La realidad es muy cabreante para
cualquiera que tenga un poco de sentido crítico. Pero el estar
permanentemente cabreado hace que perdamos el sentido de la realidad,
que vayamos buscando lo cabreante y que no seamos capaces de valorar
lo que de bueno hay en la vida, aunque sea poco. Creo que es sano
controlar nuestra capacidad de cabreo y compensarla con la búsqueda
de lo agradable. Que de todo hay. Buenos días.