El pueblo gitano ha estado históricamente sometido a la persecución. No pretende este artículo hacer memoria de la misma, sino recordar a algunas mujeres que ha sido auténticas heroínas. Alguna ya se significó en el primer intento de exterminio de la etnia, que se produjo en España en 1749, por orden del nefando Fernando VI, dirigido por el Marqués de la Ensenada y con el beneplácito del Papa, Benedicto XIV. En la llamada Gran Redada se detuvo y esclavizó a nueve mil personas. Las familias fueron separadas y en una de las cárceles dispuestas para las mujeres, niñas y niños menores de siete años –un barracón infame en la Casa de Misericordia de Zaragoza-, Rosa Cortés consiguió, con solo un clavo y agua, hacer un boquete lo bastante grande como para que por él escaparan cincuenta y tres mujeres. Capturada, se declaró la cabecilla y se le impuso un castigo ejemplar. No sabemos en qué consistió porque nunca más se supo de ella...
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