Puedes crecer o empequeñecer. Es verdad que no todo depende de ti, porque hay factores externos que influyen en nuestras vidas, pero tu actitud cuenta mucho. ¿Qué quieres? ¿Crecer o empequeñecerte?
Puedes intentar abrir tu mente hasta desear considerarte un ciudadano universal, al que le afectan los problemas de todos. O puedes reducirla, vivir como un ciudadano de tu pueblo, de tu pequeño mundo, y no preocuparte más que de lo tuyo.
Hay un hecho que siempre resulta problemático. Lo único que nos influye, queramos o no, no son las cosas cercanas, las del pueblo, sino los asuntos universales, los de todos. Por ejemplo, el cambio climático te influye a ti, como nos influye a todos, pero no es un asunto de tu pueblo, sino un problema universal. El menosprecio de la cultura nos afecta a todos, aunque quizás no lo creas, pero tampoco es un problema solo de tu pueblo, sino que es un fenómeno que desgraciadamente se está universalizando. El capitalismo neoliberal en el que estamos, que genera tanta pobreza y tantas desigualdades de todo tipo, tampoco es un problema de tu pueblo, sino universal también.
Si pasas de todo lo universal, que tanto nos condiciona, y te quedas en lo cercano, en lo inmediato, en lo que ves o en lo que interesadamente “se lleva”, no crecerás, no sabrás dónde estás, te manipularán y te contentarás reproduciendo tus pequeñas manipulaciones para que puedas sentirse “un ciudadano de tu tiempo”. Y aunque empleo el masculino, que en español abarca todos los géneros, no me olvido de las mujeres. Creo que sobre todo las mujeres tienen que crecer y hacerlo críticamente, sabiamente, informadamente y descifrando acertadamente lo que no les deja vivir humanamente en este mundo.
Todo es muy difícil hoy, pero si miras para otro lado, decides no salir de tu zona de confort y quedarte con lo pequeño, no crecerás, y tendrás sobre ti la enorme responsabilidad de haber decidido empequeñecerte.