Cuando veo cómo se trata a los ancianos en las residencias de Madrid, cómo se le quitan ayudas a los pobres para dárselas a los ricos, cómo se suelta una enorme cantidad de bulos, según convenga, y la gente con la mente llena de odio se los traga, cuando ni la sanidad ni la educación son universales y gratuitas, al menos en los primeros niveles, cuando aumentan brutalmente las listas de espera en sanidad, cando se devuelve dinero a Europa destinado a mejorar la sanidad pública, cuando se ocultan los avances, cuando hay problemas no se solucionan, sino que empeoran, entonces se empieza a pensar en la descomposición y cada vez más huele a podrido. No sé si llegará un momento en el que el olor sea insoportable y entonces se despertarán. No soy muy optimista.