El único asunto realmente importante
es si tengo o no tengo ganas de vivir. Ya lo dijo Camus refiriéndose
al suicidio, pero esto hay que verlo de manera un poco más
estimulante.
La razón nos ofrece argumentos, pero,
como siempre, es la voluntad la que decide, la que es capaz de
arrastrarnos hacia el sí o hacia el no. En la decisión de la
voluntad intervienen esos argumentos racionales, pero también los
sentimientos, las emociones, las experiencias vividas y muchos otros
elementos, de algunos de los cuales no tenemos conciencia. En todo
caso, la decisión es inevitable.
Si lo que resulta es que no tienes
ganas de vivir, te haría un ser noble si procuraras, al menos, no
molestar. Y si realmente tienes ganas de vivir te sugiero que
consideres que vivir es actuar, no estarse quieto. Es construir el
mundo, crear relaciones, inventarte a ti mismo cada día. Es
involucrarte en la felicidad de los demás, empujar a la justicia
para que gobierne el mundo. Es hacer que la generosidad y la
solidaridad se apoderen de ti. Es gastarte, cansarte, confiar y …
esperar. Buenas noches.