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miércoles, 18 de agosto de 2010

Impresiones






Sábado 14. 21 horas. El embrujo en La Isla. Yolanda y Manolo. Abren Carlos y Blanca, los responsables del lugar. Brisa agradable. La mesa en la calle. Llegan Charo, Antonio, María José y Gabriel. Besos. Alegría. Encuentro. Nos sentamos. Regalos. Manolo preso en el delantal de Charo. Cervezas y agua. Vino de Ibargüen. Risas y sonrisas. Pastel de berenjenas. Rebujito de croquetas. Ideas. Chispa. Vino de Taberner. Caracteres organolépticos. Vino estupendo. Charo: Fine Tempo. Carlos: Charo sabe de vinos. Albóndigas al tomillo. Ensaladilla rusa. Todo muy rico. Procesión de antorchas. Que no nos falte de nada. Charla. Sonrisas. Agradable. Quesos de la sierra. Estupendos. Nos vamos. Antes, el interior. Estampas. Botellas. Antigüedades. Aisladores y cables nuevos, pero antiguos. Teléfonos y direcciones de internet. Buena experiencia. Muy buen rato. Calles de la Pastora. Callejón de Crócquer. Calle Real. Pub El Carmen. Copas con y sin. Fotografías. Escritos. Mantones. Imágenes. Abigarramiento. Sofás. Charla. Más charla. Son casi las 3 h. Nos vamos. Buscar el coche. Andar. Buena temperatura. Despedida con cariño. Yolanda y Manolo se quedan. Los líquidos presionan las vejigas. ¿A dónde ir? Todo cerrado. Volver a El Carmen. Otro gin tonic de excusa para el alivio. Sorpresa. Carlos y Blanca están allí. Cádiz y Lleida. Charla. Recuerdos catalanes. Las 4 h. Despedida. La noche ha sido una gozada para los sentidos, para la cabeza y para el corazón.

sábado, 23 de enero de 2010

Bienvenida


Con esta preciosa imagen de dos esqueletos encontrados en La Isla de San Fernando, en Cádiz, a los que llaman "Los enamorados", damos la bienvenida en Casa L a un blog sobre asuntos isleños que tiene mucho interés. Se llama Casco Histórico. La Isla. Larga vida para el blog y para sus creadores.
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sábado, 31 de enero de 2009

Paseando por la vida / 37 / Síntesis



Las advocaciones de las vírgenes dentro de la religión católica suelen estar referidas a aspectos negativos, angustiosos o tristes de la vida humana. En este caso, estamos ante una calle de La Isla de San Fernando, posiblemente dedicada a 'María Santísima de la Amargura'. Sin embargo, el autor del rótulo ha considerado que es imposible introducir tanta palabra en un espacio tan pequeño, con lo que ha hecho una tremenda labor de síntesis reduciendo todo el título a una sola palabra que ha considerado suficientemente significativa. Lo que ocurre es que en estos tiempos que corren, un visitante de otra cultura que observe tal título se llevará sin duda la impresión de que hay una manera rara de rotular las calles.



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miércoles, 14 de enero de 2009

Don José Robledo

Don José Robledo se puso de pie con energía, se ató bien la correa del pantalón, que debía tener dos o tres tallas más de la necesaria, se sacó del bolsillo un monedero de tacón y lo puso encima de la mesa. Manolo, el dueño y camarero y alma, junto con sus hermanas, que se encargan de la cocina, del bar Nueva Bahía, en la Isla de San Fernando, se acercó y tomó del monedero el importe del vaso de vino que don José había ido “estirando” a lo largo de la mañana mientras leía el periódico en “su” mesa.




Don José no ve bien. Realmente ve muy poco. Lleva unas gafas de las de culillo de vaso y, como herramienta de trabajo, porta una lupa con la que va leyendo el periódico y va poniéndose al tanto de lo que pasa en la ciudad y en el mundo. Posee nuestro amigo una memoria prodigiosa que le permite contar anécdotas de las que no se acuerda ya nadie.

No es la primera vez que, cuando nos acercamos a tomar un aperitivo a la Nueva Bahía antes de comer, nos encontramos allí a don José. En realidad, está siempre, pero lo que me sorprendió es que, a pesar de su casi ceguera, me hubiera visto en varias ocasiones. Una vez, al pasar por mi lado cuando iba de recogida, me lo dijo:


Yo a usted lo he visto varias veces por aquí.

Le contesté que sí y me presenté. Se alegró mucho cuando se enteró de quién era mi padre.
Hombre, ¿tú eres hijo de Manolo Casal?
Nos dimos un abrazo que a mí me resultó emocionante y que me pareció que a él también. Mi padre tenía fama de buen profesional y de persona recta entre la mayoría de la gente que lo conocía, aunque también había quien no lo tragaba y lo ponía de vuelta y media. En este caso, don José era de los partidarios, cosa que expresó a su manera.

Hay que ver lo bien que escribía tu padre. Lo que escribía tu padre no se lo leía ni el comandante.
Mi padre fue durante bastante tiempo una especie de secretario del jefe que mandaba en la dependencia militar en la que estaba destinado. Se refería don José a la confianza total que el jefe tenía en mi padre y en lo que hacía.

Lo que escribía tu padre no se atrevía a levantarlo nadie.
Yo lo escuchaba con la reverencia y el reconocimiento con que me gusta escuchar a las personas mayores y, a la vez, con unos toques de orgullo filial y con un tono marcadamente sentimental que me provocaba lo que decía don José.



No le decía yo a don José cómo van cambiando los tiempos, pero lo pensaba. Lo que mi padre escribía no se lo leía ni el comandante, pero, en cambio, yo, con este invento del blog, daría algo por que lo que escribo se lo leyera hasta el comandante.

Se paró un momento don José cerca de la puerta de salida de la Nueva Bahía. Contó que cuando él era joven, con cincuenta años de edad la gente ya era vieja, que había entonces mucha ignorancia y que eso hacía que se viviera poco y mal, pero que ahora era otra cosa, que el de ahora era otro mundo.

La charla duró poco tiempo porque, del brazo de su hijo, iba camino de su casa a dar cuenta del almuerzo correspondiente. Nos despedimos alegrándonos de habernos visto y deseándonos lo mejor.

El próximo 24 de julio de 2009 don José Robledo cumplirá 100 años.
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jueves, 27 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 23


Por una parte, el título lo es todo. Hay que llamar la atención para que la gente se fije y acuda y compre. Por otra parte, nunca hay que faltar a la verdad y hay que decir las cosas como son. Si es el que faltaba, ¿por qué no se va a poder decir?

Lo puedes encontrar en la Isla de San Fernando.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Paseando por la vida / 20


El ideal es que no te tengas que mover para nada. Ni para apagar la tele (gran error: no tenías que haberla encendido), ni para hacer la compra (tú verás lo que haces), ni para comprar el periódico (te estás quedando sin sensibilidad en las manos), ni siquiera te tienes que mover para moverte, porque te puedes comprar una cinta para andar en casa sin avanzar (el aburrimiento se está apoderando de ti. Ten cuidado). ¿Y para comprar un condón? Pues tampoco. Hay tiendas que te los sirven en tu domicilio para que no gastes energías tontamente. Una de ellas es ésta, en la Isla de San Fernando. Pero hay muchas más. Si estás interesado o interesada, investiga.
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miércoles, 17 de septiembre de 2008

calles / 4

Seguramente es por abreviar. Como el catolicismo ha reunido todas las tristezas y desgracias de la humanidad y las ha asociado a Vírgenes y Cristos, resulta que las angustias, los desconsuelos, los desamparados y todos los demás padecimientos se encuentran en los nombres de las calles de muchas ciudades y pueblos. Es posible que uno de los problemas que esto acarree sea el de tener que inscribir en un rótulo breve el nombre completo de la Virgen o del Cristo correspondiente, por lo que en alguna ocasión se debió optar por aligerar el título, quedando nombres tan extraños y hasta ridículos como el que encontramos en La Isla de San Fernando.

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sábado, 6 de septiembre de 2008

Calles / 2

Seguí andando por la Calle de la Soledad Antigua y, al final de la misma, me encontré con este otro y sorpendente rótulo:

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O sea, que la misma calle, hasta no hace mucho, tenía dos nombres: de la Soledad antigua y de la Soledad moderna. Según me dijo un vecino, la calle actualmente ha sido rebautizada con el nombre de Calle Soledad, como se observa en el azulejo inferior. No creo que tenga nada que ver con el nombre de la calle, pero he leído que en los años 40 del siglo pasado, la calle Soledad estaba plagada de burdeles,

Buscando el porqué de estos nombres, he encontrado un artículo del insigne médico y pensador español, Pedro Laín Entralgo, que glosa esta circunstancia y añade algún comentario sobre algunas otras calles de la ciudad.

La afición por poner calles dedicadas a la Soledad la encontramos también en la vecina Isla de San Fernando, como puede observarse en la foto. Hay que aclarar en este caso que la calle, en una punta tiene como título "Callejón de la Virgen de la Soledad", si bien en la otra, seguramente por economía, desapareció la referencia a la Virgen, quedando como aparece en la imagen.

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jueves, 4 de septiembre de 2008

El Guerra / y 10


Un último detalle de este curioso güichi. Junto al Bote, pueden observarse unos cencerros. Uno de los asistentes tuvo la amabilidad de desvelarme cuál era su función. Como se ve, los hay de tres tamaños. El pequeño sirve para comunicar a la clientela enterada de la clave, que el que va a abandonar el lugar es un cabrito. Si el que se larga es más que un cabrito, o sea, un cabrón, El Guerra echa a sonar el cencerro mediano. Pero si el individuo en cuestión es un verdadro cabronazo, lo que suena es no sólo el de mayor tamaño, sino unas campanas que hay escondidas debajo de la barra, para que el mundo se entere de quién es el que anda por allí.

Quien haya llegado hasta aquí en esta saga sobre el güichi de El Guerra debe saber que, además de la gracia y de la buena gente que se puede encontrar allí, puede tomarse un jamón extraordinario, un queso excepcional y unas chacinas espléndidas a unos precios infrecuentes por lo bajos. Y también unos vinos que saben estar a la altura de la situación.

Larga vida a El Guerra, a los simpáticos y cachondos asiduos que paran por allí y a su curioso güichi.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

El Guerra / 9

El güichi tiene también su Bote. Como puede observarse, en primer plano aparece un remedo de preservativo rupestre y textil, muy en tono carnavalero. Debajo de él, una bolsa, formada por la funda de un jamón, con una caja de Viagra, que aclara el destino de los fondos que se recauden con las propinas.

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martes, 2 de septiembre de 2008

El Guerra / 8

Uno de los señores se empeñó en que viera una foto para que comprobara quiénes asistían a aquel güichi.


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Como puede observarse, el tercero por la derecha es el Rey, sabiamente incluido allí por uno de los cachondos asiduos al lugar.
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En la siguiente fotografía se observa que el lugar tiene también su lista negra formada por morosos que, cualquiera sabe por qué, comieron y bebieron, pero no pagaron.
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lunes, 1 de septiembre de 2008

El Guerra / 7

Cuando volví a la barra del bar, los cuatro o cinco señores que estaban allí me recibieron sonrientes y me preguntaron si había sido interesante la visión de los servicios. Les dije que sí, claro está, y procedieron a enseñarme algunas otras peculiaridades del lugar. Por ejemplo, esta carta de presentación del dueño del lugar, dentro del más puro estilo carnavalero


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O esta otra, que invitaba a consumir lo más recomendable del lugar.

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domingo, 31 de agosto de 2008

El Guerra / 6

Antes de abandonar la zona de servicios del güichi, penetré en el de señoras, por ver si se incrementaba la colección de consejos a seguir. Sólo encontré el que reproduzco a continuación. Como se puede observar, se siguen en él las normas de rima de las cuartetas carnavaleras, si bien alguien, con escaso rigor ortográfico, incrustó un comentario a modo de contrapunto realista.

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sábado, 30 de agosto de 2008

El guerra / 5

Todas estas recomendaciones hay que entenderlas dentro del marco del Carnaval. El Bar, cuyo nombre real es Peña Carnavalesca "La bandurria", está situado en el cogollo del barrio más carnavalero de la ciudad.


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Una panorámica general de este cuarto de baño ilustrado es la siguiente:

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jueves, 28 de agosto de 2008

El Guerra / 3

Una vez dentro, encendí la luz y me encontré con un espejo en el que había pegados una retahíla de mensajes y de advertencias relativos a lo que se venía a hacer allí.

Hay que tener en cuenta, para comprender lo que se ve en este Bar de El Guerra, que todo en él está empapado de Carnaval y del espíritu de las chirigotas de Cádiz. Por tanto, nada de lo que se ve aquí va en serio, sino que está pasado por el tamiz, más grueso o más fino, de la guasa.

Por ejemplo, allí rezaba lo siguiente:

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miércoles, 27 de agosto de 2008

El Guerra / 2

La segunda puerta tenía el siguiente cartelito


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Aunque yo las distinciones de género nunca me las tomo muy en serio, por respeto al lugar entré en la primera, porque en mi organismo todavía no encontré nada parecido a un conejo y sí, en cambio, algo que recuerda a los huevos, aunque, a decir verdad, la cantidad de tres me dejó pensando un rato.

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martes, 26 de agosto de 2008

El Guerra / 1

En la plazoleta de las Vacas de la Isla de San Fernando hay un bar pequeño, un güichi. Un güichi es lo mismo que un bache en Cádiz o que un tabanco en Jerez, es decir, un bar en el que se bebe y se toma alguna tapita de calidad. El dueño del bar es Pepe "el Guerra", que es como todo el mundo le llama. Por las mañanas seis o siete señores "paran" allí, se toman unos vinos y hacen un derroche de gracia como en muy pocos sitios se encuentra.

Un día, a mediodía, entré en el güichi y fui recibido con mucho respeto, porque respetuosa y, además, graciosa es la clientela de El Guerra. Pedí una cerveza y me fui al servicio a orinar. Había dos puertas. En la primera me encontré con esto:





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