...Fue a trabajar como au-pair, cuatro semanas. Decidió quedarse una semana más. Sin dinero… “Era territorio “inesperado”, aventura. Quería moverme, visitar lugares energéticos, siempre fui muy sensible a ellos. Nunca pensé que tenía tantos recursos, rompí un “techo de cristal…”. Había ido a un colegio burgués. El tema familiar la había hecho retraída. Mediana, entre dos varones, mucho más convencionales (el mayor se dedica a la neurociencia y el menor encuentra su lugar en el mundo en la naturaleza), tiene con ellos y su madre una hermosa relación. Era la rara, la “hippie”, arrastraba la mezcla católica de culpa y abandono, difuminada con la mística y cosas pendientes de superar. Decide tomar la vida como camino de liberación, integrar y reconstruirse, y, siempre que podía… se marchaba fuera...
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