La verdad no existe, sólo hay certidumbres más o menos pasajeras.
Toda certidumbre es válida en un espacio y en un tiempo. Lo habitual es que luego cambie, para mejorar o para desaparecer.
Las certidumbres válidas hoy hay que criticarlas permanentemente. Así se evita el riesgo de estar admitiendo como ciertas falsedades sin sentido.
Quien quiera perfeccionar sus certidumbres deberá mirar hacia el futuro, nunca hacia el pasado.
Si un día apareciera alguna verdad, sería en el futuro.