Tenemos que formarnos. Da igual la edad que tengamos: cada día de la vida tenemos que hacer el esfuerzo de formarnos, de prepararnos para vivir una vida buena y que haga el menor daño posible a los demás. Sí, también debemos preocuparnos por no hacer daño a los demás, aunque te pueda parecer raro y ajeno a ti. No venimos hechos ya a este mundo, sino que tenemos que ir haciéndonos poco a poco, cada día, en cada vivencia.
Se trata de leer cosas interesantes (pregunta, si lo necesitas), de descubrir valores gratificantes (pregunta, si lo necesitas), de tener opiniones propias y confrontarlas con otros, a ver si se pueden confirmar o mejorar (pregunta, si lo necesitas), de saber cómo hay que actuar en cada situación (pregunta, si lo necesitas), de intentar conocerse uno mismo, saber cómo somos y cómo pensamos (pregunta, si lo necesitas), de conocer cómo funciona el mundo en el que estamos (pregunta, si lo necesitas), de escuchar mucho, sobre todo a quien dice algo diferente de lo que pensamos (pregunta, si lo necesitas), de preguntar todo aquello que no sabemos, en lo que andamos perdidos, lo que no logramos comprender. Hay que hacer algo que no sea mantenerse como un pobre ignorante, que repite sin saber por qué lo que se grita interesadamente por ahí y que se convierte en seguida en esclavo de quien quiere manejarle.
Una casa no se construye de cualquier manera. Una persona, tampoco.