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martes, 23 de abril de 2024

Día del libro

 


Yo creo que ningún escritor, ninguna persona sensata, intenta convencer a nadie. Se escribe porque se siente una cierta necesidad interior de comunicar las vivencias, los deseos, las esperanzas o los fracasos.

Un buen libro no es un manual de adoctrinamiento para crear adeptos, sino un trozo de vida contado de la mejor manera posible.

No se puede vivir como un ser humano sin estar continuamente aprendiendo, porque o crecemos en humanidad o decrecemos y nos embrutecemos.

Se aprende escuchando y pensando, procurando entender lo que dice el otro y sopesándolo, leyendo y meditando sobre lo leído.

Nadie nos obliga a crecer, ni a escuchar, ni a pensar, ni a entender, ni a sopesar, ni a leer ni a meditar.

Solo uno mismo puede sentir la obligación interior, sin que nadie te obligue, de hacer estas cosas o de no hacerlas.

Solo uno mismo será dueño de las consecuencias de la elección que haga.

domingo, 23 de abril de 2023

Día del libro



Con independencia del posible aspecto comercial, los “Días de” son ocasiones para recordar, para abrir perspectivas, para aprender. Nadie tiene que leer si no quiere, pero conviene saber que nuestro mundo siempre, siempre, es pequeño, algo cerrado, antiguo y claramente mejorable. Los libros habitan en la puerta de un mundo nuevo, y cada uno es libre de quedarse en donde está, envejecer y morir, o leer y jugarse la vida entrando en un mundo nuevo y, quizás, mejor.

sábado, 23 de abril de 2022

Día del Libro




Las personas no “sirven” para nada porque no son cosas que se usen.

Los libros sí se usan y sí sirven.

En tu opinión, ¿Para qué sirve un libro?

jueves, 23 de abril de 2020

El balcón





Salió al balcón. Desde allí podía ver el patio y los cinco pisos de la casa donde vivía, el muro que la separaba de las casas contiguas y las partes altas de algunas otras lejanas. Se situó en la esquina. Puso una mano en cada lado del ángulo de la barandilla. Miró al frente, llenó de aire sus pulmones y le gritó al mundo:

—¡¡¡¡Me abuuurrrooooooooo!!!!

Yo me he aburrido pocas veces, pero la comprendí. En una situación tan anormal como esta creo que es mejor intentar comprender a todo el mundo: lo necesitan y no ganamos nada discutiendo en medio del cansancio.

La desocupación y el abuso de la televisión pueden producir hastío y aburrimiento. Por eso procuro estar ocupado, la televisión la pongo para echar una cabezada en la siesta, con lo cual me entero de poco, y he seleccionado algunos libros para sumergirme en ellos. Os dejo aquí unas páginas, que me parecen deliciosas y que nos pueden hacer huir del aburrimiento. Son de “Cien años de soledad”, de García Márquez. Estoy releyendo este libro. Nada más abrirlo, me quedé helado. En la segunda página pone que lo compré en 1974. Somos tiempo, y esto no son solo palabras. Somos minutos, días, horas, años que tenemos que llenar de vida, solo de vida, nada más que de vida. Y hay veces en las que sentimos a flor de piel que los muchos años duran un instante y que los instantes que pasan no se recuperan.

En cierto modo me gustaría ser como este libro que leo ahora. Tiene la portada un poquito rota por los lomos y no tiene el aspecto de que acabe de salir de la imprenta, pero se mantiene bien. Por dentro las páginas han adquirido ese agradable y sereno color amarillento, quizá levemente marrón, que parecen mostrar su edad, y ese olor a sosiego, a experiencia tranquila, a paz. Esas páginas, después de tantos años, aún pueden leerse, todavía sirven para lo que las hicieron, mantienen su mensaje, su utilidad, su capacidad para hacer pensar, para generar sueños y para transportarnos a mundos distintos al nuestro.

Siempre me gustó hablar con ancianos. Disfrutaba tirándoles de la lengua para que contaran sus historias, su visión de las cosas, sus convicciones o sus miedos. Me hacían pensar y muchas veces he lamentado no haber tomado notas de lo que oía. El papel escrito permite un ritmo más personal que las palabras oídas. Estas te imponen su propia cadencia y, por otra parte, suelen caer en el olvido o en la pérdida de matices. En cambio, el papel se mantiene y nos deja entrar en contacto con él a nuestro aire, nos deja ser sin obligarnos a nada y regalándonos siempre algo. Por eso siempre leo y agradezco a la vez lo que la lectura me da. Soy lo que he leído y lo que me queda por leer.

Me gustaría que quien gritó lo que le ocurría desde el balcón, en medio de su soledad, leyera esto, por si le ayudaba, pero me temo que no va a ser así.

lunes, 23 de abril de 2018

Día del libro 2018




Todos los días son una ocasión para que seamos felices, pero estos “Dias de...” son fundamentalmente reivindicativos, destinados a que tomemos conciencia de que algo no va bien en nuestra sociedad y de que hay que intentar mejorarlo.

Hoy es el Día del Libro y me parece que es un día de preguntas. ¿Para qué un libro? ¿Qué tienen los libros? ¿Me ayudan a ser mejor los libros? ¿Por qué el poder no fomenta la lectura? ¿Cómo crear en nosotros y en los demás el hábito de la lectura? ¿Has experimentado el peculiar placer de leer un buen libro? ¿Por qué es mejor leer que no leer?

domingo, 23 de abril de 2017

Buenos días. Osadía 93


Atrévete a leer. Sal de ti. Crece con lo que otros han pensado. No dejes que tu mente envejezca. La frescura vital viene de la mano de la lectura. 

Buenos días.


jueves, 20 de abril de 2017

Ni se te ocurra comprar 'En pocas palabras. Aforismos'



Hace poco salió la segunda edición de mi libro En pocas palabras. Aforismos. Lo puedes conseguir en http://espacioulises.com/libreria/en-pocas-palabras-aforismos-de-manuel-casal/ y te lo envían pronto a casa y todo. Incluso creo que ahora están de oferta y te sirven dos por uno.

Pero por si para celebrar el Día del Libro se te pasa por la cabeza hacerte con él, desde ya mismo te digo que no lo hagas. Es muy peligroso leerlo. Lo más probable es que te haga pensar y eso ya sabes que no es más que una fuente de dudas y de problemas. Imagínate que tú tienes una idea de lo que es el amor y que lees en el libro otra distinta. O que crees que la belleza es lo más importante en la vida y que el libro te deja en la incertidumbre. O que te descubre que el machismo está mucho más presente en la sociedad de lo que creías. O que te da una idea de lo que es la vida que no es la que a ti te parece más acertada. No te arriesgues a que este libro te cree ninguna intranquilidad mental ni vital. Si se te ocurre pensar en él, desecha rápidamente la idea. Es mejor que por el mismo precio te tomes unas cañas. Seguro que te aportan mucha más felicidad. Quedáis avisados.   

jueves, 23 de abril de 2015

Día del libro





Un libro siempre es cosa de dos: del autor que lo crea y del lector que lo interpreta.

miércoles, 23 de abril de 2014

Lo que veo cuando miro. Tu libro




Cada momento es una línea del libro de tu vida. Los libros no se escriben solos. Hay que escribir libros vivos, creativos, interesantes, útiles para los demás, que provoquen sonrisas, llenos de amor. No hay nada más agradable para un libro que cuando alguien lo toma en sus manos y acaricia cada página. La ternura se hace grande cuando unas manos acarician las mejillas de una persona querida o cuando se pasan con la suavidad del cariño por una página de un libro. Debemos acariciar las páginas de los libros de las vidas de las personas a las que queremos. Y si en el libro de tu vida se cuentan actos de amor, será un buen libro y tú serás feliz. Ojalá tengas inspiración. La mejor forma de tenerla es leyendo. Buenas tardes.

martes, 23 de abril de 2013

Buenos días. Día del libro





Hoy es el día del libro. Lo bueno de estos días es que te suelen recordar algo importante. Lo malo es que pasan pronto y corremos el riesgo de que nos olvidemos de lo que se pretendía con la celebración. Yo creo que no se trata sólo de comprar un libro, ni siquiera de regalarlo. Eso es bueno y bello, pero de lo que se trata es de leer y de hacerlo habitualmente. ¿Que por qué hay que leer? Porque es la mejor manera de aprender y, por tanto, de crecer como seres humanos. Y, de paso, de pasárselo bien. Buenos días.

lunes, 23 de abril de 2012

Lorca y los libros.





Una gran bibliotecaria y mejor persona, Nuria García Serna, de la que se acordarán los alumnos del IES Luis Buñuel, me envía este precioso texto que quiero compartir con vosotros en el Día del Libro.

El lema debe ser siempre: ¡Cultura!

Discurso de Federico García Lorca al inaugurar la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros (Granada), en 1931.

Medio pan y un libro.

Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». "Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".