Cuando viajo,
procuro observar lo que ocurre en las ciudades que visito. Y como afortunadamente tengo ganas de vivir,
intento ver en dónde se vive mejor. Me fijo mucho en las
contaminaciones: en la del aire, en la de los ruidos, en la visual o en cómo tratan los residuos.
Y me doy cuenta de lo importante que es que los ciudadanos y, sobre
todo, sus gobernantes tomen conciencia del mundo en el que estamos y
procuremos quitarnos de encima la ignorancia, que, en estos campos,
puede hacernos vivir peor y morir antes.
El problema de la
contaminación del aire es importantísimo y cualquier persona preocupada
racionalmente por su vida lo sabe. He pasado por una ciudad que,
mediante peatonalizaciones y reducciones del paso de los vehículos
privados, ha logrado reducir sustancialmente la contaminación de su
aire. Y voy a pasar por otra en la que, en cambio, se organizan
carreras de coches por las calles en donde viven los vecinos. La primera aleja la contaminación de donde habitan los ciudadanos. La segunda les trae los humos y el ruido hasta debajo de sus ventanas. Creo que los
responsables de esta barbaridad deberían saber lo que hacen.
Buenas
noches.