Aunque a una hora un poco tardía, nos
fuimos el domingo a la Feria del Libro. La Feria es una
fiesta, en principio, para los ojos, porque se trata de ver las
novedades de las editoriales, ver los libros que pueden interesar,
ver a los autores y ver un ambiente agradable, de gente preocupada
por la cultura y por la literatura en sus diferentes ramas. Había
nubes amenazantes en el cielo, pero no hacía demasiado calor. Todo
ayudaba a que la tarde fuera una buena tarde.
Nada más llegar vimos a Juan Cruz,
que firmaba su Un golpe de vida, editado por Alfaguara,
un libro que habla del periodismo, de la historia de un hombre que se
hizo hombre y huyó del cinismo, como nos puso en la dedicatoria.
Hablamos con él del tiempo, pero no del clima, sino de lo que
significa el tiempo en la vida, del protagonismo que tiene el tiempo
en nuestra existencia, de que somos el tiempo que nos queda por
vivir, como nos dijo que había escrito Caballero Bonald, o de
que en el fondo de nosotros lo que somos es tiempo, que humildemente
le dije yo. Nos recomendó la lectura de Las pequeñas
virtudes, un librito de Natalia Ginzburg, editado por
Acantilado, que reúne una serie de pequeños ensayos sobre la
amistad, el silencio y las relaciones humanas. Lo encontramos y lo
compramos.
Más tarde fuimos a ver a Mariví
García Gallego, que firmaba su Mujer y niña, un
poemario lleno de vivencias, de amor y de esperanza. Está
preciosamente editado por Cuadernos del Laberinto. Allí
encontramos también a Rosa de Mena, escritora y librera en
Daganzo. Un placer enorme encontrarnos con estas dos escritoras y
amigas.
Seguimos recorriendo casetas y nos
hicimos con el libro de Ian Gibson, Aventuras ibéricas,
publicado por Ediciones B. Es un gran conversador y una
persona optimista, lo que me deja algo perplejo, pero es necesario
que haya personas como él, que saben ver el influjo positivo que
Europa ha causado en los jóvenes españoles y que confían en el
futuro.
Al final vimos a Nieves Concostrina,
que nos firmó su Menudas historias de la historia,
editado por La esfera de los libros, que va ya por su
14ª edición. Es una recopilación de los episodios que cuenta con
tanta gracia en la radio.
Nos quedamos sin ver algunos títulos
que teníamos en mente, pero el cielo seguía amenazando lluvia,
aunque no llegó a cumplir su aviso. Cargados y con un pelín de
fresquito nos volvimos. Creo que una de las cosas estupendas que se
pueden hacer en Madrid hasta el 11 de junio es darse una vuelta con
tranquilidad y con curiosidad por la Feria del Libro.