Termino aquí de aclarar lo que decía en el post del
significado de las palabras, del sábado pasado.
Hablaba allí de la explotación de las
personas. Me parece que esto no necesita demasiada explicación.
Explotar a una persona es tener a alguien trabajando y o no pagarle o
pagarle un salario inferior al valor de lo que produce. La diferencia
es el beneficio que se lleva el patrono. El momento actual se
caracteriza porque quien puede hacerlo y no tiene escrúpulos hace
crecer de manera salvaje este beneficio, condenando a la miseria a
quienes explota.
En cuanto a la procrastinación, se
trata de la costumbre de retrasar lo que uno tiene que hacer y, en su
lugar, dedicarse a tareas que resultan más agradables. Es el caso,
por ejemplo, del estudiante que tiene que enfrentarse con el libro y
le resulta muy cuesta arriba hacerlo. En su lugar, se distrae con
cualquier otra cosa que le resulte más agradable. O el de quien,
imaginemos, tuviese que elegir un candidato a las elecciones
europeas, tuviese que tomar alguna medida ante el problema de
Cataluña, tuviese que solucionar el problema del paro, el de la
corrupción, el de la violencia de género, el de la educación, el
de la sanidad, el de la democracia y tantos otros, pero eso le
supusiese tal estrés, que, en lugar de hacer algo, dejase que los
problemas discurrieran solos -cobrando, claro- y optase por fumarse
un puro y repasar los goles del último partido del Madrid. Se diría
que esta persona estaría procrastinada. Buenas noches.