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domingo, 7 de abril de 2019

Buenas noches. Actitudes




El sabio pone en duda su sabiduría. El necio desconfía del sabio. El tonto aplaude al tonto. 

Buenas noches.

sábado, 26 de enero de 2019

Buenas noches. Absolutamente




Nadie es absolutamente bueno ni absolutamente malo. Nadie es absolutamente inteligente ni absolutamente tonto. Todos somos más o menos de todo. Por eso es necesario que tengamos espíritu crítico para distinguir unas cualidades de otras, sobre todo en uno mismo, y también la suficiente nobleza para descubrir y admitir lo positivo que tienen los otros. 

Buenas noches.


viernes, 10 de abril de 2015

Los viernes, etimologías. Bobo, tonto, inbécil, estúpido, idiota.



BOBO

Significa tartamudo, viene de balbus, que evoluciona a baubus, y este a bobo. De la misma raíz son balbucear, embobar, abobado, bobalicón y bobada. Documentada en 1490. Luego se usó mucho en el teatro del Siglo de Oro, con obras como "Entre bobos anda el juego" o "La dama boba".

TONTO

(1570) Podría venir de atónito, y este de adtonare, tronar, como vimos hace dos o tres semanas, significando el estado de atontamiento que produce una explosión, pero también podría ser una onomatopeya, del sonido "tonk" con el que suena un recipiente vacío al golpearlo. Y es que hay coincidencias con lenguas diversas como el alemán tunte, rumano tont, húngaro tandi. Derivados de tonto son tontear, tontería, atontado.

IMBÉCIL

Hasta el s. XVIII se usó en su forma latina, imbecillis. En Francia se empezó a usar en francés en el s. XVII y probablemente de allí se imitó el uso en español. La etimología de imbécil es objeto de grandes discusiones. Desde antiguo se ha dicho que significaría "sin bastón", de in privativo y bacillum, diminutivo de baculum, origen de báculo. Aparte de problemas de apofonía (esos cambios de vocal que ya he citado otras veces) y de vocales largas y breves, está la discusión de si significa el que es tan débil que necesita ayuda porque ni con bastón se vale por sí mismo, o significa el que carece de la autoridad o prestigio que daba el bastón; pensemos en el cetro o en el báculo episcopal. La microbiología denomina bacilos (1899) a las bacterias de forma alargada, como un bastón; también bacteria (1899) del griego bak-tron, bastón, comparte la misma raíz.

ESTÚPIDO

(1691) Del latín stupidus, significa aturdido, estupefacto, deriva del verbo stupere, estar aturdido. De la misma raíz son estupor y estupendo, lo que produce sorpresa o estupefacción; también los estupefacientes, que te dejan muy estúpido.

IDIOTA


(1220) Del griego idiotes, que significaba particular, privado, los que no ocupaban cargos públicos ni participaban en la asambleas (la palabra aparece en los Hechos de los Apóstoles) y después profano, no técnico en algo, para acabar significando ignorante, en la Edad Media el que no cree en Dios. De la misma raíz es idioma, en principio el carácter propio de alguien, después el estilo, y después la lengua, sentido que ya tiene en el Quijote. Y también idiosincrasia, de idios, propio, y sýncrasis, temperamento.

domingo, 30 de marzo de 2014

Buenas noches. Gilipollas



Para entender el significado de las palabras es muy útil acercarse a su etimología, digan lo que digan y hagan lo que hagan Wert y sus cómplices del PP. En este caso, la etimología de 'gilipollas' es compleja y hay varias teorías para explicar su origen.

Una de ellas la considera como la unión de la palabra 'gil' o 'gili', que procede del habla de los antiguos gitanos españoles y que significa tonto, bobo, con el término 'polla', que hace referencia al pene. En este sentido, llamar gilipollas a alguien sería como decirle que piensa con el pene, no con lo que debería pensar un ser humano. Para quienes sea importante considerar al ser humano como un ser racional, este sería un insulto muy serio.

Otra teoría relaciona el término con un antiguo aristócrata español, don Baltasar Gil Imón de la Mota, que tenía dos hijas con las que solía pasear por la calle. Al verlos, algunos decían que pasaban 'Gil y sus pollas', de donde derivó 'Gil y pollas'.

El mismo tinte machista tiene otra teoría que pone el origen de la palabra en la Edad Media, en momentos en los que estaba muy mal visto que una pareja tuviera hijas y no hijos. (Todavía esto es lamentablemente frecuente en muchas culturas). Si un hombre sólo tenía hijas, es que tenía la polla tonta, era gilipollas, no sabía lo que tenía que hacer con la polla para tener varones.

En todo caso, la palabra gilipollas se usa para llamar tonto a alguien de una manera fuerte. En este sentido, ya conté aquí alguna vez las sabias enseñanzas recibidas de un catedrático de filosofía, que me ilustró para distinguir a un tonto de un gilipollas. 'No se puede andar por la vida sin distinguir con claridad a un tonto de un gilipollas', me decía. Y explicaba que un tonto es alguien que se equivoca. Si sólo es tonto y se le pide que recapacite, se dará cuenta de su error y lo rectificará. En cambio, si es gilipollas y se le sugiere la posibilidad de que se esté equivocando, lejos de admitirlo, dirá que él no se equivoca nunca, que hasta ahí podíamos llegar y que los equivocados seremos nosotros. Es decir, que el tonto tiene remedio, pero el gilipollas, no. 'Lo peor de todo es lo que abundan estos gilipollas', añadía el catedrático. Y no le faltaba razón. Buenas noches.

sábado, 13 de octubre de 2012

Mirando por la ventana. Wert no es tonto



Fotografía de la Cadena Ser

Wert no rectifica y asegura contar con el respaldo del Gobierno



Ya lo he contado aquí alguna vez, pero me ha vuelto a venir a la mente al observar las evoluciones (es un decir) del tipo este tan peligroso, el “ministro” Wert, con el que los dioses nos han castigado a través del voto de unos ciudadanos, al parecer, poco aficionados al conocimiento. Me refiero a la diferencia entre un tonto y un gilipollas.

El asunto me lo aclaró un curioso catedrático de filosofía con el que coincidí en un instituto, hace ya mucho tiempo. No recuerdo de qué estábamos hablando, pero era de algo que había hecho alguien. Se me ocurrió decir que aquello era una tontería, a lo que el preclaro profesor me respondió, muy tajante:

  • No. Eso no es una tontería. Es una gilipollez.
  • Bueno, hombre, más o menos es lo mismo ¿no? -le contesté.

Y muy serio, como si hubiéramos tocado una de las verdades esenciales de la existencia y fuera muy conveniente aclarar de una vez por todas la cuestión, sentenció:

  • No, señor. No es lo mismo ser tonto que ser gilipollas. ¿No sabe usted la diferencia entre un tonto y un gilipollas?
  • Pues no, acláremela, por favor -le dije.
  • Es que no se puede andar por la vida sin saber distinguir a un tonto de un gilipollas. Esto es muy importante.

Aquél hombre era un catedrático de los de toda la vida y yo era un pobre profesor que acababa de sacar la oposición y que llegaba a mi primer destino. Es posible que por eso me hablara de usted y desde arriba. El caso es que, muy en su papel, me contó lo siguiente.

  • Un tonto es alguien que se equivoca, que comete un error. Pero si a un tonto le explica usted que se está equivocando, si sólo es tonto, se da cuenta, reacciona subsanando el error o cambiando de opinión e, incluso, le pide disculpas por haberse equivocado. Un tonto, por tanto, tiene arreglo.

Su tono era pontifical, pleno de seguridad y de dominando la situación. Lo siguiente ya lo dijo más caldeado, como si en alguna ocasión hubiese sufrido algún tipo de consecuencias indeseadas relacionadas con lo que iba a decir.

  • En cambio, un gilipollas es un tipo que también comete errores, pero que no tiene arreglo. Ya le puede usted explicar al gilipollas en qué consiste su error, por qué se está equivocando o qué es lo que no está teniendo en cuenta, que, por principio, jamás admitirá que no tiene razón. Puede que, además, añada cosas tales como que él no se equivoca nunca o que el que está equivocado es usted, porque de eso él sabe mucho. El gilipollas no tiene arreglo y por eso es muy peligroso. Hay que huir de los gilipollas como de la peste. Y lo malo es que son muy abundantes. Están en todas partes. Vaya usted por donde vaya o entre en donde entre, siempre habrá algún gilipollas presente.

Yo lo miraba atentamente, asintiendo levemente con la cabeza y sin tener nada que aportar ante la calidad del retrato psicosociológico que me había hecho.

  • Veo que, al menos, ha aprendido usted algo útil hoy -dijo. Y cambiamos de tema.

Me pareció una distinción realista e interesante y, siempre que ha venido a cuento, se la he contado a los alumnos. Hoy, leyendo la insistencia de Wert en no rectificar, me he vuelto a acordar de aquella conversación y he llegado a la conclusión de que Wert realmente está equivocado, pero que no es tonto.