Detrás de todo personaje público debe
haber una fuerza moral que lo respalde, un soporte ético de la
confianza de los ciudadanos. No sé si la ministra Mato se hace este
planteamiento. Me da la impresión de que sus intereses son otros y
que lo único que quiere es el poder, al precio que sea. El
presidente Rajoy es, en todo caso, cómplice.
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