Alguien debería decirles,
especialmente a quienes trabajan en contacto directo con los
ciudadanos, que su labor debe ser ejercida siempre como un servicio
público, no como un servirse del público para ganarse un jornal.
Qué difícil es a veces encontrarte con un empleado simplemente
normal, esto es, amable, respetuoso, educado, interesado en resolver
tu problema, dispuesto a ayudarte y sin esos rostros enfermizos con
los que te encuentras con frecuencia y que te invitan a no volver
nunca más. No sé si es que les gustaría que a ellos y a ellas les
trataran igual. Alguien me dice que bastante hacen para lo que ganan,
pero creo que, si es así, las malas caras se las deberían poner al
patrón, no a los usuarios. Quizás nos estemos acostumbrando a
protestar contra cualquiera, en lugar de hacerlo contra los culpables
de la situación.