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sábado, 8 de noviembre de 2014

Ética para todos 9. Si bebes no conduzcas


Obra de Guillermo Pérez Villalta

La semana pasada proponíamos que analizaras la norma 'Si bebes, no conduzcas'. Vamos a ver cómo podría ser ese análisis.

¿Es una norma jurídica?

Diversas leyes prohiben conducir vehículos con una tasa de alcohol en sangre que supere ciertos límites. Eso hace que la obligatoriedad de esa norma nos venga desde fuera. Y si no la cumplimos se nos puede imponer una sanción. Por tanto, es una norma jurídica.

¿Es una norma moral?

Con independencia de que nos obligue una ley a no conducir habiendo bebido, nosotros mismos podemos plantearnos si nos parece razonable o no conducir en esa situación. Nos puede parecer sensato no hacerlo, puesto que los reflejos disminuyen sensiblemente con el alcohol y la capacidad para reaccionar ante un imprevisto baja ostensiblemente. Si queremos respetar la vida de los demás, incluso la propia vida, no parece lo más indicado conducir habiendo bebido. Más bien parece una falta de respeto imprudente hacia los demás conducir así. De manera que:

  • Yo mismo me sentiré así obligado en conciencia a conducir siempre sobrio, porque tengo razones para defender esta postura.
  • Esta actitud es incondicional, puesto que yo no lo hago por ganar nada ni por evitarme líos, sino porque respeto a las demás personas y es esto lo que me mueve a no beber si debo conducir.
  • Está claro que se evitarían muchos accidentes si todos los conductores adoptaran esta actitud. Por tanto, la norma sería universalizable.

Como consecuencia de lo analizado, la norma resulta ser también una norma ética.

Observemos que el cumplimiento de una norma jurídica resulta un tanto frío y despersonalizado: se cumple aquello a lo que nos sentimos obligados, incluso por miedo a alguna sanción.

En cambio, en el cumplimiento de las normas éticas ponemos en ejercicio nuestra racionalidad, nuestras ideas, nuestra conciencia. Las cumplimos por convencimiento y eso hace que actuemos de manera mucho más personal.

En ambos casos hacemos lo mismo. Lo que resulta diferente es la actitud, la motivación. La motivación ética exige plantearse la vida como un ser humano racional en medio de otros seres humanos racionales. Y esto, por desgracia, es bastante difícil y raro hoy. Buena parte de la crisis moral actual viene de la escasa sensibilidad para plantearse la vida de esta manera.

Si quieres, puedes analizar tú de una manera similar esta otra norma:

'Cada cual debe cuidar su higiene y ducharse todos los días'.


No te olvides de que en esta dirección mcetica@gmail.com te atenderé, si lo necesitas.

sábado, 9 de agosto de 2008

El móvil y el automóvil


Hay tres maneras de resolver el asunto de si debo o no debo hablar por el teléfono móvil cuando voy conduciendo un automóvil.


Una es la del chulo antropomorfo. (Perdóname, lector, que hable de esta manera, pero no hemos venido a este blog a hacer juegos florales, sino a intentar comprender mejor y más claramente la realidad) Éste es un ser con apariencia humana, pero que no actúa como un ser humano, no llega al umbral de lo humano. Él, sin embargo, se cree superior a los demás y considera que puede hacer lo que le dé la gana, aunque con ello esté poniendo en riesgo la vida de los demás. Por eso su comportamiento es chulesco. Estos tipos consideran que si les apetece, pueden hablar por el móvil y fumar y cambiar de marcha y manejar el volante y saludar y rascarse las narices, todo a la vez, con sólo dos manos y una neurona.


Otra es la del obediente miedoso. Éste lo que hace es cumplir la ley porque tiene un cierto miedo a que lo pillen haciendo lo que no debe y le pongan entonces una multa. Este tipo actúa bien, pero es una especie de ingenio mecánico que hace lo que le dicen, aunque no comprenda nada.


Y la otra es la del ser humano, la del que sabe por qué no hay que usar el móvil cuando se conduce y actúa en consecuencia. Al hacerlo, es consciente de lo que hace, es él el que decide su actuación y no incide negativamente en nadie. Sólo éste me parece a mí que actúa como un ser humano.


Estas son tres maneras de conducir(se) por la vida.
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