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jueves, 16 de mayo de 2019

Buenas noches. El machismo es estructural / 1




Hay hombres y mujeres que creen que el machismo que padecemos en la actualidad solo se manifiesta en casos aislados. Mantienen que, de vez en cuando, se dan algunas situaciones puntuales en las que el hombre explota a la mujer, no le reconoce sus derechos, la violenta o llega, incluso, a producirle la muerte.

Hay también quienes dicen que es el mismo tipo de violencia la que ejerce un hombre sobre una mujer que la que se puede ejercer en el sentido contrario. Creer esto es muy peligroso para las mujeres, porque supone, por un lado, infravalorar el tremendo poder de los hombres para hacerles daño; por otro, desconocer la estructura real de la sociedad; y, en el fondo, poner en juego la propia vida de las mujeres.

El machismo no es un conjunto de hechos aislados, sino una característica estructural de nuestra sociedad, que sobrepasa el ámbito de las personas individuales para instalarse como uno de los ejes sobre los que se organiza la vida social. ¿En qué se nota que el machismo es estructural?

(Continuará)

sábado, 3 de diciembre de 2011

La mujer y el peligro del tradicionalismo




Siempre actuamos movidos por algo. Hay veces en las que ese algo que nos mueve a actuar son las tradiciones, esto es, ciertos comportamientos heredados, pero que carecen de una justificación racional. Las tradiciones nos llevan a hacer cosas porque siempre se han hecho así, no porque entendamos con la razón que son buenas y adecuadas. Repetimos comportamientos una y otra vez, pero sin saber realmente la razón de por qué lo hacemos. Nos basta con conocer que siempre ha sido así. Muchas de las costumbres sociales y muchas de las normas de las diversas religiones responden a estos esquemas tradicionales. Es más, son las religiones las principales responsables de la perpetuación de estas tradiciones.

La mayoría de las de las tradiciones con las que convivimos son machistas y suponen un trato diferente a la mujer respecto del hombre, por el mero hecho de ser mujer. En cualquier sociedad estructurada sobre la razón esto no debería ser así, pero todavía el desarrollo humano está lejos de crear un mundo igualitario, sin discriminaciones ni injusticias, y la mujer sigue siendo la víctima de unas costumbres basadas en el patriarcalismo, en el deseo y la conveniencia de la explotación de la mujer, en la misoginia y en una interesada y nunca demostrada -porque es indemostrable-superioridad del varón sobre la mujer.

Muchas veces la mujer vive estas situaciones sin entenderlas, alienada sin saber que lo está, aceptando su situación como si fuera natural y sufriendo, incluso con alegría, una situación inhumana que, si su concepto de cultura fuera el adecuado, rechazaría por interesada, por contraria a los derechos humanos y a su condición de persona. Otras, las menos, se rebela contra lo injusto de la situación y entonces cae sobre ella todo el peso de la sociedad machista, que defiende sus privilegios sexistas a cualquier precio.

Es la cultura racional y humana la única capaz de acabar con estas tradiciones malsanas, generadoras de sufrimientos y muy alejadas de un concepto de lo humano en el que puedan caber todas las personas con los mismos derechos. Cuando lo normal sea que las personas actúen siguiendo una cultura que incluya normas basadas en la razón, en lugar de hacerlo mecánicamente, repetitivamente, siguiendo tradiciones ajenas a los derechos humanos, el mundo será realmente otro y en él cabremos todos en un ámbito de igualdad.

El artículo que enlazo aquí me lo ha suministrado Ana Belén Plaza, periodista y amiga, que vive en India desde hace algún tiempo. Relata con casos concretos los problemas vitales que sufren las mujeres indias por el mero hecho de ser mujeres y porque la sociedad en la que viven se rige por tradiciones no racionalizadas, en donde la cultura humana está aún lejos de la vida cotidiana.

La narración es muy dura. Puedes verla aquí. Se titula India: un país sin hijas.