Cada mes, cada día que pasa, me detengo y reflexiono, intentando entender qué está pasando en la sociedad. Tengo la impresión de que una parte de la población, minoritaria aún, ha dejado su raciocinio en pausa y da rienda suelta al más profundo instinto animal que pervive en nosotros. Los grupos humanos, que llevan entre otras cosas una maldad intrínseca en su ser, están dejando que emerja, amparados por dirigentes a los que les viene bien. Que estos grupos existan sirve para controlar, mediante el miedo y el terror, a las ovejas. Es posible que hayamos querido ser tan comprensivos con los lobos, que ahora se estén revolviendo contra el rebaño...
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