Hace ahora casi un año fui a ver a
Ester Bellver al Teatro del Barrio, en donde ponía en escena
su obra ProtAgonizo. De lo que había leído sobre ella
me había quedado la idea de que era una gran actriz y una persona
muy inteligente. Salí entonces del teatro con la sensación de que
esa idea se había confirmado, aunque se le había añadido otra que
afirmaba que Ester Bellver tiene muchas cosas que decir y las dice en
escena con una personalidad fuerte y sensible.
Ahora reponen la obra en la sala
Mínima, en la calle Mallorca 4, local 3, en Madrid, los
sábados a las 22:30, desde el 17 de octubre al 7 de noviembre. Como
creo que merece la pena que vayas a verla, dejo aquí algunas de las
notas que publiqué entonces, por si te sirven de referencia.
PRORROGADO A LOS
DOMINGOS 15 Y 22 DE NOVIEMBRE, A LAS 19:00.
Escribo
esto no como una crítica -no osaría hacerlo, Ester-, sino para
sugerirte, amig@ lector@, que vayas a verla. Te olvidas del mundo, te
ríes, piensas y ves a una actriz enorme representar un papel, “su”
papel.
La
actriz, Ester Bellver, sale al escenario con el cuerpo
desnudo y con la mente vestida con velos tejidos en diversas épocas
de su vida. A lo largo de la obra, los velos van cayendo uno tras
otro y va quedando una mente, una vida, más o menos al desnudo, que
nunca se sabe si uno es capaz, aun queriendo, de sacar fuera todo lo
que la experiencia vital va fraguando y va depositando en tu más
recóndita intimidad.
Poco
a poco, la protagonista protagonizante va rememorando su infancia,
sus experiencias en la escuela, esas que, sin querer, nos marcan
tanto, su adolescencia, sus diversas actividades teatrales, siempre
variadas y en contacto con grandes nombres de la escena, su presente
y su futuro. En ese viaje hacia el interior, va saliendo su manera de
entender la vida, su estilo, su visión del mundo, las dificultades
que nos va presentando la vida a la hora de elegir, o de vivir con
los demás.
Ester
Bellver habla, canta, baila, dialoga, domina el ritmo del
espectáculo y es capaz de hacerte reír y pensar. Me gustó su
manera inteligente de hablar de su propia vida, rompiendo esquemas
establecidos, diciendo claramente lo que quería decir y riéndose de
sí misma, cosa que sólo los muy dotados son capaces de hacer.
Me
pareció un espectáculo en el que se puede disfrutar y del que sales
más vital que cuando entraste.