Tú eres un ser único. Tienes derecho
a pensar, a hacer y a desear lo que quieras, pero no te olvides de
que no estás solo en el mundo. En el mundo somos muchos y es posible
que no todos pensemos como tú, ni que hagamos las mismas cosas, ni
que deseemos lo mismo. Eres dueño de tu vida, pero nunca, nunca te
olvides de que el mundo es de todos. Todos tenemos derecho a vivir
como queramos. Y dentro de este mundo, que es de todos, tienes que
ser especialmente respetuoso con la orientación sexual de las
personas. La reproducción es importante, pero no es lo más
importante. Tienes un grave error histórico por no saber pensar de
forma autónoma y por tragarte las tradiciones como si fueran
verdades eternas. El sexo no está orientado exclusivamente a la
reproducción y, además, cada uno es dueño de tener la orientación
sexual que le dé la gana. Yo puedo ser homosexual, heterosexual,
bisexual o lo que me dé la gana y tú, ministro, no tienes por qué
opinar sobre ello ni tienes por qué defender ninguna discriminación
según lo que yo decida con mi sexo. No estamos en la Edad Media,
ministro. La humanidad ha evolucionado mucho -no gracias a los que
son como tú, claro- y tú aún no te has enterado. Crees que por tus
venas corre agua bendita, en lugar de sangre, y eso te pierde. No
deberías ponerte a gobernar una sociedad si no eres tolerante,
ilustrado, prudente, justo ni tienes idea de lo que son los derechos
humanos. No te pido que te calles, ministro, sino que tus palabras no
sean un atentado contra la humanidad.
Y tú, amigo, amiga, no le hagas caso a
este tío ni a los que piensan como él. Hoy no ha sido un día
demasiado bueno en noticias, pero algún recuerdo agradable tendrás.
Arrímate a él y carga bien la nube de cariño, que hoy la
necesitamos.