He estado en un acto en donde había
políticos y gentes del PP. Han dado muestras de una ineptitud
impresentable. Están fuera del mundo, refugiados en una especie de
cueva oscura en donde se creen que todos son como ellos, en la que se
sienten fuertes y desde la que emiten una forma de estar que
pretenden que sea la única. Practican una chulería que los delata
como débiles y con la que se refieren a quienes no son de su cuerda
monocorde como seres conflictivos. Engañan a los bobos y se creen
que todos somos bobos. Probé hace tiempo el diálogo con alguno de
ellos y desistí pronto al comprobar que tienen las neuronas
calafateadas con brea para impedir que les entre algo distinto de lo
que tienen y que les pueda hacer tambalearse. Organizan el mundo a su
manera, sin que quepa ninguna otra distinta. Hoy guardé silencio todo el
tiempo por no mancharme la mente. Uno, un carguito de medio pelo,
tuvo la desfachatez de largar un discurso soso y aburrido sobre cómo
la Comunidad de Madrid valoraba enormemente tanto la educación como
el papel del profesor. Nadie le estaba atendiendo, pero a él le daba
igual. Desaprovechó la oportunidad de decirle algo útil a los
alumnos. Yo ya les he dicho a estos esclavos inconscientes que van pregonando sus sombras lo que me ha parecido cuando he
tenido la oportunidad. Hoy opté por el silencio notorio y, en cuanto
pude, me fui. Mi mundo no tiene nada que ver con el reino rancio que
inunda esta caverna.
He vuelto a casa y me he encontrado con
esto.
Julio Somoano, director de informativos de TVE
Los diarios hablan de que el euro está en peligro, pero yo
creo que lo que de verdad está pasando por momentos muy delicados es
la democracia como estilo de vida.