Situémonos por un momento alrededor del año 1150 a.C., a orillas del Nilo, un anciano Ramsés III reina en un momento de crisis interna y externa del país. Nos encontramos en una época en la que es casi imposible imaginar que alguien sea capaz de intentar dañar al faraón, al hombre que representa el equilibrio y bienestar de todo el pueblo, un ser igualado con los dioses. Sin embargo, la lucha por el poder llevará al asesinato de aquel que representa a la divinidad y el orden en la tierra. Una conjura que se forjará en manos de una mujer, Tiyi, una de las esposas del faraón...
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