piedra, sino de imaginación. Fueron depositados en el más allá, un lugar lejano, privilegiado, pero también inaccesible e imposible. A los dioses hace mucho tiempo que nadie los ve, por eso son adorados y y sus adeptos añoran su retorno, por más improbable que éste sea. Para hacer más llevadera esta relación con los dioses se inventaron las estatuas y las estampitas. El arte se puso al servicio de esta invención y contribuyó a la enorme tarea de hacer de puente entre el dios lejano y el ser humano cada vez más débil, más atado a su pequeñez. Hoy el arte se ha cansado de hacer de mediador y de dedica a mostrar sus propios misterios. Su tarea la ha retomado el plasma y los programas de entretenimiento, en donde los dioses van apareciendo a ritmo lento o mandan a sus profetas para que lancen sus mensajes y colaboren a la ensoñación popular. Cuanto más oscuro sea el dios, cuanto más palabras grandes y vacías utilice, cuanto más alejado de la realidad se mantenga y cuanto menos haga pensar a sus creyentes, más fervor producirá y más probable será que al final de los tiempos de campaña, sea ese dios el que venza. Porque no se trata de que se salve el ser humano, sino de creer en la victoria del dios. Y España sigue siendo un país de creyentes.  

domingo, 1 de marzo de 2015

Buenas noches. Creyentes




En cuanto el ciudadano pierde la razón y se hace creyente, el listo aprovecha para hacerle comulgar con cualquier rueda de cualquier molino. 

Buenas noches.