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viernes, 16 de diciembre de 2016

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Buenos días. Lluvia



Aunque llueva mucho ahí fuera, tu vida no debe inundarse. 

Buenos días.


viernes, 13 de marzo de 2015

Los viernes, etimologías. Niebla, lluvia, viento, tormenta



NIEBLA

Del latín nebula. La raíz indoeuropea nebh- es muy productiva en sánscrito y avéstico (India), en irlandés, en eslavo antiguo y otras lenguas. En ruso nebo es cielo. Por otra parte, es increíble, pero todo apunta a que NUBE no está relacionada con niebla, más bien se relaciona con el significado de cubrir; nubes en latín significa también velo de novia, que usaban el color naranja, y hay en español un adjetivo, edad núbil, la edad de casarse, adjetivo aplicable solo a la mujer. Niebla es névoa en gallego, euskera lainoa, catalán boira.



LLUVIA

Del latín pluvia. En castellano los grupos pl, cl, fl evolucionan a ll, mientras que en portugués dan ch. Plenum, lleno, cheio; clavem, llave, chave; flammam, llama, chama. Y así pluvia da en portugués chuva, de donde viene nuestro chubasco y chubasquero. De una raíz indoeuropea pleu con el significado amplio de fluir, en las lenguas ha evolucionado a significados tan variados como en armenio lavar, en lituano nadar o el inglés flow, flujo. De esta raíz son en castellano flotar, flota, flote, flecha (que fluye por el aire, préstamo del holandés), y pulmón y el griego pneumon, pulmón, de donde vienen neumonía y neumático.

Chaparrón es una onomatopeya de la lluvia sobre la hierba o las cosechas. Puede relacionarse con el euskera zaparrada, pero quizás son onomatopeyas independientes. También hay llovizna, aguacero, diluvio, sirimiri, orvallo, calabobos, tromba, borrasca... o dos localismos de Santoyo, mi pueblo: cuando la niebla se resmea y quedarse en vernizo, cuando se tira horas y horas sin dejarlo.



VIENTO. En latín ventus. Y en todas las lenguas indoeuropeas... inglés wind, noruego vind, polaco wiatr, sánscrito vati... Derivados en español, ventana, ventilar, ventilador, ventolera, beldar, ventosa; ah, y ventosear y ventosidad. Vendaval viene del francés vent d´aval, viento de abajo. De esta raíz hay una palabra conocida del sánscrito, nirvana, que significa absorción del individuo en la esencia divina, con la idea de soplo rápido en -van-. Y no indoeuropea, claro, kaze es viento en japonés, y de ahí kamikaze, viento de los dioses. El árabe charqui entra en el español, a través del italiano, como siroco. En euskera es haizea.



TORMENTA es un préstamo del francés. Esta lengua la acuñó a partir del latín tormentum, y de ella pasó al castellano. Si se hubiera creado en castellano, sería tormienta, como herramienta o pimienta. Está documentado el uso de tormento antes que el de tormenta. Y tormenta es el plural neutro en -a, que hoy captamos como femenino. Tormento es tortura (de la misma raíz) o cualquier situación de mucho dolor o angustia. Su raíz es la de torcer, torsión, retorcimiento, tortícolis, tuerto y entuertos, como los que desfacía don Quijote. Las raíces tor y torn se parecen pero son distintas y designan acciones distintas: una cosa es doblar, torcer hacia un lado y otra hacer girar como un tornillo. (Tuerca tiene un posible origen...; lo cuento otro día, porque es muy obsceno y me da vergüenza).




domingo, 16 de febrero de 2014

Buenos días. La luvia




Qué bonita es la lluvia, con su ritmo acompasado, con su suave tintineo sobre los cristales, con su dulce discurrir por el espacio hasta caer mansamente sobre la tierra, sobre el suelo de las calles o sobre el mar. Qué limpio deja el aire la lluvia y qué fresquito tan apetecible se percibe a su paso. Tus mejillas se quedan impregnadas de una discreta humedad. Es verdad que a la garganta no suele sentarle bien la lluvia, pero el placer de que por tu rostro resbalen unas frescas gotas de lluvia es impagable. Por no hablar de los campos y de los jardines, tan necesitados siempre de ese oro líquido y transparente.


Yo todo eso lo entiendo y lo comparto. Lo que ocurre es que después de una eternidad lloviendo y lloviendo y cayendo agua como si todos ahí arriba se hubieran dejado abiertos los grifos, uno termina muy harto ya de tanta lluvia. Vamos, que uno acaba hasta los mismísimos cojones de las nubes, del agua y del viento frío que la mayoría de las veces la acompaña. Que uno lo que está deseando es poner sus evidencias al sol en una playa libre en donde ni el cielo se vista con ninguna nube, pero parece que hay algún castigo cósmico que nos obliga a ver llover todos los días y a todas horas. Que abres la ventana y ves ya siempre lo mismo: gotas de agua y gotas de agua y gotas de agua. Ya está bien de tanta lluvia. Que la Naturaleza se acuerde de Etiopía, en donde nunca llueve, y nos deje descansar un poco. Entre la lluvia y el PP -que ninguno de los dos se va- vamos listos. Buenos días.