Lo único que hay que hacer en la vida es aprender. Llegamos a esta vida sin saber nada: ni a estar, ni a pensar, ni a conocer, ni a querer ni a vivir. Si no aprendemos, la vida se nos pasa de forma peor a la de nuestra llegada al mundo, porque lo difícil es aprender el bien, lo bueno. Lo malo se aprende pronto y de manera fácil: solo hay que dejarse llevar por los apetitos, por las ocurrencias, por lo que vemos y por lo que encontramos sin buscarlo. Pero lo que nos construye como personas maduras es lograr aprender el bien. Se trata de aprender a estar bien, a pensar bien, a conocer bien, a querer bien y a vivir bien, esto es, como seres humanos entre seres humanos. Se nota pronto quien tiene entre sus metas estar siempre aprendiendo y quien no cuenta con ello entre sus objetivos.