De la crisis económica global que
padecemos, saldremos. Mejor o peor -seguramente, peor, dados los
planes inexistentes de Rajoy y su entreguismo a los poderosos
europeos-, pero saldremos.
De lo que nos va a costar muchísimo
más trabajo salir va a ser del golpe de estado que está, poco a
poco, día a día, fraguando el PP. Muchos ciudadanos están muy
ocupados con los éxitos futbolísticos de quien toque, con las
olimpiadas, con las belenes esteban o con lo que se les ponga delante
en el camino de la huida y asisten impertérritos e inconscientes al
desmantelamiento de la educación, de la sanidad, de sus sueldos, de
la estructura de lo público, de la cultura, de la televisión, de
las estructuras laborales, de los derechos, del aborto, de la idea de
ciudadano, de la idea de persona, de la idea de Estado y de la idea
de ser humano.
A este paso, cuando nos despertemos, si
se da el caso, el PP seguirá allí, pero es posible que algunos de
nosotros, no.