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martes, 29 de diciembre de 2020

Todos los días son iguales





Se acerca un nuevo año. La tradición dice que hay que desear un año feliz a quienes se quiere. Yo lo deseo por no hacer el feo, aunque realmente no sé muy bien qué es lo que eso quiere decir.

Me intriga la idea que parece funcionar en las mentes de muchos de que el 31 de diciembre se acaba un año y que el 1 de enero aparece otro distinto, que se quiere que sea mejor y que se espera que poco tenga que ver con el que termina. Esta atribución de características propias a cada año me parece fruto de imaginaciones que se inventan cosas que poco tienen que ver con la realidad.

Los años no son más que unidades de medida, como el segundo o como el metro. Van de enero a enero como podían ir entre cualesquiera otras fechas. El 31 de diciembre y el 1 de enero son días de veinticuatro horas, como todos y no hay nada en la naturaleza que cambie el contenido de un día por pertenecer a un año o a otro.

Esa magia milagrera que quiere convertir un año en mejor que el anterior responde a mentes poco dadas a hacer caso a lo avalado por el conocimiento, por la ciencia, y a confundir los deseos con la realidad, los milagros con el conocimiento y lo improbable con lo posible. Una actitud mental muy peligrosa, que lo confunde todo y que produce consecuencias muy nocivas para la sociedad.

Pertenezcan al año que pertenezcan, los días no son más que días, y, en ese sentido, son todos iguales. La que tiene que ser distinta es nuestra mentalidad, que tiene que evolucionar no cada año, sino cada día, hacia una mayor racionalidad.

miércoles, 1 de enero de 2020

Año nuevo


Hoy comemos fuera. Es mi santo, estoy hasta el flequillo de cocinar y a la familia le vendrá bien celebrar fuera de casa esta fiesta. Me he venido pronto al restaurante. Una se ha quedado escuchando el Concierto de Año Nuevo, tan interesante siempre, y dos se han ido a misa. Esperemos que lleguen todos a la hora acordada y que no haya problema con la reserva.
He dormido poco, pero suficiente. Ayer salimos por la tarde a ver el ambiente de la ciudad. Hacía mucho frío y había menos gente de la que me imaginaba. Encontramos a varios estúpidos explotando petardos por la calle. Algunos conductores con cara de brutos llevaban el coche a velocidades excesivas. Se notaba esa alegría etílica que precede y se desarrolla en todas las fiestas. Jóvenes vestidos de gala empezaron a aparecer. Ellas eran serias candidatas a helarse. Dimos un paseo por la ciudad y volvimos a casa.
Habíamos decidido cenar huevos fritos con patatas, una comida rebelde para fin de año. Me engañaron en la tienda con las patatas. Cuando un hombre va a comprar comida, tiene que andarse con siete ojos. Conviene que deje claro pronto que no va a admitir cualquier cosa, pero, a pesar de eso, me la colaron. Pero cenamos bien, acompañados de algunas fruslerías y de una botella de Gobillard & Fils, que estaba muy rico.
Luego pusieron la televisión y apareció el bodrio entontecedor, la escuela de machismo en que está convertida la televisión. Alternamos varias cadenas. Parecía que el interés en varias de ellas estaba en los vestidos que lucirían sus presentadoras, o, probablemente, en la cantidad de cuerpo que mostrarían. Esas televisiones convierten a las presentadoras con descaro en objetos sexualizados. Puede que miren solo el negocio y se olviden de que, hagan lo que hagan, educan, para bien o para mal, a los ciudadanos con sus programas. Han adquirido la costumbre en los programas de fin de año de fomentar la desigualdad de género y el machismo más burdo. Me duele observar a las mujeres contemplando impasibles el espectáculo de cómo los hombres se van haciendo cada vez más machistas, de cómo siguen confundiendo a la mujer como un objeto portador de un cuerpo que les produce deseo y al que ven solo como fuente de placer. Luego, cuando este machismo se sitúe en un estado de tensión o de dificultad, surgirá la violencia de género -la que se basa en la supuesta superioridad del hombre sobre la mujer y que incluye la exigencia masculina de obediencia y sumisión. Entonces se lamentarán y sufrirán, si no acaba el asunto en lo peor.
Terminada la bazofia machista, comenzaron algunos espectáculos musicales. La mayoría de los temas que escuché me pareció que tenían letras ininteligibles y músicas simplonas, repetitivas y cansinas. Posiblemente muchas mentes actuales no soporten ninguna complejidad y necesiten lo simple para sentir algo y poder divertirse.
Alguien, con buen criterio, puso una cadena en la que proyectaban “Amanece, que no es poco”, la genial y surrealista película de José Luis Cuerda, rodada en 1988, con la mitad de su reparto ya fallecido. Me pareció un soplo de aire fresco, pero del que no hace daño. Con él me fui a la cama. En la película trabajaba Antonio Gamero, aquel que decía que como fuera de casa no se estaba en ninguna parte. Cada vez que veo la televisión -menos mal que son pocas- me acuerdo de esta frase genial. El problema era que a esas horas fuera hacía mucho frío.
Espero comenzar el año con una buena comida y una buena conversación. Y a ver si es posible continuarlo con una vida un poco más humana, más razonable, con menos brutalidad y con un país más justo.

martes, 31 de diciembre de 2019

Buenos días. Nuevo año


El tiempo no existe.
Es solo la manera que tenemos nosotros para ordenar los acontecimientos, según un antes y un después.
De acuerdo con esta ordenación, mañana empieza un año nuevo.
Podría ser otro día, pero toca mañana.
Si te vas a plantear cómo quieres que sea el próximo año, solo te pido que no lo hagas como si estuvieras solo, porque no lo estás.
Eres uno más y tienes que contar con todos.
Es lo que te deseo. 

Buenos días.

lunes, 1 de enero de 2018

Buenas noches. Novedad



Ojalá la novedad del año se renueve cada uno de sus días. 

Buenas noches.


sábado, 30 de diciembre de 2017

Gracias



Gracias a quienes a lo largo de este año me habéis ayudado a vivir, a quienes habéis gastado un tiempo de vuestra vida en estar conmigo, a quienes me habéis enseñado algo nuevo, a quienes me habéis regalado vuestro cariño, a quienes habéis confiado en mí, a quienes habéis puesto en mí vuestra generosidad, a quienes me habéis provocado una sonrisa, a quienes me habéis abrazado con ganas de abrazarme, a quienes me habéis querido, a quienes habéis estado cerca, a todos los que se han sentido unidos a mí. Gracias, muchas gracias. Y pido disculpas a quienes haya podido defraudar, a quienes mi pobre generosidad no les haya llegado, a quienes no haya tratado como se merecían. Soy muy limitado y eso tiene mal remedio. Mis mejores deseos para todos en 2018.

jueves, 1 de enero de 2015

A vivir el nuevo año



Lo mejor de la noche de fin de año es que saca de nosotros lo más noble que tenemos: el querer lo mejor para los demás, los buenos deseos que nos hacen imaginar un mundo deseable y vivible. 
Pero ahora ya ha llegado el año nuevo. Ya estamos todos como hace un par de días. Ahora lo que hay que hacer es construir esos deseos, ayudar a los otros a que se cumpla todo aquello que les hemos deseado. 
Porque la realización de los deseos no cae del cielo, como la lluvia, sino que hay que construirla, trabajarla, crearla. Ahora es cuando empieza eso de la vida nueva, si es que queríamos de verdad una vida nueva.
Suerte. Buenos días.

miércoles, 1 de enero de 2014

Buenos días. Nuevo





Año nuevo. En el fondo, es un día como otro cualquiera, pero lo del 'nuevo' nos debe hacer pensar, creo yo, en si hace falta algo verdaderamente nuevo en nuestra vida. Buenos días.

miércoles, 2 de enero de 2013

Buenos días. Todo igual



No creo que a nadie en su sano juicio se le ocurra decir ahora eso de 'Año nuevo, vida nueva'. A no ser que la novedad consista en que seamos más solidarios, más generosos, más despiertos y más críticos. Porque de este Gobierno nunca esperamos nada bueno y, menos, ahora.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Y, sobre todo, igualdad


Muchos deseos para el 2013. Deseos de todo tipo y en beneficio de diversas opciones. Yo preferiría proponer uno que seguramente afectaría a todos los demás: la igualdad. desearía una igualdad de trato en casa, en el trabajo, en los partidos políticos, en la ciudad, en el país. Igualdad de género, de colores, de etnias. Igualdad de derechos, de oportunidades. Igualdad como la puerta abierta a través de la cual podría entrar la justicia. A ver si hay suerte.