Intentemos no ser nunca mediocres, ni en lo que decimos ni en lo que hacemos. Intentemos ser como creamos que debamos ser, no como nos apetezca ser ni como veamos que es la mayoría. Intentemos, a pesar de lo que veamos, ser generosos, amables, justos, racionales, abiertos, dejando fuera los gritos y los aspavientos toscos, escuchando atentamente a quien nos habla, siendo sonrientes, cariñosos, cordialmente respetuosos, creativos, alegres y humanos.
No es tan difícil. Solo es querer y no ser del montón. Intentémoslo.