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viernes, 4 de agosto de 2023

Odio

 




Ante el odio -visceral, irracional, vacío de futuro- no valen nada ni la razón ni los hechos. Ya le pueden argumentar con toda la claridad posible, ya le pueden poner delante todos los hechos que vayan contra su odio: nada podrá con él. Quien odia no sabe que el odio lo ha destruido como persona y que ahora se dedica a destruir con su odio todo lo bueno que es capaz de encontrar. Ni siquiera se da cuenta de que ganaría más sin odiar. Después de un fracaso sin esperanza, ¿qué hace el que odia con su odio?


viernes, 17 de marzo de 2023

Para aclararme estos días.






Evolución: Cambio que se produce de un estado a otro en un objeto o sujeto. Se usa frecuentemente para aludir al perfeccionamiento cualitativo de una persona, situación, contexto histórico, objeto, etc.

Involución: Proceso o situación que se extiende a lo largo del tiempo. En este periodo el sujeto o elemento que la sufre va perdiendo atributos y características positivas y adquiriendo propiedades negativas.

Odio: Sentimiento intenso de repulsa hacia alguien o algo que provoca el deseo de rechazar o eliminar aquello que provoca disgusto.

Asco: Impresión desagradable producida por algo que repugna.

Responsable: Que pone cuidado y atención en lo que hace o decide.

Egocentrismo: Característica que define a las personas que creen que sus opiniones e intereses propios son más importantes que las de los demás. Incapacidad para asumir o comprender con precisión cualquier perspectiva que no sea la propia.

Matar: Quitar la vida a un ser vivo. Hacer que algo deje de estar presente. Producir a alguien un gran sufrimiento físico o moral. Quitarle a alguien el interés por algo. Sinónimos: Asesinar, ajusticiar, fusilar, asfixiar, linchar, acabar, terminar, suprimir, extinguir.

Honestidad: Valor moral que se refiere a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez en la forma de ser y de actuar.

Ridículo: Que por su rareza o extravagancia produce risa. Situación humillante que sufre una persona y provoca la risa y la burla de los demás.

Arrepentimiento: Sentimiento que provoca malestar en el sujeto, y se da cuando este es consciente de que hizo algo malo, y que le impulsa a actuar para conseguir enmendar la situación y disminuir las malas sensaciones.

Voy a ver si con estas herramientas puedo hacerme una idea algo más clara de lo que estoy viendo y oyendo estos días.

martes, 5 de julio de 2022

Manipulados, despojados y encantados




Hay políticas de derechas que se están reduciendo a una mera técnica de manipulación. Conceptos como los de bien común, igualdad de derechos, mejora del nivel de vida de todos o igualdad de oportunidades han quedado reducidos a simples palabras vacías de contenido, a sonidos clásicos totalmente ajenos a la práctica política real.

Estas políticas usan la transmisión generalizada de mentiras, tergiversaciones y barbaridades a través de todas las televisiones y de casi toda la prensa. Buscan modelar las mentes de quienes aún consideran la televisión como su biblia particular, hasta convertirlos en dóciles servidores de quienes gobiernan esos órganos y, a la vez, en odiadores constantes de quienes se esfuerzan en crear una sociedad que favorezca a la mayoría.

¿Para qué manipulan? Para sacar tajada, esto es, para organizar el país de manera que sean ellos, los de derechas, no toda la ciudadanía, quienes se beneficien de esa organización peculiar. Estas políticas de derechas, que responden a la denominación de neoliberalismo (económico, pero también político y social) tienen entre sus logros que los ricos del mundo sean cada vez más ricos y los pobres, más pobres. Van creando brechas allá por donde van, descolgando a quienes menos tienen y encumbrándose ellos a costa de todo lo que logran embolsarse mediante la explotación, los abusos, los mecanismos para despedir sin piedad a trabajadores, las privatizaciones en todos los órdenes y cualquier ocurrencia que tengan y que les produzca beneficios “como sea”. Han logrado que el 10% de la población más rica concentre ya, en 2021, el 52% de las rentas y el 76% de la riqueza del planeta, mientras que el 50% más pobre solo capte el 8% de los ingresos y el 2% del patrimonio. El despojo ha sido brutal.

¿Cómo han reaccionado los despojados? Algunos están resignados, sin ver una salida digna y real para los suyos. Otros, bastantes, están encantados. La manipulación hace que acepten su lamentable situación no solo con fatalidad, sino con un cierto entusiasmo que les lleva a soltar en cuanto se tercia un exabrupto contra quienes les defienden y un halago favorable a sus amos, quienes, para tapar su labor de despojo, no dejan de hablar de no se sabe qué valores patrióticos o defienden la última consigna lanzada a las ondas para que los manipulados y despojados tengan alguna piedra metafísica que lanzar en donde puedan, como, por ejemplo, que el problema está en que hay muchos ministros. Se me olvidó preguntarle al último que se lamentaba de este exceso de cargos si incluía entre ellos a Toni Cantó.

Tenemos ahora fresco un ejemplo de esta manipulación, despojo y encantamiento del que hablo. Una señora que, por los supuestos méritos que se le achacan, preside la Comunidad de Madrid, además de dejar sin plaza a casi 30.000 alumnos de Formación Profesional, quiere ahora dar becas a quienes ganen hasta 100.000 euros para que puedan mandar a sus hijos a colegios privados. Becas no para que la educación pública pueda atender a todos, sino para que los negocios privados puedan crecer con el dinero de todos. Es una buena manera de intentar desprestigiar los impuestos, que, lejos de servir para igualar las oportunidades de todos, contribuyen a pasar, con toda la desfachatez posible, las riquezas de todos a las de los ricos. Los impuestos eran -y son- un mecanismo de compensación mediante el que los que más tienen aportan a la colectividad una parte de su riqueza para que los menos favorecidos puedan tener sus necesidades cubiertas. La derecha -esa derecha que padecemos en este país- no quiere impuestos, porque le importan un pimiento las necesidades de quienes menos tienen. Y como tiene que pagarlos, van con toda la desvergüenza que pueden, y los revierten a los ricos, para que sean más ricos y los voten. Y, por lo que veo, los paganos, los despojados, están encantados. Siguen mirando para otro lado, odiando lo que pueden y deseando que llegue agosto para que empiece el fútbol y puedan desahogarse bien con algún triunfo con el que identificarse.

¿De qué tendrán miedo?


domingo, 3 de julio de 2022

En puertas de perder una batalla




Hubo un tiempo en el que la igualdad era la meta a conseguir desde la izquierda. Si era necesario, se cedía algo de lo nuestro, incluso de nuestra libertad, para procurar que todos pudieran tener sus derechos. La libertad era el objetivo de la derecha. Lo de todos ya importaba menos, porque el individualismo se había convertido en la forma de ser, en la manera de vivir de quienes tenían la vida económica resuelta, y para ser individualista solo se necesitaba libertad.

Igualdad y libertad, izquierda y derecha se enmarcaban -y se enmarcan- en una sociedad democrática. En ella el respeto, la verdad, una cierta tolerancia, la buena educación y unas mínimas formas que había que guardar eran básicas.

Hoy, a fuerza de no defender la democracia como el valor más importante de la sociedad, vamos adentrándonos en el oscuro y peligroso callejón del fascismo, alentados por los más embrutecidos de los ciudadanos. Hay quienes, presos de la nostalgia y encadenados por sus obsesiones, quieren colocar el pasado en el futuro para creer que van hacia adelante mientras caminan hacia atrás.

No hace mucho estos cautivos parieron ese engendro polifacético y suicida de los negacionismos: no al cambio climático, no a las vacunas, no a la Tierra redonda, no a la razón, no a la ciencia. Los caprichos más peregrinos y más teñidos de ignorancia han sido convertidos en las manías más lejanas a la humanidad. Ha habido quienes han bajado la guardia, y entonces estos galeotes han aprovechado para resucitar ese estúpido deseo de que los hombres gobiernen los cuerpos de las mujeres, su sexo, su capacidad de procreación o su belleza física. Su habitual sentimiento de inferioridad les impulsa a reaccionar bruscamente, sobre todo, odiando al diferente porque tiene otro color de piel, ha nacido en otro lugar, tiene una visión de la sociedad en la que caben todos, cree en otros dioses, defiende a otro equipo de fútbol o, simplemente, cree en la ley y en la decencia. Hay que odiarlos porque el odio les hace sentirse superiores. Hay que odiar especialmente a quienes tengan una identidad sexual diferente a la única que admiten y que quieren imponer a todos los demás, y también a quienes posean una orientación sexual diferente, porque no les da la gana admitirla y porque son fieles a sus prejuicios y a sus miedos. Hay que odiar al diferente, porque solo el odio da sentido a sus vidas.

La desidia y la ignorancia nos han colocado a las puertas de perder una batalla. Como no reaccionemos, perderemos también la guerra.

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sábado, 19 de febrero de 2022

Ven enemigos por todas partes




 A la derecha ultra no le basta con odiar a las izquierdas ni con mostrarle toda la ordinariez de la que es capaz de hacer uso. Ahora, entre ellos, muestran también los mismos odios y las mismas maneras. Seguramente es que son así, porque en la caverna no saben nada de finura ni de mentes limpias ni de servicio público.

Y la prensa impresentable presenta el asunto como si uno fuera el bueno y el otro el malo, pero no hay por dónde acercarse a ninguno de los dos. El que no cobra comisiones organiza espionajes. El que no miente un día miente al siguiente. Ninguno de los dos tiene la talla mínima para ser un servidor público honesto.

Y, mientras, la ultraderecha se frota las manos y ve más cerca la posibilidad de llegar al poder. Son peores, más toscos, más burdos, con menos formación humana (si eso es posible).

¿Habrá alguna vez en este país una derecha civilizada que no tenga nada que esconder?

domingo, 23 de enero de 2022

Así, sí.




Te veo algo rara últimamente. Es como si tuvieras miedo. Estás apagado. Temes algo. Alguien te debe de haber metido miedo en el cuerpo. No reaccionas cuando te toman el pelo. Te noto retraída y no contestas cuando te tratan como si fueras tonto. Si te mienten, no haces nada. Tampoco haces nada cuando te quitan derechos. Me da la impresión de que tienes miedo a que vuelvan a hacer lo que hicieron hace años. Si ponemos de nuestra parte, no va a ser así, pero entiendo que hayas cedido un poco a la presión. Creo que debes tener cuidado, porque ese miedo se transforma fácilmente en odio, pero no a quienes te meten miedo, sino a los otros, a los que te defienden sin que tú te enteres ni les hagas caso. No se puede vivir con miedo ni, mucho menos, con odio, porque ambos nos ciegan la mente. Una vida así no es vida. El miedo y el odio se comen la alegría, las ganas de vivir, el entusiasmo y la esperanza. Tenemos que limpiarnos el alma de vez en cuando, hombre o mujer, que lees estas letras. Con mucha facilidad se nos mancha con todos los contravalores que están en el aire, en las noticias y en las mentes. Una mente limpia, sin rencores, sin ganas de que haya mal en el mundo, buscando la buena libertad de todos y la alegre igualdad entre todos no tiene precio. Así sí merece la pena vivir.

jueves, 13 de enero de 2022

Bulos ¿para qué?




¿Qué sentido tienen los bulos? ¿Por qué ese afán de inventarse bulos en contra de quienes ostentan el poder?

Se trata de que quien vaya a votar no lo haga con la razón, sino con los sentimientos

Durante una temporada -toda la legislatura, si es necesario- se le infunde miedo al ciudadano, se logra que odie a quien le gobierna -aunque no tenga motivos reales para ese odio- y se convierte al votante en un resentido, porque se le ha dicho que le está yendo mal -aunque no sea realmente así-, que le están mintiendo -aunque quienes mienten son los creadores de bulos- y que las cosas no pueden seguir así. 

De esta manera, a la hora de votar el ciudadano acudirá profundamente enfadado, lleno de odio y de ceguera -se le ha aplicado el Principio de Transfusión, del ministro nazi Goebbels-, y votará a quienes le han dicho los creadores de bulos que tienen que votar.


domingo, 9 de enero de 2022

miércoles, 10 de noviembre de 2021

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Odio




Hay que descubrir y aislar a quienes odian y a quienes difunden el odio. El odio es el sentimiento más destructivo que hay. Estar con alguien que odia es de lo más desagradable y peligroso que se puede experimentar. ¿Por qué? Porque ningún sentimiento se conforma con quedarse dentro del que siente. La alegría se manifiesta en la sonrisa; la tristeza, en el llanto; el orgullo, en la cerrazón en sí mismo. ¿Y el odio? ¿En qué se manifiesta el odio? Está muy claro: en la violencia y en la incitación a la violencia. Hoy hay gentes de poca formación y de escasa humanidad que odia a quienes quieren explotar y a los diferentes. Hay quienes odian a las mujeres y las maltratan y las asesinan. Hay quienes odian a quienes no son heterosexuales y los maltratan y los asesinan. Hay quienes odian a los extranjeros y los maltratan sin importarles que mueran. Hay quienes confunden a cualquier adversario con un enemigo y también lo odian. Mientras los ciudadanos no se den cuenta de que el odio no tiene cabida en un mundo de seres humanos, la violencia seguirá creciendo en la sociedad. Y habría que evitar que aparecieran quienes odien a los que odian y se propongan acabar violentamente con ellos.



domingo, 25 de julio de 2021

Papeles parta aprender. Prosa de infamia

Fotografía tomada de El País.

 El escritor Antonio Muñoz Molina publica en Babelia, de El País, su experiencia con unos anónimos, llenos de odio y de cobardía, que ha recibido. 

Puedes leer el texto aquí.

domingo, 18 de julio de 2021

18 de julio




18 de julio.

18 de julio de 1936.

18 de julio de 2021.

18 de julio de cada año del futuro.

Noto en unos cada vez más memoria,

pero tantas veces maltratada, pisoteada.

En otros, veo un desvío de la mirada

hacia la incomprensión,

hacia la necesidad de haber ganado,

hacia la exclusión del diferente,

hacia la imposibilidad del entendimiento

y de la paz.

También hacia el odio.

Pero están quienes entienden

que la savia de la vida es el amor,

que el tejido del mundo es la concordia,

que todos tenemos todos los derechos,

que el odio tiene que acabar,

que el odio mata,

que el odio hace enfermar a quien odia

y sufrir a quien es odiado,

que el odio deshumaniza a todos,

que da igual odiar por las ideas

que odiar por el dinero.

Ojalá vengan días, años, vida

sin odio.

Ojalá vengan porque hayamos dejado de odiar.


viernes, 18 de junio de 2021

Engendros




 Una de las mayores deformaciones que puedes padecer es que no te interese la verdad, sino solo las mentiras interesadas, los bulos fabricados, los cotilleos entontecedores, los engendros del odio.

viernes, 7 de mayo de 2021

¿Saben los madrileños?




¿Saben los madrileños en qué consiste la libertad?

¿Saben los madrileños las consecuencias de entender mal la libertad?

¿Saben los madrileños que más allá de uno mismo hay más personas?

¿Saben los madrileños que el fascismo llama a la puerta hablando de libertad, pero nunca de igualdad?

¿Saben los madrileños qué es el fascismo?

¿Saben los madrileños cuáles son las consecuencias de privatizar lo público?

¿Saben los madrileños lo que cuesta salir de una enfermedad seria en la sanidad privada?

¿Saben los madrileños la diferencia entre tener una situación acomodada y ser rico?

¿Saben los madrileños que el neoliberalismo crea grandes masas de pobres y un grupito de muy ricos?

¿Saben los madrileños lo que es no tener para comer?

¿Saben los madrileños en qué consiste votar pensando y no odiando?

¿Saben los madrileños a quién van a odiar ahora o esperan a que se lo digan?

¿Saben los madrileños a dónde lleva el odio?


viernes, 26 de marzo de 2021

Sal de la cárcel




 El odio es un arma de destrucción masiva. El odio destruye la sociedad y a las personas. La maldad del odio se advierte en la cara de quien odia, en sus gestos, en sus palabras, en su mirada. Es imposible establecer relaciones constructivas, humanas, felices con quien odia. Quienes odian terminan odiándose entre sí. Los creyentes que odian se van a condenar. Los no creyentes que odian nos van a condenar a los demás. Nadie que merezca la pena reconocerá nunca una virtud en quienes odian, porque el odio es como un tinte indeleble que mancha todos los actos de la persona que odia. Si odias, sal del odio. El odio es como una cárcel que encierra tu vida. Sal de la cárcel. No merece la pena vivir así.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Odio contra odio

 



El lema “Socialismo o libertad”, sustituido alegremente por “Comunismo o libertad” revela, a mi modo de ver, varios aspectos un tanto ocultos de la derecha extrema que lo propone.


En primer lugar, que el único móvil de este partido es ganar, pero le da igual cómo lo consiga. Lo importante es contra quién se lucha. Es como esos equipos de fútbol sin personalidad que siempre juegan adaptándose al rival que tienen enfrente. Como les vale todo, todo es posible.


En segundo lugar, no dice nada del contenido de su programa, de cómo van a ganar, de qué es lo que proponen. Quizá porque no convenga que sus votantes piensen demasiado en las privatizaciones y en las pérdidas de derechos que se les pueden venir encima. Es mejor que se fijen solo en eso tan abstracto y tan manipulador como es la libertad. El ciudadano vive de libertades concretas, no de “la libertad”, pero de eso no dicen nada, porque saben que para ejercer esa libertad hay que tener dinero para pagar al médico privado o al colegio privado. Si no lo tiene, el ciudadano no va a poder ser libre. Mejor que no piense en eso.


Y en tercer lugar, estos lemas alternativos ocultan la idea nada democrática de “o estás contra el enemigo o estás contra mí”, pero tienes que estar contra alguien. No hay matices. Esto no son unas elecciones, sino una guerra, y hay que ganarla como sea. Piensa esta derecha extrema que la mejor manera de mantener unido a su ejército es a través del odio, porque los que odian juntos, creen que permanecen juntos y votan juntos. Esta estrategia, que llevan tiempo ya practicando, está vacía de contenido, pero llena de sentimientos, por lo que es profundamente manipuladora y retrógrada. Dada la tendencia, cada vez más presente en toda la sociedad, a huir de la reflexión, es posible que surta efecto, pero, de momento, está produciendo un impacto, un efecto no deseado, entre los adversarios de la derecha extrema: está empezando a aparecer el odio a la derecha. También entre la izquierda está empezando a aparecer el hartazgo y el odio a estos manipuladores y a estos fabricantes de disparates. El odio genera odio, y creo que cuando lo que se enfrentan son odios, es que ya no hay nada que hacer.


viernes, 5 de marzo de 2021

Dicho en el pasado. Odio




5 de marzo de 2016

 Lo peor es el odio. El odio se expande como una mancha de aceite entre quienes son proclives a odiar. Hay personas muy débiles, con poco criterio, que en cuanto ven a alguien odiar, odian ellas también.

A diferencia del amor, que se extiende a duras penas, poco a poco y trabajosamente, el odio crece y crece con la rapidez de lo fácil y la seguridad de lo gratificante.

No, quizás lo peor no sea el odio, sino la predisposición a odiar. Quien odia no lo nota, pero desde fuera se ve a quien odia y cómo odia y cuánto odia. Tendríamos que dejar de odiar. Es el más egoísta de los vicios. Buenas noches. Besos y abrazos. Y, por favor, amor racional.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Dicho en el pasado. La mentira





Se miente mucho. 
Como en esta sociedad neoliberal vale todo, se miente con desparpajo, sin medida, con mala voluntad, con cara dura, con ánimo de obtener beneficio. 
Se miente con odio. 
Los ignorantes aceptan las mentiras, porque no tienen más conocimientos. 
Los tontos, también, porque no saben que esas mentiras van en su contra. 
La gente honesta sufre, porque ve que el mundo feliz se va alejando, la bondad se va resquebrajando y el odio va ganando terreno. 
No existe la verdad, pero tampoco la buena voluntad. 
Solo se ve la mentira. 
Por todas partes fluye el cinismo y la desvergüenza. 
Falta clamorosamente la honestidad. 
Buenas noches.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Educación



 No puedo reflejar aquí todas las lecturas en las que me refugio de esta cólera de la naturaleza en la que nos movemos: no tengo tiempo para hacerlo. Pero ayer me encontré con una descripción de la educación de un niño que no me resisto a poner aquí. Está en el libro de Pierre Lemaitre, El espejo de nuestras penas”, publicado por Salamandra. Muestra cómo los padres, en este caso una madre, puede hacer de un niño un ser inhumano, un engendro antisocial, un delincuente. Para ello, en lugar de sacar del niño los talentos que tiene en ciernes, lo que hace es proyectar sobre él las frustraciones, los odios, la sed de venganza y todas las vivencias negativas almacenadas en la mente. El niño se convierte en una víctima de unos señores que no tendrían por qué dedicarse a la procreación ni a la educación.

Pongo aquí un extracto de lo que aparece en la página 207 y s. Habla la hermana mayor de un bebé adoptado que, por diversas circunstancias, resultaba odiado -el odio, una vez más-:

—Era un niño muy guapo. Risueño. La nodriza, que era una holgazana (…) lo cambiaba lo menos posible, para evitarse trabajo, así que el niño aprendió a andar con pañales que pesaban un quintal. Por la noche, tenía que echarle polvos de talco y acariciarlo un buen rato para que se durmiera. Sí, era mi muñeca, pero lo cierto es que la única persona que lo quería realmente en aquella casa era yo, y los bebés notan esas cosas. Aún así, en cuanto empezó a andar, todo cambió. La reina madre bajó del trono para “ocuparse” de él. Despidió a la nodriza para hacer como con las criadas, sustituirla todos los meses. Nada peor para un niño que los cambios constantes: pierde las referencias, no puede adquirir hábitos... Las nodrizas se encargaban de cuidarlo. Mi madre, de su educación. Se entregó a la tarea con ganas. Por fin tenía un papel a su medida: el de madre que educa a su hijo de cara al exterior, mientras en secreto disfruta haciéndolo fracasar. Nunca le dio tregua. En ningún terreno. Lo obligaba a comer lo que más odiaba en nombre de la correcta alimentación, le prohibía los juegos que le gustaban en nombre de la correcta educación... Sí, para mi madre, todo tiene que ser correcto, correcto según su criterio. Lo que le imponía al niño era lo que le convenía a ella, lo que la aliviaba. Tener que ver a aquella arpía ensañándose con aquella criatura es la peor prueba que me ha puesto la vida. Era un niño bueno ¿sabe? Pero las privaciones de todo tipo, las prohibiciones, la falta de cariño, el abuso constante de la autoridad, la supresión de las diversiones, los castigos, las horas en el cuarto oscuro, donde gritaba de terror, los deberes interminables, multiplicados sin cesar. Las humillaciones, los ingresos en los internados más estrictos, por no hablar del desprecio... Todo eso acabó con él. No tenía mal fondo (…) Fue primero difícil y luego francamente imposible. Mentiroso, tramposo, ladrón... Se escapó de todos los internados, se pegó con todos sus profesores... Mi madre decía: «¡Míralo! ¡Es una mala persona, y nada más!» Todo el barrio la compadecía.

(…) En cuanto tuvo la edad, se alistó en el ejército. Se licenció con el título de electricista. Es un chico inteligente, muy hábil con las manos. Lo movilizaron hace un año, es soldado. [Estamos en la segunda Guerra Mundial]

(…) Hasta de soldado ha seguido siendo fiel a lo que es, un granuja. Yo lo adoro, pero... En su última carta, me pide dinero y me informa de que está en la prisión militar de Cherche-Midi. Asegura que es un error judicial, como siempre. Le habrá birlado las medallas a un general para venderlas al peso... Yo ya no le doy importancia. Mañana será otra cosa.


El espejo de nuestras penas” es la tercera novela de una trilogía titulada “Los hijos del desastre”, formada por “Nos vemos allá arriba”, “Los colores del incendio” y por esta que comento hoy.

sábado, 10 de octubre de 2020

Dicho en el pasado. Odio



10 de octubre de 2016

 Creo que nos pasa con frecuencia, aunque no siempre nos demos cuenta. Nos arrastran los odios, los grandes y los pequeños. Ni el amor ni la indiferencia, lo que nos arrastra es el odio. Lo que, en el fondo, mueve el mundo es el odio. Mira por la ventana y el mundo te lo demostrará. No nos movemos porque amemos algo, sino porque odiamos lo contrario. Pero no nos podemos dejar arrastrar por el odio. El odio construye siniestras cadenas en las que un eslabón justifica el siguiente y éste, al otro y así vamos odiándolo todo y odiándolos a todos. Hay que romper las cadenas y empezar de nuevo. Tenemos que ser nosotros mismos, limpios y ajenos a lo que mueve el mundo. Hay que romper con el pasado incomprensible que incomprensiblemente nos arrastra.