Esto de vivir consiste, al parecer, en
que unas veces te vienen bien las cosas y otras, en cambio, se
retuercen los minutos, se envenenan las circunstancias y la cuesta se
empina más de lo que estás dispuesto a soportar. Son esos días en
los que quieres tranquilidad y aparecen los problemas, deseas estarte
quieto y tienes que moverte, aspiras a que el sosiego se apodere de
ti y lo que te ocurre es que te caes en el túnel oscuro de la
incertidumbre o de lo trabajoso. Son días ásperos y difíciles,
pero, como aquí no funciona eso de que si no te quedas contento, te devuelven el dinero, no hay más remedio que ponerse a
subir la cuesta, empujando o tirando, pero en todo caso, subiendo. Y
con la mejor disposición posible. Buenos días.