La violencia de género no existe: es un invento ideológico. Así lo creen aproximadamente un 20% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años. Argumentan que la violencia debe ser perseguida, independientemente del sexo, la raza y la religión del agresor; que hay miles y miles de mujeres que ponen denuncias falsas a sus parejas; que se viola la presunción de inocencia del varón e incluso defienden que quienes ejercen “violencia machista” son únicamente inmigrantes o enfermos mentales. Este discurso es ya habitual en comidas familiares, reuniones de amigos e incluso mítines políticos. De hecho, el porcentaje antes mencionado no ha hecho más que aumentar con los años. Por eso, muchos chicos y chicas jóvenes nos preguntamos si de verdad la violencia de género existe...
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
miércoles, 6 de diciembre de 2023
jueves, 15 de abril de 2021
Hola, Dios
Hola, Dios.
Creo que no existes, pero tengo un amigo que asegura que sí, que estás en todas partes, así que te escribo, por si acaso, pero no te quiero engañar: no eres mi Dios, que no tengo, sino el Dios de mi amigo.
Es que verás, Dios, supongo que lo sabes, aquí hay montado un cisco de mucho cuidado. Desde que la religión se redujo a misas y besapiés, y la ética fue retirada de la circulación, cada uno piensa lo que quiere, o no piensa nada, y hace lo que más le conviene o lo que le da la gana. Las normas, sobre todo las de buena educación, han caído en desuso, la gente ha perdido el pudor y echan mano para todo de un atrevimiento nunca antes visto.
Por ejemplo, ahora la señora Ayuso, que supongo que sabes que es la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha puesto de moda llevar la contraria sistemáticamente a todo lo que le dice alguien que mande más que ella. A mí, en casa, cuando se me ocurría hacer algo así, me pegaban un azote en el culo, pero se ve que a esta señora no se lo hicieron nunca. El problema es que hay bastante gente, sobre todo los muy dados a reproducir lo que ven, que le está copiando la manía. Así, es muy llamativo lo que está ocurriendo en Madrid con las vacunas contra el Covid-19. Hace días citaron a 29.000 personas para ser vacunadas, pero sorprendentemente sólo acudieron 11.000. El resto optó por llevar la contraria y no vacunarse, como si fuera mejor coger el virus y que les entubaran.
Yo estuve en el lugar de la cita acompañando a un familiar y presencié cómo una señora, con tal cara de suficiencia que parecía que venía de hacer un máster en virología en Harvard, mientras fumaba un cigarrillo, decía que a ella la vacuna Astra-Zeneca ”no le convencía”. No dio ni un solo argumento que apoyara su opinión, ni dijo qué argumentos necesitaría para “convencerse”, pero parecía que su sentencia calaba entre sus oyentes que, por cierto, no guardaban la distancia de seguridad. Esta señora no debió ir a clase el día que en el máster dijeron que si padeces la Covid-19, tienes un 16,5 % de probabilidades de tener un trombo; si fumas, como hacía ella, la probabilidad de trombo es de 0,18 %; pero si te vacunas, el riesgo afecta a 4 personas por cada millón. ¿Qué es mejor, entonces, vacunarse o llevar la contraria y dejar que el virus te afecte?
No sé, Dios, todo esto me parece un poco extraño y peligroso, sobre todo porque mientras más personas se vacunen, más libres estaremos todos, no solo el vacunado, de que nos afecte la enfermedad. Tanto virólogo de pacotilla haciéndose daño y haciéndoselo a los demás me asusta y me enfada.
Por eso, Dios, te quiero pedir un favor. Mi amigo dice que eres omnipotente, es decir, que puedes hacer todo lo que quieras. Como, además, afirma que eres infinitamente bueno, me gustaría que, haciendo uso de tu generosidad, te manifestaras en este mundo, como ya has hecho otras veces, o que, al menos, mandases a algún santo importante y conocido para que se hiciera presente. De lo que se trata es de que les abras las mentes a estos negacionistas para que entiendan que no se trata de llevar la contraria porque sí, sino de hacer lo más razonable o, por lo menos, lo que digan los científicos.
Si te apareces, Dios, no les digas eso de que “Yo soy el que soy”, ni cosas por el estilo, ni les hables en parábolas, que la gente ahora no entiende nada de eso. Háblales más claro. Diles algo así como “Vacúnate, coño, y deja de hacer el capullo”. Cuida también tu atiendo, Dios. Si vienes con barbas y túnica, no creo que te tomen en serio. Unos vaqueros y una bata blanca vendrían muy bien.
Y ya de paso, Dios, deberías aparecerte también a la señora Ayuso. Te sugiero que te presentes y que le digas que haga algo. Sería muy interesante observar si te lleva también a ti la contraria, en cuyo caso se confirmaría mi peligroso diagnóstico.
Gracias, Dios, por escucharme, y ojalá tengas a bien hacer lo que te pido. Muchas personas te lo agradecerían. Un saludo.