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viernes, 2 de octubre de 2015

Los viernes, etimologías. Palabras de origen persa



Sorprende, es cierto, pero, según dicen, hay 212 palabras en castellano de origen persa. No es tan sorprendente si se piensa que la cultura persa ha sido en épocas cruciales, Grecia o esplendor árabe, la cultura de al lado. Durante el auge de la Grecia clásica los persas eran "los otros". Es un tópico decir que Leónidas y sus trescientos frenaron una cultura de otro signo. Y en la Edad Media el Califato pronto perdió el control de las zonas laterales, Córdoba o el reino de Jorasán en la zona persa. Eso sí, islamizados en religión y con la escritura árabe, en la que se escribe hoy el persa. Por cierto, Córdoba y Jorasán fueron las dos zonas de mayor brillo cultural. Es normal que, a través del griego o a través del árabe, hayan llegado a nuestra lengua palabras tan básicas como azul, tigre, paraíso o tirar.

Hoy Irán parece un país más en el avispero petrolero de Oriente Medio, léase infección Israel. Pero la cultura persa ha sido muy importante en la Historia. El maniqueísmo ha influido en el cristianismo. Y habían tenido la religión de Zaratustra. Se supone que los persas inventaron el vino, la cerveza y el helado, el molino de viento y la domesticación de los animales. Casi nada. En el s. XI era el punto más culto del planeta, dominaban la ciencia. Es la época de Avicena, Algazel y Omar Jayam, el autor de un maravilloso libro de poesía, las "Rubaiyat", que es necesario leer para vivir del todo, como las Rimas de Bécquer o Las flores del mal.

El persa es una lengua indoeuropea, llamada farsi por influencia del árabe, que rechaza la p inicial. En la órbita del persa están las lenguas de los sármatas, escitas, kurdos, el oseta, el pastún, actual lengua de Afganistán, hasta conectar con el sánscrito de la India, porque el territorio indoeuropeo es un continuum de lenguas de esta familia.

Hay palabras que del persa pasaron al griego clásico, de este al latín y nos han llegado de forma natural, como mago y magia, paraíso, tigre. Tirar entró en latín desde la lengua persa de los partos, contra los que luchó César, y pasó a todas las lenguas romances. Otras pasaron al griego en época bizantina, como carcaj, tapiz. Otras pasaron a través del árabe, como azul o babucha, que es de la raíz de pie, ped-, papus > babus > babucha; el recorrido es curioso, porque de una lengua indoeuropea pasa al árabe y de este pasa de nuevo a zona indoeuropea. Otras veces el recorrido es más rocambolesco, como pijama, también de la raíz ped-, que del persa pasa al hindustaní, en la India la toma el inglés y nos llega a Europa. Bajá, chacal y serrallo nos han llegado a través del turco.

De origen persa son caravana, bazar, sátrapa, tafetán, chal, caqui, carmesí, añil, lila, chancleta, tapete, azabache, alcachofa, espinaca, alfajor, alajú, alfeñique, almíbar, julepe, tártaros, tulipán y turbante, taza, tambor y taburete, persiana, momia, ajedrez, alfil, escaque y jaque mate, arroz, (viene del árabe ruzz, que lo tomó en Oriente, ya sea del persa, ya de la India), musulmán (moslem-an con sufijo plural persa en -an, sufijo que también lleva talibán, que significa estudiantes), quiosco, zanco y zancada, alcoba y dado.

Sorprende la cantidad, pero a mí me más sorprende la calidad, que entren en la parcela de un vocabulario muy básico.