Hace unos días estuve en Cádiz y vi un pequeño local en cuya puerta figuraba el azulejo de arriba. Me llamó la atención el título: Asociación de mujeres de acero. Miré en su interior, incluso me invitaron a entrar a mí y a otros curiosos que andábamos por allí. Pero era Carnaval y no era cuestión de andar hablando en serio con ellas. Al menos, a mí me lo pareció. De todas formas, el título lo dice casi todo. Eran mujeres alegres, de todas las edades, seguramente con una buena dosis de sufrimiento encima para haber adoptado ese nombre. Luego, me he informado y son más de 300 mujeres que quieren conseguir la igualdad real en la sociedad, que quieren que las mujeres no estén recluidas en las paredes de sus casas, sino que se desarrollen como seres humanos, con nuevas inquietudes y con una mayor integración en su barrio.
Mujeres de acero. El estereotipo masculino salta por los aires con este título, afortunadamente. Hubiera sido bueno poder escucharlas.
La sede de la asociación está en la calle del Cristo de la Misericordia, 7, esquina a la calle de la Palma, en Cádiz.