...Si la emoción fuera sonido, lo sería el arrullo de las voces hablando con calma de temas profundos, actuales, duros, cantando verdades… si la elegancia fuera viento, el local de Alma Latina, hubiera sido un torbellino imparable… ¡Cuánta belleza el cambio de impresiones sin estridencias, sin insultos, incluso en el desacuerdo..! Las opiniones luminosas, atrevidas, reivindicativas y el placer de compartirnos, de participarnos… ¿Se referirá a eso la sororidad?...
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