Hay gente que está muy desocupada. Ya lo sabíamos desde hacía tiempo, pero ahora comprobamos que el no tener nada que hacer ni nada que leer ni nada que cocinar está llevando a ciertas personas a dedicarse a unos asuntos más propios de aquellos superdotados que son capaces de alcanzar una borrachera sin haber probado el alcohol.
Ahora resulta que el antiquísimo y debatidísimo tema de la existencia de Dios está en un lugar insólito, está en la calle. Por una parte, la Iglesia Evangélica de Fuenlabrada, y, por otra, una serie de asociaciones, entre las que cabe citar la Unión de Ateos y Librepensadores y la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), están gastándose todos ellos unos dineros, que, al parecer, le sobran, en poner unos carteles de propaganda en los autobuses urbanos e interurbanos de, por ahora, Barcelona y Madrid.
Esta
Casa L ya se hizo eco del asunto cuando tal afición
comenzó en Londres, pero, la verdad, no pensábamos que la diatriba intelectual y callejera fuera a extenderse así hasta llegar tan cerca.
Esto parece demostrar que no existe
el mundo, sino que hay varios mundos. Y que en uno de ellos no debe de haber ni crisis económica, ni guerras de ningún tipo, salvo las intelectuales, ni violencia de género, ni problemas sanitarios, ni educativos. Nada. En ese mundo sólo parece existir un problema que merezca la pena: el de si Dios existe o no existe. Y en resolverlo gastan los dineros y los esfuerzos.
A mí me gusta enormemente lo espectacular, lo diferente, lo raro, lo que te llama la atención y lo que te saca de la monotonía diaria. Por eso recibo con gran alborozo esta controversia ciudadana y autobusera. O sea, que por mí, que sigan. Incluso que pongan argumentos a favor y en contra en los taxis o, mejor, en las paradas de los autobuses, para así amenizar las esperas. Lo que no entiendo es qué es lo que pretenden. Los creyentes supongo que querrán aumentar las listas de partidarios, dado que las religiones suelen poseer ese noble deseo de salvarte el alma aunque tú no hayas caído en la cuenta de que necesitabas hacerlo. Pero ¿y los ateos? ¿es que van a crear una especie de Iglesia de ateos? ¿para qué pretenden convencer a los demás de que Dios no existe? Aunque lo que dicen es que probablemente Dios no existe, que no nos preocupemos y que disfrutemos de la vida, con lo cual, mucho convencimiento tampoco parece que vayan a generar en quienes lean el anuncio y comprueben que sólo habla de una probabilidad. ¿Qué buscan, entonces? ¿Venden algo?
(continuará)
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