Siempre he pensado que lo que define un
partido político son las ideas y las personas, pero sobre todo, las
ideas. De nada vale tener a una eminencia en un partido si luego lo
que hace son disparates o tonterías, si no aprovecharse de la
situación. Por eso me parece que lo determinante a la hora de votar
a un partido o a otro es el programa, la idea de sociedad que quiere
construir cada uno. Hoy he tenido noticia de lo que ha hecho en esta
ocasión Esperanza Aguirre: un programa de un folio con diez
propuestas muy generales y que no hablan de los verdaderos problemas
que tienen su partido y la sociedad. Por lo visto el programa es
ella, la candidata es ella, el partido es ella y todo es ella.
Cualquiera que haya querido ha podido conocer las maneras que tiene
esta señora y la ideología que defiende. Presentarse así, de esa
manera, es un atentado contra la racionalidad, contra la democracia,
contra el sentido común y contra los ciudadanos. Más bajo no ha
podido caer esta señora. Quien la vote o quien la defienda tendrá
la misma falta de dignidad y de respeto que tiene esta mujer, tan
acostumbrada a jugar con los ciudadanos y especialmente con aquellos
que la votan. Buenas noches.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
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jueves, 21 de mayo de 2015
miércoles, 29 de octubre de 2014
Lo que veo cuando miro. El perdón
Ayer comentaba yo en este mismo lugar
que las peticiones de perdón hechas públicas por el presidente del
Gobierno, el señor Mariano Rajoy, y por la presidenta del PP de
Madrid, la señora Esperanza Aguirre, no tenían ningún sentido en
una sociedad civil y democrática, en la que lo único procedente en
una situación como la actual -de corrupción no ocasional, sino
estructural- es la dimisión.
Me gustaría hoy, sin embargo, no tirar
por la borda el perdón como si fuera un acto escaso de sentido.
Pedir perdón es una procedimiento humano valiosísimo, elegantísimo
y de una enorme calidad humana, sólo equiparable al acto
generosísimo, nobilísimo y de una calidad humana similar de
perdonar. Pero pedir perdón y perdonar, actos propios de mentes
grandes, sólo tienen sentido en el pequeño mundo de las relaciones
personales. Yo puedo cometer un error con un amigo, puedo
reconocerlo, decírselo y pedirle -no exigirle- que me perdone. Ese
acto de humildad, si es sincero, ennoblece y engrandece a quien lo
hace. Y el acto de perdonar, tan libre como innecesario, dota
igualmente de nobleza y de grandeza a quien lo concede. Pero esto
sólo tiene sentido y valor en el ámbito de las relaciones
personales, nunca fuera de él.
En el marco de la política nunca se
establecen relaciones personales entre los ciudadanos y sus
representantes. Son relaciones institucionales, sujetas a reglas
-escritas o no escritas- democráticas, en donde no se puede olvidar
que lo único que hay que perseguir es el bien común de todos, no el
establecimiento o el restablecimiento de ningún tipo de relación
personal.
No ser consciente de esto y salir en
público pidiendo perdón por unos comportamientos impresentables de
una serie -enorme, por otra parte- de políticos, en lugar de
presentar la dimisión a los ciudadanos que le otorgaron su
representación y su confianza, da a entender una carencia enorme y
peligrosa de ética. Se han puesto a gobernar sin un mínimo de
formación ética y eso tiene sus consecuencias.
Hay políticos, particularmente entre
los neoliberales -como si lo llevaran en sus genes-, que tienen la
funesta manía de confundir lo público con lo privado. Llegan a un
cargo público y creen que el cargo es suyo y que pueden hacer desde
él lo que les venga en gana: mentir, ocultar, ganar dinero,
maltratar a los ciudadanos, etc. En el colmo del desvarío
democrático, se dedican a privatizar lo público, con excusas o sin
ellas, con sentido o sin él, sólo con el interés de beneficiarse a
sí mismos o a sus amiguetes y correligionarios. Tanto se creen que
lo público que gestionan es un bien privado que les pertenece, que
cuando ocurre alguna anormalidad, en lugar de irse y someterse a la
justicia democrática, se limitan a pedir perdón. Y se quedan tan
anchos.
El despiste democrático en el que
estamos metidos es el fruto de muchos años de fomento de la
incultura entre los ciudadanos, entre los empresarios y entre los
políticos. Abandonamos todos nuestra formación como ciudadanos y
ahora estamos recogiendo los frutos podridos de tal dejación.
Lo que veo cuando miro. Perdones
La cazatalentos (o cazafantasmas, no
sé) Aguirre pidió ayer perdón a los españoles por haber confiado
en unos golfos. El presidente Rajoy ha pedido perdón hace un rato
por lo mismo. ¡Qué hueco y qué fofo queda todo esto! Podían haber
pedido perdón por todas las reformas que han hecho en las leyes en
beneficio de los ricos y en perjuicio premeditado de todos los demás,
pero eso ni se les pasa por la mente. Han venido a servir a sus
amigos y no están dispuestos a cesar en su empeño.
Lo de pedir perdón tiene unas
connotaciones religiosas vacías, que la gente sin escrúpulos está
usando últimamente sin el menor propósito de la enmienda y como un
deseo hipócrita de quitarse de encima el muerto para seguir haciendo
lo mismo. Es como el jovencito que está jugando al fútbol en un
espacio público, le da un balonazo a un transeúnte, le pide perdón,
pero sigue jugando.
Que el multicargado Granados era un
pájaro lo sabía cualquiera que lo hubiese oído hablar o que lo
recordara de la comisión que juzgó el 'tamayazo'. Yo no hubiese
confiado en él ni de lejos. Al parecer, en Valdemoro, de donde fue
alcalde, todos sabían quién era el tal. ¡Cuánto más debería
saberlo la presidenta del partido en Madrid y el presidente nacional
del partido! ¿A qué viene ahora aparentar una sorpresa adornada de
lamentos?
Estos tipos siguen tratándonos como si
fuéramos tontos y creen que su hipocresía le vale a cualquiera. Si
tan conpungidos están por el daño que se ha hecho siendo ellos
responsables, que sean consecuentes. El perdón es un concepto
religioso que les valdrá para no condenarse. En la sociedad civil,
el perdón no vale para nada. Lo único que tiene sentido democrático
es la dimisión.
Buenas tardes.
viernes, 4 de abril de 2014
Lo que veo cuando miro. La modelo
Queridos padres de Madrid, de España y
del mundo entero:
Es necesario que eduquéis a vuestros
hijos e hijas en la buena, sana y democrática ciudadanía. No os
olvidéis de que ese es vuestro sagrado deber.
Decidles, por ejemplo, que si alguna
vez van en coche por la Gran Vía de Madrid, en pleno centro de la
ciudad, y necesitan sacar dinero de un cajero automático, pueden
aparcar el coche allí mismo, aunque sea en el carril bus. No hay
ningún problema. Además, si todos lo hiciéramos, la circulación
por la ciudad sería mucho más divertida.
Decidles también que si a la policía,
en semejante trance, se le ocurre tomar las medidas habituales y se
pone pesada con partes, atestados y cosas así, que vuestros hijos se
pueden largar cuando les parezca, cuando se cansen o cuando ellos
consideren que ya está bien. Ya se sabe lo cargante que es muchas
veces la policía.
No os olvidéis de decirles que si
deciden salir pitando antes de que se lo permita la policía, que no
les importe darle un golpe a la moto que los policías suelen poner
delante del vehículo que detienen para que no se escape. Vamos, es
que no hay derecho a que pongan esa moto allí. Parece que lo hacen
con mala intención.
Decidles también que se defiendan como
sea, que digan lo que se les ocurra y que nada ni nadie en el mundo
puede oponerse a que hagan lo que les dé sus reales ganas y lo que
les apetezca.
Habladles bien claro y explicadles que
la ley está para que la cumplan -los demás, naturalmente- y que la
moral es una antigualla y un incordio para los ciudadanos. Que no
permitan que nadie les venga contando cuentecitos morales, que hasta
ahí podíamos llegar.
Es muy importante que les repitáis
insistentemente que vale todo, que se puede hacer cualquier cosa que
uno quiera, y que, puestos a inventar, uno puede inventarse lo que le
venga en gana. Que somos libres, LIBRES. A ver si se enteran todos ya
de una vez.
Decidles, por fin, que,en caso de duda
o si no entienden bien el mensaje, que tienen un modelo a seguir, el
mejor ejemplo posible, porque encarna todas las características
neoliberales, tan extendidas en la sociedad actual. No podríamos
mirarnos en un espejo mejor de ciudadano moderno, de ser que lo hace
todo a derechas, de prototipo de individualismo por encima de todas
las cosas, de elemento fastuosamente antisocial, de asilvestramiento
cívico, que el que representa la sin par Esperanza Aguirre. Buenas
tardes.
domingo, 16 de junio de 2013
Buenas noches. Neoliberalismo
Una de las ideologías más dañinas,
más crueles y más inhumanas que se han generado sobre esta Tierra
es el neoliberalismo. Lo comenzaron a practicar en sus tiempos Ronald
Reagan y Margaret Thatcher y defendían, entre otras cosas, la
reducción del Estado a su mínima expresión y la implantación de
la iniciativa privada en todos los ámbitos de la economía. Al
neoliberalismo le interesan bastante poco las vidas concretas de los
ciudadanos. Lo importante es la economía nacional y la buena marcha
de los negocios privados. El individualismo es la consigna a seguir y
cada cual debe ser el que se las ingenie para vivir lo mejor posible.
La cultura, la igualdad o cualquier otra faceta humana, pero
improductiva, le cae muy lejos al neoliberalismo, que no tiene ojos
para eso, a menos que pueda convertirse en un negocio.
El neoliberalismo está representado en
España por el Partido Popular, dentro del cual hay defensores de un
neoliberalismo radical, como, por ejemplo, Aznar o Esperanza Aguirre.
Yo me pregunto si los votantes del PP
son también neoliberales, si saben en qué consiste el
neoliberalismo y si son conscientes de que los neoliberales en el
poder los utilizan a ellos siempre que les vienen bien para sus
negocios. Me choca que tanta gente le entregue su confianza a los
portadores de un sistema económico y político tan dañino. Es como
si existiera en una parte de la ciudadanía un deseo más o menos
inconsciente de autodestrucción.
Lo menos individualista y lo que quiere
mirar con cariño a cada una de las personas de nuestro mundo es la
nube de cada noche, llena de generosidad, de amor y de buenos deseos.
Formémosla. Buenas noches.
miércoles, 27 de febrero de 2013
Buenos días. Esperanza
¿Dónde está Esperanza Aguirre? Estoy muy preocupado porque hace ya bastantes días que no escucho su cansino verbo, su soniquete machacón y sus análisis de terceras rebajas en los medios de comunicación. Cuando Esperanza Aguirre no aparece, es que o está tramando algo o está contemplando cómo se desarrolla lo que ha tramado antes. En cualquier caso, esto es peligroso. No sé si está observando cómo trabaja ahora Bárcenas, cómo va adelgazando Rajoy o, lo que es peor, está entretenida en algún plan. Le hago desde aquí un llamamiento solemne a Esperanza Aguirre para que se manifieste ya. Este país no puede permitirse su ausencia por mucho tiempo. Una Esperanza oculta afecta a nuestra esperanza. Necesitamos ya una aparición.
lunes, 4 de febrero de 2013
Los estrategas del "todos"
miércoles, 17 de octubre de 2012
La funcionaria Aguirre
La funcionaria del Estado doña
Esperanza Aguirre ha faltado hoy a su trabajo y se ha ido a Vigo a
hacer campaña electoral. ¿Por qué la funcionaria Aguirre no acude
a su trabajo? ¿Quién realiza su trabajo mientras ella se va a
calentar el ambiente a Vigo? Cuando decía que los funcionarios eran
unos vagos, ¿estaba pensando en ella misma y en su rendimiento como
funcionaria? El sueldo de la funcionaria Aguirre sale de los
impuestos de los ciudadanos ¿lo sabes? ¿Qué broma de mal gusto es
esta?
martes, 18 de septiembre de 2012
Aguirre y las listas
Cuando se operó, Esperanza Aguirre no
ingresó en las listas de espera del hospital, que es lo que hacemos todos. Ahora que se ha quedado sin trabajo, como es funcionaria,
supongo que no irá al paro, pero me parecería muy mal que le
quitaran el puesto a alguien para que lo ocupara ella. Debería no
hacerse la tonta y apuntarse a alguna lista.
lunes, 17 de septiembre de 2012
Señora Aguirre: adiós.
Señora Aguirre:
Usted dice que se va, pero a mí no se
me puede olvidar lo que ha hecho en estos años con la educación.
Déjese de crisis. Usted lo que ha pretendido siempre es
desprestigiar la enseñanza pública y privatizarla, para que sus
amigos, los ricos y los poderosos, hagan negocio con la educación y,
de paso, privilegien a los suyos y condenen a la ignorancia a los
demás.
Tampoco se me olvida, dentro de la
educación, cómo ha tratado a los profesores, cómo los ha
infravalorado, cómo los ha insultado, cómo les ha privado de
puestos de trabajo para darle algunos de ellos a extranjeros
angloparlantes. Gestionando la educación parecía usted una cateta
palurda pilotando un transatlántico.
Tampoco se me olvida cómo ha querido
destrozar también la sanidad, maltratando a los trabajadores y a los
enfermos y colándose en las listas de espera cuando lo ha necesitado. También ha visto usted ahí un terreno para que los
derechos se conviertan en foco de ganancias para los suyos.
Usted ha querido privatizarlo todo.
Cree usted que lo que es de todos no tiene sólo que gestionarlo,
sino incluso entregárselo a quien usted quiera. Si tanto le gusta lo
privado, debería haberse quedado usted en ese ámbito.
Usted ha usado siempre en sus
declaraciones un desagradable tono chulesco, populista y absolutista,
como si fuera evidente que usted poseía toda la verdad sobre todo.
Qué molesto ha sido escucharla la mayor parte de las veces, porque
usted se ha comportado en público como una castiza trasnochada a la
que se le notaba siempre su ambición de poder.
No se me van de la memoria tampoco sus
luchas por el poder, no por el servicio a los ciudadanos que le hemos
pagado su actuación, ni su reconocimiento final -que era evidente,
por otra parte- de que no se consideraba una profesional de la
política. Ni olvido el trato a los sindicatos ni el tono con que
hablaba de los recortes que encontraba por los rincones, ni el maltrato informativo con Telemadrid.
Señora Aguirre: no he encontrado nunca
en usted un modelo humano a seguir, sino, más bien, todo lo
contrario. Ha sido usted muy molesta a lo largo de todos estos años
y, aunque después de usted sigue lamentablemente el PP, me alegro
bastante de que usted nos abandone. Antes lo debería haber hecho.
Esperanza Aguirre: el privilegio de poder irse
Fotografía tomada de es.noticias
El PP es un partido oscuro, integrado
por gente habitualmente oscura y que se manifiesta, a pesar de que
sus integrantes suelen vanagloriarse de tener las ideas muy claras,
de forma bastante oscura. El PP y sus miembros nos tienen, por otra
parte, acostumbrados a la mentira, a las medias verdades y a las
contradicciones entre el decir y el hacer.
Por eso, cuando Esperanza Aguirre
sorprende a la ciudadanía con el anuncio de su dimisión, uno se lo
cree, pero, en realidad, se deja enseguida impregnar por el potente
perfume de la sospecha: ¿Y por qué? ¿Y para qué? Ella misma,
haciendo gala de esta esencial oscuridad pepera, ha ocultado en sus
declaraciones la verdadera causa de su decisión, hablando de
cansancio y de cuestiones personales.
Sabemos que ha padecido un cáncer del
que fue tratada sin someterse a ninguna lista de espera y con unos
resultados espectaculares. Parece ser que el próximo martes tiene
una revisión prevista, lo cual pone, en principio, muy en entredicho
que la causa sea una recaída en la enfermedad, aunque cualquiera
sabe.
Dice que está cansada y que por eso se
va. Yo también estoy cansado. La inmensa mayoría de los
trabajadores de este país, en donde muchos de ellos sufren las
consecuencias de las políticas de Aguirre y de su corte de
recortadores, están cansados, pero no pueden permitirse el lujo de
irse. Me fastidia enormemente que haya políticos, que ejercen su
actividad de forma profesional, aunque cuando les interesa proclaman
que no lo son -serán entonces meros aficionados-, digan que se van
porque están cansados. Aunque algunos estábamos convencidos de que
en las últimas elecciones al Ayuntamiento de Madrid, aunque votaran
a Gallardón, estaban votando sin saberlo a Botella, es verdad que lo
de la retirada de Aguirre no entraba en las previsiones. El caso es
que por las conveniencias personales de los que salieron elegidos, ni
el alcalde ni la presidenta de la Comunidad están en sus puestos.
Esto no me parece serio porque fácilmente puede interpretarse como
un fraude a los electores y como una utilización particular de los
ciudadanos que acuden a votar: si me interesa, me quedo y si no me
interesa, me voy. Seguramente que en los próximos días podremos
conocer alguna que otra sorprendente novedad como fruto del ansia de
poder de Esperanza Aguirre y de sus socios.
Yo tengo una discreta alegría por la
desaparición de la primera línea política de esta señora. Sólo
es discreta porque, a pesar de que yo la considero un caso claro de
maldad en muchos sentidos, deja en su puesto a uno que ha sido criado
políticamente en sus pechos y a un equipo de gente insensible e
interesada, capaz de seguir ejerciendo las atroces políticas
neoliberales. Si esta dimisión es por causa de su salud, lo lamento
mucho, porque no le deseo una enfermedad grave a nadie. Pero la
sospecha me lleva a pensar en jugadas a más largo plazo. No sé si
esta injustificada desaparición podrá ser un quitarse de en medio
ante la hecatombe que se avecina o el prólogo de una futura
reaparición para afrontar tareas más altas.
Lo que me apetece decirle a la señora
Aguirre, contando con la escasa información que nos ha dado a los
ciudadanos, es que se deje de historias y que cumpla con el mandato
de las urnas. Nadie se va de la fábrica por cansancio. Su deber es
el de agotar la legislatura y convocar luego unas elecciones. Lo
demás son privilegios.
jueves, 6 de septiembre de 2012
Esperanza Aguirre, otra vez.
El
vídeo que se adjunta es una muestra más de la impresentable forma
de ser de doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Condesa consorte de
Murillo, Grande de España y, circunstancialmente, presidenta de la
Comunidad de Madrid.
En
lo tocante a las formas, la señora presidenta se muestra, en este
caso y en muchos otros, como una persona soez y maleducada. Estas
formas parecen denotar una chulería castiza impropia de una persona
pública con responsabilidades de gobierno, sobre todo porque la
chulería y la imprudencia son vecinas y generalmente residentes en
lugares no muy recomendables. Dado que los ciudadanos menos dados al
análisis de sus conductas suelen reproducir miméticamente lo que
ven en televisión que hacen y dicen los personajes públicos, la
señora presidenta debería horrorizarse no sólo ante este caso,
sino ante tantos otros en los que se muestra cercana a la
chabacanería, como cuando habla de los funcionarios, de los
profesores, de los partidos finales de la Copa de fútbol o, incluso
de sus colaboradores, a los que llama burros en un alarde desgraciado
de gracia popular. Quizá sea este el modelo de ciudadano que quiere
implantar en la sociedad. Cualquiera sabe.
En
cuanto al contenido, la señora presidenta parece que no tiene
tampoco ningún inconveniente en mostrar su ignorancia sobre
cualquier tema. Con un gusto mal construido, una sensibilidad
impropia de su lugar en la escala evolutiva, una horterez que le sale
por las costuras y unas expresiones de cateta irredimible, opina
sobre todo lo que se le ponga delante, sepa o no algo de ello. Y esta
vez le tocó a la arquitectura. Tiene el mal gusto de ir juzgando por
ahí, en lugar de procurar aprender de lo que ve. Y, además, lo hace
de la manera más grosera y menos delicada imaginable y jugando con
conceptos tan poco afortunados como la pena de muerte, que ahora le
da por pedir para los arquitectos. Luego, no pide que los posibles
ofendidos la disculpen, sino que se disculpa ella sola, puesto que
ella es quien es y puede decir y desdecir cuanto le venga en gana. Ya
se le olvidó, imaginamos, lo mal que le sentó que los estudiantes
desearan que se muriera en la inauguración del curso escolar, porque
con sus palabras empeoró la cuestión: no es lo mismo desear que
alguien se muera que querer aplicarle la pena de muerte, aunque no se
sabe si la señora presidenta, a la que hay que tolerarle todo, pero
que ella, en cambio, no tolera más que lo que le interesa, tendrá
la sensibilidad suficiente como para captar el matiz.
La
señora presidenta parece que tiene el poder incrustado en todas y
cada una de sus células y cree que eso le lleva a poder hacer y
decir todo lo que le dé la gana, tenga o no tenga sentido, haga daño
o no lo haga, dé muestras de un comportamiento ejemplar o de una
actitud reprobable. Ella es el poder y considera que con su libertad
todo lo puede, pase luego lo que pase. Es lo que tienen los
neoliberales profundos.
viernes, 24 de febrero de 2012
¿No hay dinero?
No hay dinero. Lo dijo con mucha claridad la presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa de Murillo: "No tenemos un puto duro". Por eso recortan en educación, en sanidad, en prestaciones sociales... ,PERO NO EN PROPAGANDA. ¿Para esto sí hay dinero, señora presidenta? ¿No le da a usted vergüenza?
viernes, 21 de octubre de 2011
Pedir perdón
He oído a Esperanza Aguirre quitar mezquinamente importancia al comunicado de ETA y decir que lo que tiene que hacer la banda es pedir perdón a las víctimas. No expresó ningún reconocimiento al adversario, como si su mente, siempre tan escasa de humanidad, no se lo permitiera.
Ocurre que cuando alguien quiere pedir perdón, lo pide. Obligarle a alguien a que pida perdón, cuando no sale de él espontáneamente hacerlo, es un sinsentido estúpido, propio de quien habla sin pensar y de quien trata a los ciudadanos de arriba a abajo. Pedirán perdón, si quieren hacerlo y si lo sienten. Si no, la exigencia de Aguirre parece más propia de la necesidad de venganza que de una justicia limpia. Y si no piden perdón, pues será un dato más que habrá que evaluar y que habrá que confrontar con la generosidad que expresen las víctimas.
En todo caso, Sra. Aguirre, si se pone usted en ese plan, no le extrañe que alguno de los afectados por sus recortes y por su pésima política educativa, le exija a usted también que pida perdón a todas las víctimas, sean alumnos, profesores, padres y ciudadanos. ¿O cree usted que ninguno de sus actos produce daños? Ya hablaremos de ellos algún día.
viernes, 14 de octubre de 2011
Aguirre: No quiero camisetas verdes, ea, ea y ea.
Sigue tomando por tontos a los ciudadanos. Cuenta mentiras, habla de lo que no sabe, manda a sus lacayos a hacer el ridículo, no le importa la democracia, va a lo suyo, cree que lo público es de su propiedad y que lo puede destrozar, habla con un tono ordinario impropio del cargo que ejerce, no le importa dar la imagen de una adicta al poder. En fin, es ella. A estas alturas, si cambia, será a peor. Si fuera sensata, debería retirar la denuncia. Está enseñando mal a los ciudadanos al sacar tantas mentiras por televisión. ¿Es ese tipo de enseñanza el que quiere?
Esperanza, Esperanza, ¡Ay, qué mal se te da gobernar!
Esperanza, Esperanza, en eso eres como Figar. Cha, cha, cha.
Esperanza, Esperanza, ¡Ay, qué mal se te da gobernar!
Esperanza, Esperanza, en eso eres como Figar. Cha, cha, cha.
jueves, 6 de octubre de 2011
viernes, 30 de septiembre de 2011
Sólo existe lo que no existe
Viene acostumbrándonos el PP a que su discurso se base en cosas que no existen. Es una treta muy interesante y muy eficaz para todos aquellos que van por la vida sin suficiente aviso y que se tragan con gusto trolas multicolores y muy aparentes, pero falsas como besos de Judas. En cambio, para quien se da cuenta de la burda maniobra, resulta descorazonador e insultante que unos políticos atenten contra la evidencia y contra la dignidad de sus oyentes con palabras tan poco ancladas en la realidad.
Pongamos algunos ejemplos. Las señoras Aguirre y Figar, gobernantas de la Comunidad de Madrid, haciendo gala de una torpeza ya antigua y sin medir las consecuencias de sus caprichos ideológicos, han diseñado unos recorte en la Educación madrileña con la excusa del ahorro, pero con el claro objetivo de desprestigiar hasta eliminar la enseñanza pública en la región. Cuando ves que en un instituto han prescindido de 6, 7 o 10 profesores, compruebas que los recortes, claro está, existen. Sin embargo, el discurso de estas señoras repite machaconamente que los recortes no existen, que sólo hay un aumento de horas en el trabajo de los profesores, lo cual te lleva a pensar en la ignorancia de estas gobernantas, en su torpeza o incluso en su mala fe. Lo que existe resulta que no existe, aunque su existencia resulte flagrante para todos. Oficialmente, lo que existe no existe, sólo existe lo que no existe. No existían tampoco profesores en las manifestaciones habidas en Madrid. Eran gentes de sindicatos, de los de las cejas, insultadores de peregrinos e indignados los que existían, pero los profesores no existían.
Tampoco existía opacidad en la nómina de la señora Aguirre, aunque nadie pudiera explicar la diferencia entre lo que decía y lo que cobrara. Tampoco aquí existía lo que existía. Como tampoco existe, a juicio de la inefable señora Botella, el aire sucio y contaminado de Madrid. Tampoco gozan de existencia los indignados del 15M. La existencia aquí se tiñe de camorristas y pendencieros, además de golpistas de Estado en potencia. O sea, que lo existe no es lo que existe, que, según los señores y señoras del PP, no existe, sino lo que dicen ellos que existe, que suele ser lamentablemente lo que no existe. Tampoco existe la corrupción. Esto lo afirman todos los del PP, particularmente cuando salen a la luz noticias de la Comunidad valenciana o de esa trama angelical llamada Gürtel, poblada de pobres víctimas de la injusticia existencial. Tampoco existen las mentiras con las que endulzan su existencia estos señores y señoras. En realidad, dicen, lo que existen son las mentiras de los otros, especialmente de los socialistas, que son unas mentiras enormes y cargadas de maldad.
La maniobra parece muy clara, aunque a muchos les resulte difícil de ver o de admitir. Y, además, es muy antigua. Se trata de crear una realidad nueva, distinta de la realmente existente. Esta realidad creada es la que interesa que exista, aunque no exista, a quien la fabrica e incluye en ella lo que le viene bien, expulsando como no existente todo aquello que le perjudica. Quien, por las razones que sea, no tiene más remedio que huir mentalmente de este mundo y refugiarse en mundos prometidos, fantasmales e inventados acepta con facilidad todas estas creaciones y no tiene mayor inconveniente en atribuirles realidad. Quienes admiten que hay otros mundos ¿por qué no van a admitir este que les cuentan estos señores con tanta vehemencia y con tanta convicción? Si se atrevieran a quitarle las sábanas a los fantasmas, que diría Serrat, verían que debajo no hay nada, pero hay quienes no saben ni pueden vivir sin fantasmas.
Ya desde muy antiguo se sabe que lo que no existe no se puede demostrar. Por eso, los dichos de estos señores del PP, referidos a asuntos que no existen, acarrean siempre el trabajo de contrarrestarlos demostrando la existencia de lo contrario de lo que dicen. ¿Crees, lector/a, que es normal que un ciudadano tenga que estar constantemente buscando en la realidad lo contrario de lo que dicen estos tipos?
viernes, 23 de septiembre de 2011
Lo que queda también se llama esperanza
Pasaba yo hoy por delante de un Instituto de Enseñanza Secundaria, de cuya verja exterior colgaban multitud de lazos verdes, como restos de las últimas batallas, y me preguntaba por la imagen que los ciudadanos se habrán hecho del trato que el peligroso tándem Aguirre-Figar, en Madrid, y otros gobernantes del PP en distintos lugares le están dando a la enseñanza pública.
Yo creo que las personas nos solemos hacer dos tipos de imágenes de lo que ocurre a nuestro alrededor. El primer tipo de imagen es fundamentalmente racional y lo consiguen aquellas personas que intentan reflexionar y comprender lo que pasa. Intentan, para ello, descubrir todos los elementos que intervienen en un suceso, procuran relacionarlos con el contexto en el que aparecen y tratan de descubrir el porqué de una medida o de una actuación, el cómo de una resolución y las consecuencias que van a tener sobre los ciudadanos las decisiones tomadas por quienes deban tomarlas. Esta actitud suele dar lugar a imágenes complejas, trufadas de argumentos comprensibles, y a ciudadanos con mentalidad crítica y madura, propias de seres humanos adultos. El segundo tipo de imágenes es menos elaborado que el anterior y parece construido no con la razón, sino con una especie de fe, más o menos inquebrantable, que algunos ciudadanos tienen en sus políticos de confianza. Hagan estos lo que hagan y digan lo que digan, sus seguidores aceptarán sus designios sin rechistar, pero también sin enterarse demasiado de lo que significan. Vistos los desmanes que, en concreto, el tándem madrileño está perpetrando, parece lógico pensar que sus intenciones van dirigidas a los que interpretan la realidad de la segunda manera antes citada.
Sus objetivos también están claros. El fundamental de ellos parece que es el de destrozar como sea la enseñanza pública, haciendo que los ciudadanos adictos a su cuerda se formen la imagen de que tiene graves carencias y que no sería acertado, por tanto, enviar a los hijos a este tipo de enseñanza. Esto lo intentan conseguir dando palos sin ton ni son y a diestro y a siniestro, sobre todo a esto último. Un día descalifican a los profesores en bloque, tildándolos de vagos y de amantes del poco trabajo. Otro día lanzan patadas alevosas contra todo aquél que osa discrepar de su visión gruesa de la realidad, confundiendo a los profesores con sindicalistas o con socialistas o refiriéndose a ellos con un tono ordinario y grosero como “los de las cejas”. Luego, en un alarde de bajeza en el trato a los ciudadanos, a los que acostumbran a dirigirse como si fueran tontos, cuentan el número de manifestantes que expresan su postura contraria a sus ciegos mandobles y, mientras los observadores neutrales hacen uso de instrumentos adecuados y llegan a la conclusión de que han sido 40.000, ellas, para que quede claro que tampoco saben contar, dicen con desparpajo, designación misericordiosa de la desfachatez, que son 5.000 y se quedan tan frescas. Algunos ciudadanos, inmersos en la crisis y sin demasiado interés ni demasiados medios para informarse seriamente de la cuestión, oyen que hay recortes y que hay que eliminar gastos y puede que acepten sin rechistar que éstos se apliquen a lo más importante que tiene la sociedad para construir un futuro digno, libre, igualitario y humano, que es la educación. Como no suelen acceder a fuentes de información adecuadas, ignorarán, por ejemplo, las graves carencias, provocadas por las medidas de estas señoras y su grupo de gobernantes ciegos, producidas en el desarrollo de la enseñanza en los Institutos. Aunque éstas aparentemente vayan contra los profesores, en realidad van contra los alumnos, que saldrán peor formados de las aulas, cosa que también persiguen, para evitar así la proliferación de mentes críticas que puedan volverse contra ellas.
Ignorarán también los ciudadanos no avisados, que el hipotético interés por el ahorro no consiste en no contratar a profesores interinos, sino en mantener en sus casas cobrando, pero sin trabajar, a un número considerable de profesores en expectativa de destino, es decir, de funcionarios que reciben su sueldo, pero a los que no se les ha adjudicado aún un lugar de trabajo. Como se comprenderá fácilmente, esto ni es ahorro ni es nada sensato, sino improvisaciones brutas, tomadas por quienes no conocen lo que se traen entre manos y no saben gestionar la sociedad a la que quieren gobernar, pero que crean entre su clientela una imagen distorsionada y muy eficaz.
¿Y para qué quieren destruir la enseñanza pública? Pues, por una parte, como se ha dicho ya, para eliminar la posibilidad de formar ciudadanos racionales y críticos. La enseñanza concertada y la privada está en manos de la Iglesia y de los negociantes del ramo y ya se encargan ellos de formar adictos, ciudadanos alegres en la fe y fáciles en el interés por la obtención de beneficios al precio que sea. Y, por otra, para facilitarles el trabajo a los negociantes de los servicios públicos. En sus metálicas mentes neoliberales no cabe que un servicio público no pueda generar riquezas para los particulares. Por eso regalan terrenos, hacen leyes, abren desgravaciones y asestan golpes como el de estos días a la enseñanza y como los que luego endosarán a la sanidad. Su método es hacerse cargo del gobierno de lo público para destrozarlo y privatizarlo todo. Que el reino de España se transforme en España S.A.
De paso, si se le puede echar la culpa de lo que hacen a los adversarios políticos, a los que tratan como enemigos de todo, pues mejor. Así, no es que la enseñanza esté mal porque las medidas que han tomado ellas son absurdas y negativas, sino porque los socialistas hicieron unas leyes que, según pontifican, son absolutamente malas. Los ciudadanos no protestan porque ven sus derechos en peligro, sino porque son convocados por los socialistas que quieren conseguir votos. Son maniobras burdas, basadas en el interés propio, en la mentira y en el vale todo, que intentan crear una imagen demonizada del adversario, pero muchos ciudadanos no se dan cuenta de ello y así nos va.
Y por debajo de todo esto hay un objetivo oscuro, como una cueva en la que las palabras suenan con un extraño y misterioso eco, o como un apetitoso bombón que escondiera una fruta podrida mezclada con un veneno maloliente. Es el deseo de poder. Es el gobierno entendido no como un servicio a la colectividad, sino como un ejercicio de poder, de mando, que alguien necesita ejercer para sentirse vivo. “Que quede claro que aquí mando yo”, parecen decir estas señoras, especialmente la mayor de ellas, cada vez que habla. “Y como mando yo, aquí se hace lo que yo digo, y punto” es lo que podría deducirse de sus expresiones cuando hacen un disparate como este de la educación, sin tener conciencia de lo que realmente están haciendo (o, quizás, sí), sin medir sus posibles consecuencias, sin tener en cuenta el mal que generan. Gobiernan como si los ciudadanos fueran críos que juegan con soldaditos de plástico y con fuertes apaches de madera. Lo que dicen, lo que hacen, lo que quieren parece tan alejado de lo humano que no se entiende muy bien cómo siguen estando en donde están.
Alguien podría pensar que en un momento de lucidez un rayo de luz entrara en sus mentes, una lectura sugerente, la visión de algún alumno con ganas de estudiar, o la de un profesor trabajando un fin de semana en su casa o, incluso, una iluminación divina podrían hacer caer a estas señoras de su caballo ideológico. Pero, por lo que se ve, tan afortunado acontecimiento parece imposible que llegue a producirse. Un aluvión de votos las apearía, al menos, del poder, pero también esto se queda dentro del campo de la ficción. No es probable que a la derecha le entren ganas de salir de su ignorancia, porque intuye que entonces le aparecería el miedo. Tampoco la supuesta izquierda parece que tenga muchas ganas de despertar. Y para colmo, lo único que nos queda también se llama esperanza.
martes, 20 de septiembre de 2011
jueves, 8 de septiembre de 2011
Esperanza Aguirre, también contra la enseñanza no pública
No salgo de mi asombro al contemplar el grado de ignorancia
del que hace gala la Sra. Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, cuando
se refiere a la educación. O no se entera de la realidad o el interés neoliberal
por el negocio y las privatizaciones le tienen obnubilada la mente.
Acaba de decir ahora que en la concentración de ayer ante la
Consejería de Educación de Madrid “algunos
no eran profesores”. Pero Sra. Aguirre ¿aún no se ha enterado usted de que
el fondo de la protesta es evitar tanto la degradación de la enseñanza, que
afecta a toda la sociedad, como la eliminación de miles de puestos de trabajo? No
entiendo cómo usted, que ha sido nada menos que Ministra de Educación, al
parecer aún no sabe que cuando se habla de educación se entiende que ésta es un
sistema, es decir, un conjunto de diferentes
elementos que interaccionan entre sí. ¿No sabe aún que en el sistema educativo,
además de los profesores y los alumnos, están los padres, las autoridades, los
ciudadanos, también los sindicatos, los medios de comunicación y un montón de
elementos más? Es lógico que todos estuvieran en la concentración porque la
educación nos afecta a todos, Sra. Aguirre, a todos los ciudadanos, no sólo a
los profesores ni a los negociantes de la educación que esperan anhelantes la
caída de la enseñanza pública a manos del poder público del PP.
¿Por qué tergiversa usted tanto últimamente la realidad? ¿No
le da apuro enviar a la sociedad mensajes tan interesados, tan gruesos, tan
falsos? Sabemos que es usted firme partidaria del “todo vale”, pero ¿hasta
dónde lo quiere llevar sin que chirríe su conciencia o la de los ciudadanos
afectados?
El colmo de su ignorancia, real o interesada, pero que
parece nerviosa, es que se contradice usted de manera escandalosa. Ahora dice,
según Europa Press, que “clases antes
dadas por interinos "las van a impartir profesores titulares" que han
obtenido su plaza por oposición. "Mejora la calidad de la enseñanza",
ha concluido.” Sra. Aguirre: si los que han sacado una oposición son los
que mejoran la calidad de la enseñanza, vaya usted desmantelando la enseñanza
privada y la concertada. En ella no ha sacado la oposición nadie y, por lo que usted dice, la
calidad de la enseñanza no debe andar muy bien. De sus palabras se deduce que su
labor está consistiendo en fomentar la enseñanza de mala calidad y en desmantelar
la buena. Excelente resultado para un político y para los ciudadanos.
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