El sábado pasado estuve en un acto precioso. Fue una lectura poética en un clásico bar de la calle Libertad, en Madrid. Lamentablemente, pero como era de esperar, fue un acto casi íntimo, con pocos asistentes. Sin embargo, la poesía y los poemas de las poetas que intervinieron lograron crear ese clima de oasis que suele aparecer cuando hay calidad en estos acontecimientos.
Leyeron sus poemas, Rosana Acquaroni, Beatriz Gimeno y Nuria Ruiz de Viñaspre.
Vamos a incluir hoy aquí un par de poemas de Rosana Acquaroni, de su nuevo libro Discordia de los dóciles, publicado en la editorial Olifante, Zaragoza, 2011. En días sucesivos añadiremos poemas de las otras dos autoras.
El peso del vacío. VI
La oscuridad nos muestra
lo que la luz esconde.
Hay tramos de silencio y de quebranto,
hay pedazos de hombre,
astillas que germinan en cauces tortuosos.
Hay arrestos impunes
y pan domiciliario
hay aviones nocturnos
que parten cada día,
sobrevolando crímenes y estados.
Traficantes de almas
y fondos monetarios,
instrucciones precisas
para el sometimiento de los dóciles.
El peso del vacío. VIII
Abrazad a los vuestros
a aquellos que comparten
el pan de cada día
abrazad abrazadles
no les dejéis vivirse desde dentro.
Quebrad ese silencio despoblado
que puja por salir.
No dejéis de abrazarles
cuando cada mañana
veáis salir el sol,
cruzar vuestro horizonte.
Porque vendrá la muerte
volcará su cemento
su turba desmedida
y un corazón de insectos
se adueñará de todo para siempre.