Mostrando entradas con la etiqueta espejos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta espejos. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de septiembre de 2020

Espejos




Con frecuencia nos miramos al espejo. Queremos saber si el peinado es el que queríamos conseguir, si la mascarilla está colocada en su sitio, si el largo del pantalón es el adecuado o si la maquinilla de afeitar ha cumplido su función. Mal viviríamos sin un espejo porque nuestro cuerpo y nuestra apariencia lo necesita.

Sin embargo, hay otro espejo en el que nos miramos mucho menos, por no decir nunca. Es el espejo en el que, si le preguntamos, veremos nuestra vida. Ese espejo nos dice lo que hacemos, cómo aparecemos, cómo nos equivocamos, cómo acertamos y cómo somos, pero nos da bastante miedo ponernos delante de él y preguntarle. Ese espejo es el amigo.


sábado, 3 de diciembre de 2016

Buenas noches. El espejo


Las rutinas son las mejores cómplices del asesinato de la vida. La tranquilidad, la seguridad, las costumbres y el cansancio piden casi siempre un refugio en el que la existencia cotidiana no contenga esas dosis, a veces, insufribles de intensidad, de creación a cada momento de la vida, de apertura a lo nuevo, a lo que nos va a hacer crecer al precio de querer crecer. Ese refugio es el de las rutinas. Con ellas la vida se repite a sí misma una y otra vez, como si el modelo fuera el único posible y, sin haberlo elegido más que un día, el mejor. Llega un momento en el que puede que un espejo aparezca en tu vida y se sitúe justamente delante de ti. Hay espejos en forma de personas, de situaciones, de sueños, de pesadillas, de poemas, de novelas o de hartazgo. Las rutinas, entonces, reciben un golpe bajo y uno se siente abrazado por la libertad de manera tan fuerte que parece que se nos rompe la vida. Son momentos esos de ser o no ser, de parar o de seguir, de morir o de vivir. Son momentos de elegir. 

Buenas noches.