Lo malo de los neoliberales no es que defiendan la libertad por encima de todo, sino que sólo defienden la suya. La vida, por lo que se ve, le ofrece a estos tipos situaciones duras, para las que no están preparados, y como no saben afrontarlas, resultan resentidos, rencorosos y vengativos y pierden la noción del respeto y de los valores humanos. Como todos los ignorantes tradicionalistas, hay muchos entre ellos que son machistas profundos, incapaces de reconocer en la mujer ningún valor que a ellos no les interese. Si la Naturaleza operara un milagro, algo lamentablemente improbable, y le hiciera ver a estos machistas durante un minuto, sólo durante un minuto, la calidad del asco que producen, el ridículo que hacen sin que logren darse cuenta, el mal que generan en las mentes más débiles, el daño al que dan lugar en quienes, haciendo uso de su libertad, no piensan ni actúan como ellos, y lo diáfana que se ve la enfermedad de su mente, si durante sólo un minuto pudieran verse como son , se quedarían aterrados. Porque lo que más temen en sus pobres vidas es reconocerse como son. Por eso se dedican a observar a los demás y a hacer comentarios gruesos que les hagan olvidarse de la poca humanidad que tienen, del poco sentido que tienen sus vidas y del absurdo de vivir siempre mintiendo, siempre haciendo daño, siempre huyendo de sí mismos. Son los monstruos que, como efectos no deseados, genera la libertad.
Leire Pajín no ha perdido su dignidad porque estos trozos de carne sin humanizar hayan escrito estupideces. Son ellos los que la perdieron hace tiempo y por eso actúan así. No nos confundamos con estas cosas ni con esta gente.