Uno de los valores infrecuentes es el
de la delicadeza. Como casi todo, la delicadeza tiene un contenido y
también un aspecto formal. Habría que elegir siempre el contenido
más delicado, el menos basto, el más elegante, el que más va a
ayudar a crecer a la persona con la que se quiera tener un detalle
delicado, el que encierre algún mensaje agradable, el que cree más
bienestar. A ser posible, el menos esperado. En cuanto a la forma, se
trata de que, hagas lo que hagas, lo hagas con suavidad, con
miramiento, con ternura, con un cuidado exquisito para que salga bien
y que no se tuerza nada, como si fuera lo único que vas a hacer en
ese momento en la vida, procurando que la otra persona se sienta la
más importante en lo que estás haciendo, con finura, con humildad,
con una sonrisa, con cariño.
Estoy seguro, lamentablemente, de que
no todo el mundo entenderá esta actitud, pero me da igual. Tienen la
oportunidad de aprender y, si no quieren, pues lo lamento, pero yo
hago lo que creo que debo hacer, no lo que quien esté falto de
sensibilidad quiera recibir.
Ojalá tengas un día delicado.