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miércoles, 19 de julio de 2023

Curzio Malaparte, La piel. El Calendario de Libros de Bautista. 19/ 7/ 2023



Tal día como hoy de 1957 murió Curzio Malaparte, autor de La piel


Tienes más información aquí del autor y de la obra.


Imagen tomada de Wikipedia.


Imagen tomada de Casa del Libro.




domingo, 17 de septiembre de 2017

Buenas noches. Abrazos



Hace un par de años vi a una chica por el centro de Madrid con un enorme cartel de tela en las manos en el que decía: “Se dan abrazos gratis”. Iba andando por la calle mostrando este mensaje y de vez en cuando alguien se paraba delante de ella, se sonreían y se daban un abrazo. La mayoría pasaba de largo. Si, en lugar de abrazos, hubiese regalado pinchos de tortilla, estoy seguro de que muchas más personas se hubiesen acercado a recogerlos.

Me acordé de este episodio contemplando uno de estos días la magnífica exposición de fotografías de la gran Isabel Muñoz que puede verse en Madrid, en Centro Centro, en la Plaza de Cibeles, hasta el día 1 de octubre, y que se titula “El derecho a amar”. Una de las fotos muestra un grupo de asiduos a un café, en el cual había una chica que a todos los clientes que entraban, fuesen conocidos o no, les daba un abrazo y les presentaba a los clientes habituales. Logró de esta manera crear un conjunto de personas, cada una de ellas con su problemática vital a cuestas, que terminaron conociéndose y queriéndose. El abrazo une, incluso después del abrazo, a quienes tienen sensibilidad para valorar el humanísimo acto de abrazarse.

No hace mucho estuve viendo en el Teatro Pradillo la obra de Valeria AlonsoLa Piel”, que interpreta magistralmente Teresa Rivera. En un momento de la obra, la actriz invitó al público a que -igual que ocurre en las misas católicas, en las que los asistentes se dan la paz y, entonces, se besan, se abrazan o, de alguna forma, se tocan- los que estábamos en la sala del teatro nos besáramos y nos sintiéramos allí vivos y cercanos. En general, los asistentes reaccionamos bien, incluso con alegría, pero observé a alguna persona que ni se levantó, quizá porque, en su tinglado vital, el contacto físico no le interesara demasiado.


Creo que el abrazo tiene un enorme poder físico, necesario y sano, de expresión y de comunicación, porque pone en un contacto peculiar, cargado de emociones, de ideas y de vida, a dos personas, pero también posee una gran fuerza simbólica, porque da a entender en la práctica una manera de estar en el mundo. El abrazo materializa y muestra la relación real que, de hecho, tenemos todas las personas. Vamos por la vida, cada vez con más frecuencia, como si fuéramos seres individuales -cada vez más individualistas-, pero el abrazo nos debería invitar a romper ese aislamiento inhumano y a devolvernos a un mundo, a la vez, más natural y más cultivado. Todos estamos, lo queramos o no, relacionados entre sí. Nunca un sentimiento, por pequeño que sea, debería quedarse escondido en ningún recoveco de la mente. Jamás deberíamos dejar de dar un abrazo ni, mucho menos, de recibirlo.

Buenas noches. Y un abrazo.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

La piel, en el Teatro Pradillo de Madrid



Estás, pero estás vivo. Estás, pero estás viva. ¿Qué le añade la vida al simple estar? Pues el poder cambiar, el querer darle sentido a la existencia, el tener conciencia de lo que ocurre y la capacidad de relacionarnos con el mundo en el que estamos. Y ¿cómo se establece esta relación con el mundo? A esta pregunta, a lo largo de la historia, se le han dado respuestas para todos los gustos. Unos han entendido que el vehículo privilegiado para establecer esta conexión era el pensamiento, que lo importante era obtener una idea acertada de lo que hay. Otros, más cercanos a la tierra, han considerado los sentidos, especialmente la vista y el oído, como los medios adecuados para conocer la realidad. Pocos han defendido la piel como un recurso indispensable para entrar en contacto con el mundo. Más bien la han desechado e, incluso, como es el caso de las religiones, la han condenado abiertamente. Aún en esta evolucionada civilización occidental en la que estamos, mostrar nuestra piel está generalmente mal visto y surgen campañas, llenas de recato y de pudibundez, tendentes a combatir la desnudez y a rechazar la comunicación a través de la parte más exterior de nuestro cuerpo.

Y, sin embargo, somos piel. Somos nuestra piel, porque somos nuestro cuerpo. Si la piel no nos acompaña en nuestra relación con los otros, no somos del todo nosotros quienes nos relacionamos. Vivir es pensar y, también, hacer, y, también, hablar, pero también es tocar, tocarnos, abrazarnos, agarrarnos, acariciarnos, sentirnos. La naturalidad y la espontaneidad han sido expulsadas de estas formas de expresión y con ellas se ha ido una parte importante de nuestro ser, pero, pese a todo, la vida entra y sale de nosotros a través de la piel.

También amar es estar en contacto. “Amar es cambiar de piel” se dice en “La piel”, la sugerente obra de teatro que durante los viernes, sábados y domingos, hasta el 24 de septiembre, se representa, a las 21 h, en el Teatro Pradillo, de Madrid. Porque amar es dar o, mejor, es darse. Es, en cierto modo, morirse, matarse a sí mismo para que surja un nuevo yo, una nueva piel, capaz de generar el fruto del amor deseado. Cambiar de piel es matar al yo egoísta para que resucite un yo amoroso, es olvidarse del propio yo, de la propia piel, para que nazca el nosotros o los nosotros.

La piel está en el centro de nuestras vidas. La piel cubre nuestro interior, pero, a la vez, lo revela, a veces con demasiada claridad, al igual que lo hace con nuestras circunstancias, con nuestras carencias, con nuestras aceptaciones y con nuestros rechazos. La piel nos separa del exterior, pero también es nuestra gran carta de presentación en él. La piel es nuestra verdadera imagen. La piel, nuestra piel desnuda, nos iguala a todos en la misma medida en que los vestidos nos separan.


De la piel, del amor, de nuestra manera de comunicarnos, de lo que tocamos, de lo que comemos, de lo que significan la vida y la muerte habla esta obra tan llena de humor, de ideas sugerentes y de humanidad. Se trata de un monólogo muy bien redactado, teatralizado y dirigido por Valeria Alonso e ideado e interpretado por Teresa Rivera, su inspiradora, que vive su personaje con convicción y que muestra su gran capacidad como actriz, como bailarina y como comunicadora. El público ríe y participa, amablemente y sin sentirse en ningún momento forzado, en el desarrollo de la obra, que se hace corta y que te permite salir pensando en la vida y en la piel, en la propia y en la de los demás.

jueves, 19 de noviembre de 2015

He vuelto a ver La piel



He vuelto a ver La piel, la magnífica obra ideada e interpretada magistralmente por Teresa Rivera y dirigida por Valeria Alonso. Es una obra seria y, a la vez, divertida, que capta la atención del espectador desde el principio, que nos hace pensar y que es intemporal, porque habla de la muerte y de la vida, del único problema filosófico importante -que diría Camus-: el suicidio, y del estilo de vida que se nos va imponiendo a velocidades de vértigo y con el que sale malparada, entre otras cosas, la piel, la piel exterior y la piel interior.

La obra está muy bien puesta en escena y magníficamente interpretada por Teresa Rivera, que sabe hacer su papel y, además, conectar con el público, al que sorprende gratamente sin que nadie se sienta forzado a nada.

Posiblemente nadie se quede frío después de ver La piel. Por poca sensibilidad que tengamos, el mensaje de la obra nos llama a la conciencia, nos invita a vivir de una manera más intensa y nos alerta del proceso de deshumanización, más o menos inconsciente, en el que estamos sumergidos. Y todo ello con una música espléndida y con un inteligente sentido del humor.


Queda sólo una oportunidad para ver esta obra, el próximo miércoles 25 de noviembre, en la sala Nave 73. Si yo pudiera, volvería a verla, pero no va a poder ser. En todo caso, te sugiero que vayas tú y que no te la pierdas. Te servirá.

martes, 17 de noviembre de 2015

Mañana es un buen día para ver La Piel



Hace unos meses, en abril, cuando fui a ver la obra La piel, de Valeria Alonso y Teresa Rivera, La Sole, publiqué aquí una breve reseña exponiendo lo que me sugería la obra.

Hoy la publico de nuevo, para recordarla, porque vuelven a representarla, ahora en la sala Nave 73, calle Palos de la Frontera, 5, en Madrid, todos los miércoles de octubre, a las 20:30. En mi opinión, merece la pena verla. Decía así:


Te sorprende. Te provoca. Desde luego, no te deja indiferente. Te hace sentir. Te hace pensar. Te hace reír. Hace que te olvides de tus preocupaciones inmediatas. Habla de cosas que todo el mundo entiende y que tiene cercanas. A veces tan cercanas que no las ve. Te remueve lo cotidiano. Te hace plantearte qué haces con tu cuerpo, con tu estilo de vida, con tus manos, con tu piel.

La obra se llama 'La piel' y la considero muy recomendable para cualquiera que quiera vivir en serio. La idea es de Valeria Alonso y deTeresa Rivera, y es interpretada, con mucho acierto y con dominio de la acción teatral, por esta última, que sabe hacer lo necesario para que el espectador sienta lo que ella dice. Pero si tienes miedo a vivir, no vayas, porque la obra habla de la vida, de tu vida, y de la muerte, de tu muerte.

Creo que no hay nada que dé más ganas de vivir y de vivir bien que tomar conciencia de que nos vamos a morir, que cada día es único e irrepetible, que nuestro cuerpo envejece cada día, que nuestra piel y nuestras manos están también para que nos toquemos, nos abracemos, nos comuniquemos. Para que vivamos nuestro tiempo como humanos y no como máquinas.

Yo creo que es una obra que hay que ver, pero, insisto, si tienes miedo a vivir, no vayas a verla.


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sábado, 31 de octubre de 2015

Buen teatro

Dos obras de teatro muy recomendables.


Ester Bellver esta noche en <><> ProtAgonizo, en la @SalaMinima, a las 22:30. Entradas, aquí.



Los miércoles, Teresa Rivera, La Sole, en La piel, de Valeria Alonso. En @Nave_73, a las 20:30. Entradas, aquí.

domingo, 25 de octubre de 2015

Buenas noches. La piel



Hay días en los que se piensa, se siente, se desea, se toca, se entiende y se vive con la piel. 

La piel es entonces el único criterio, la única realidad, lo único importante, lo único existente, lo absoluto. 

La piel ha sido siempre condenada por quienes nunca han creído en la libertad, porque se han dado cuenta de que si la piel no es una parte viva de nuestro yo, lo que queda es el pozo sin fondo de la soledad, de la frustración, de la incomunicación y de la deshumanización. 

No me atrevo a afirmar que lo más mío, lo que me define, es mi piel, que yo soy mi piel, pero sí a asegurar que sin mi piel no soy yo, que sin las profundas sensaciones que puedo producir y recibir en mi piel, que sin la vida de mi piel, yo no soy yo. 

Buenas noches.


sábado, 18 de abril de 2015

Teatro. La piel



Te sorprende. Te provoca. Desde luego, no te deja indiferente. Te hace sentir. Te hace pensar. Te hace reír. Hace que te olvides de tus preocupaciones inmediatas. Habla de cosas que todo el mundo entiende y que tiene cercanas. A veces tan cercanas que no las ve. Te remueve lo cotidiano. Te hace plantearte qué haces con tu cuerpo, con tu estilo de vida, con tus manos, con tu piel.

La obra se llama 'La piel' y la considero muy recomendable para cualquiera que quiera vivir en serio. La idea es de Valeria Alonso y de Teresa Rivera, y es interpretada, con mucho acierto y con dominio de la acción teatral, por esta última, que sabe hacer lo necesario para que el espectador sienta lo que ella dice. Pero si tienes miedo a vivir, no vayas, porque la obra habla de la vida, de tu vida, y de la muerte, de tu muerte.

Creo que no hay nada que dé más ganas de vivir y de vivir bien que tomar conciencia de que nos vamos a morir, que cada día es único e irrepetible, que nuestro cuerpo envejece cada día, que nuestra piel y nuestras manos están también para que nos toquemos, nos abracemos, nos comuniquemos. Para que vivamos nuestro tiempo como humanos y no como máquinas.

'La piel' se representa en la Sala Mirador, en la calle Doctor Fourquet, 31, en Madrid, el sábado 18, a las 20:00, y el domingo 19 a las 19:30.

Yo creo que es una obra que hay que ver, pero, insisto, si tienes miedo a vivir, no vayas a verla.