sábado, 31 de enero de 2009

Paz. No a las guerras

Te sugiero. Te invito. Casi te pido que visites el blog de Falsirego. Huele a paz, a humanidad, el mejor olor posible.

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Paseando por la vida / 37 / Síntesis



Las advocaciones de las vírgenes dentro de la religión católica suelen estar referidas a aspectos negativos, angustiosos o tristes de la vida humana. En este caso, estamos ante una calle de La Isla de San Fernando, posiblemente dedicada a 'María Santísima de la Amargura'. Sin embargo, el autor del rótulo ha considerado que es imposible introducir tanta palabra en un espacio tan pequeño, con lo que ha hecho una tremenda labor de síntesis reduciendo todo el título a una sola palabra que ha considerado suficientemente significativa. Lo que ocurre es que en estos tiempos que corren, un visitante de otra cultura que observe tal título se llevará sin duda la impresión de que hay una manera rara de rotular las calles.



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viernes, 30 de enero de 2009

Demagogos

Un comentarista del blog de Juan Cruz, Odón Roca, cita una frase de Karl Kraus que merece ser conocida. Es la siguiente

"El secreto de la demagogia es parecer tan tonto como su audiencia para que
esta gente se piense a sí mismos tan inteligentes como el demagogo”

Esta idea quizás ayude a explicar por qué a veces oyendo a algún político parece que te trata como si fueras tonto.


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jueves, 29 de enero de 2009

Fotografxs / 3 / Pierre Gonnord


Retomo hoy la serie de fotógrafos interesantes para mostrar la obra del francés afincado en Madrid, Pierre Gonnord. Tuve la suerte de contemplar su obra el año pasado en Sevilla y en la Galería Juana de Aizpuru, de Madrid. Dos experiencias gozosas.

Gonnord hace una fotografía psicológica, procurando mostrar el alma del fotografiado. No muestra personajes comunes, sino tipos raros, con algo distinto en el rostro que pueda sugerir una personalidad de interés. Pero siempre los dignifica. Por muy excluidos que parezcan, el fotógrafo les da un aire de nobleza que nos hace olvidar su origen o su posición para resaltar su carácter humano.

La técnica que usa recuerda la de los grandes pintores barrocos, con un dominio de la iluminación y de los fondos para que realcen los detalles y la profundidad del retrato.

Las fotografías de Gonnord suelen ser de gran formato, con lo que su contemplación gana en espectacularidad.


La página del autor puede consultarse aquí.

Hay un artículo interesante sobre Pierre Gonnord que puedes ver aquí.

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miércoles, 28 de enero de 2009

Madrid por todo lo alto / 10

El cielo de Madrid es un cielo que, debido a determinadas características orográficas, te ofrece con mucha frecuencia unas estampas insólitas, bellísimas, un verdadero espectáculo que se puede disfrutar casi a diario. Algunos pintores, como Velázquez, por ejemplo, supieron plasmarlo en sus lienzos con una gran belleza.

Pongo aquí algunos fotografías tomadas desde la azotea del Círculo de Bellas Artes.










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martes, 27 de enero de 2009

Limpiando la mesa / 6 / Asombro




Nació en la ciudad en la que las calles, empapadas de olor a azahar, pueden llevarte rápidamente a alguna iglesia barroca, en la cual el lado trágico de la realidad se asocia con el arte bajo el manto de lo que llaman religiosidad. Se formó en la tierra en la que la Ilustración cobró fuerza y potencia con Kant. Ingirió el espíritu de Kant hasta destrozar sus libros a fuerza de subrayarlos, anotarlos, llevarlos consigo y releerlos. Nunca perdió de vista la cuna de la filosofía, el lugar en donde por primera vez se pudo hablar racionalmente de la belleza, de la verdad y de la justicia. Y ahora vive del asombro, de la palabra, de la razón, del pensamiento, convencido de que son los medios con los que un hombre se hace bueno.



Emilio Lledó (Sevilla, 1927), querido y admirado hoy por cualquier persona con sensibilidad y con ánimos racionales, publicaba el pasado domingo 18 de enero, en El País Semanal, un artículo titulado ‘Lo bello es difícil’, en el que glosaba la imponente exposición que hasta el 12 de abril puede contemplarse en el Museo del Prado, con el nombre de ‘Entre dioses y hombres’. Se trata de una colección de 60 esculturas clásicas procedentes del Museo Albertinum, de Dresde, junto con otras existentes en el propio Museo madrileño. Es una ocasión buena y única para admirar, por ejemplo, el “Emperador Clodio Albino” o la espectacular “Ménade de Dresde”.

Quiero resaltar aquí sólo un par de párrafos del artículo de Lledó.



Al entrar en el Prado para recorrer con la mirada la exposición, no podemos por menos de recordar una palabra maravillosa de las muchas que hemos heredado de la
cultura griega y que, espero, no se nos vayan olvidando. Esa palabra es el "asombro" (thaumasía). Parece que fue esta extrañeza ante los misterios del mundo, ante la armonía de los astros, ante la luz y la belleza que podían mostrarnos, lo que provocaba ese asombro. Asombrarse suponía descubrir lo "otro" y saber establecer esa distancia que nos permite entender. Si vivimos saturados de entorno, aplastados de noticias que no queremos o no podemos discernir; si no sabemos intuir esa lejanía necesaria para mirar, para entrever, incluso para tocar lo que nos rodea, estamos en el camino, en el mal camino, de perder la sensibilidad y, por supuesto, la inteligencia. Fue el asombro, la distancia, el no querer dar por hecho nada de lo que observábamos, lo que originó, decían los griegos, la filosofía, o sea, la curiosidad, el apego, la necesidad y la pasión por entender y entendernos.

Una experiencia asombrosa es, pues, la visita a esta exposición de esculturas del Museo Albertinum de Dresde y el Museo del Prado. El primer momento de asombro, de distancia ante tanta belleza, es el que nos lleva a pensar que fueron ellos, los griegos, quienes la inventaron al debatir largamente sobre esa palabra "bello" (kalós), que junto con la "verdad" (aletheia) y la "justicia" (dike) marcaban y nutrían el espacio de la cultura, de la paideia. La cultura, entendida no como un bloque de artes, conocimientos y saberes, sino como un proceso, una construcción encarnada en la estructura natural, la physis; un dinamismo que convertía a ese animal atado a todos los instintos de los otros animales en animal que con el logos, con la palabra, con la capacidad de entender y crear, trascendía los límites de su propia animalidad y entraba así en un territorio absolutamente nuevo, el territorio de lo humano. Y en él, no sólo la palabra nos distinguía, sino también la mirada: el aprender a mirar y, desde esa mirada, descubrir el querer, el amar.


La vida humana o el camino que va desde el asombro hasta el amor.


Amamos el conocimiento, amamos el saber, pero sobre todo amamos la vida. La vida
que nos ofrece el gozo de los sentidos.


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lunes, 26 de enero de 2009

¿Por qué se ofende este hombre?


El ciudadano Antonio María Rouco Varela, cuya única profesión conocida es la de sus creencias, que ya es para echarse a temblar, me está empezando a calentar las castañas.

Cuando el ciudadano Rouco dice creer en dios, yo, que no profeso tal creencia, no me siento ofendido por ello ni por él. Tampoco creo que ninguna persona razonable, sensata, adulta, con un sentido maduro de la democracia, tolerante, ocupada en vivir su vida y que no tenga las creencias que pregona el citado ciudadano se sienta ofendida por que este señor crea en lo que cree.

Cuando el ciudadano Rouco prohíbe a sus seguidores el uso de condones y, en general, de métodos anticonceptivos, yo no me siento ofendido. Me parece una monstruosidad más propia de alguien por quien aún no ha pasado la Ilustración y que, ante el fenómeno del SIDA y el de los embarazos no deseados, se empeña en mirar hacia otro lado, que de personas que ocupan puestos destacados en una organización, aunque ésta sea religiosa. Sé que muchísima gente está en contra de ese disparate, pero no por eso se sienten ofendidos. Allá cada cual con lo que dice y con lo que obedece.

Si toleramos que el ciudadano Rouco crea en lo que cree y que diga lo que dice, ¿por qué entonces el ciudadano Rouco, ante la presencia de autobuses en los que se dice que “probablemente dios no exista”, dice lindezas tales como que “los medios públicos no deberían ser utilizados para socavar derechos fundamentales” o que los creyentes tienen derecho “a no ser heridos y ofendidos en sus convicciones”? ¿Todavía no se puede decir en público que, según alguien, dios no existe, porque quien cree que sí existe se ofende? ¿Tan débiles son esas creencias que la postura contraria se vive como una ofensa? ¿En qué siglo habita este ciudadano? ¿Y en qué siglo quiere que habitemos los demás?

El ciudadano Rouco se atreve, además, con una osadía que linda con el mal gusto, a pedir a las autoridades –que, por lo que se ve, cree que están a su servicio- que “tutelen como es debido el derecho de los ciudadanos a no ser menospreciados y atacados en sus convicciones de fe”.

Quiero que sepa el ciudadano Rouco que yo no me callo ni me voy a callar porque su hipersensible (para lo que le interesa) personalidad se sienta ofendida. Que él no es nadie para decirme a mí lo que puedo decir y lo que no puedo decir. Que me siento con todo el derecho del mundo a expresar lo que pienso y a avisar a mis conciudadanos de lo que me parece una actitud antidemocrática, trasnochada e inhumana. Que si se ofende, que revise con seriedad sus mecanismos psicológicos, porque puede que algo no funcione de manera saludable, racional, cívica o humana en ellos. Que sería bueno que tomara de donde pudiera un poco de sentido del ridículo y, sobre todo, que dejara vivir tranquilos a los demás. Pero ¿quién se cree este ciudadano que es? ¿quién le paga a este ciudadano para que diga estas cosas?

Y a las autoridades civiles les pediría que abordaran de una vez por todas las antidemocráticas normas que regulan las relaciones del Estado con la Iglesia católica. Ya está bien de tolerar lo intolerable.
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domingo, 25 de enero de 2009

Grandes Cortos / 1

Pongo aquí el trabajo que ha obtenido el premio al Mejor Documental en el Festival Internacional de Cortos de Cine del Aljarafe “Espartinas de Cine” de 2008. Relata muy bien lo que fue la movida madrileña.


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sábado, 24 de enero de 2009

Paseando por la vida / 36 / ¿Qué es peor?





Este cartel no es frecuente, pero el problema que muestra, sí. Durante mucho tiempo los constructores han entregado casas hechas de cualquier manera, con defectos de todo tipo y con martingalas variadas han escurrido el bulto y han dejado al comprador con un problema grave de muy difícil solución.

Porque ¿qué es peor? ¿callarse y no dar publicidad al problema o exponerlo en público, como han hecho los que aparecen en la foto de David Francisco? Si te callas, tienes que resolver la situación, si se puede, y seguramente te metas en un buen lío económico y legal. Si le das publicidad, te desahogas, puede que le hagas daño al constructor, pero no vendes el piso ni en broma. La única esperanza es que el constructor te arregle el piso, pero me parece que esto no suele ser común.

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jueves, 22 de enero de 2009

Elegancia / 1


Me gustaría intentar explicar en qué consiste para mí ser elegante.

Lo primero que quisiera decir es que no me parece acertada la idea bastante frecuente de asociar la elegancia a la vestimenta o a los diversos adornos con los que cubrimos nuestro cuerpo. Creo, más bien, que la elegancia afecta a lo que de una manera muy simple y muy inexacta llamamos alma. Me refiero a las actitudes, a las intenciones, a los gestos, a lo que nos mueve a realizar actos que implican una relación con los demás, a nuestros deseos, a la manera de dar cauce a nuestras pasiones, a todo aquello, en general, que está en lo más profundo de nosotros mismos y que constituye el punto de apoyo de lo que somos y de lo que hacemos en la vida.

Yo no entiendo que a un ser humano, cuando actúa como un animal, se le pueda llamar sensata y conscientemente elegante, simplemente porque vaya vestido con un traje bien cortado y de buen paño o adornado con un peinado de diseño. Es muy posible que en cuanto este ser hable, en cuanto actúe, en cuanto se exprese, cualquiera que use la razón podrá comprobar que, a pesar de su aspecto humano, en el fondo de su ser es un verdadero animal. Más o menos bello o bella, su opción vital es la de un animal. Y sólo faltaba admitir que los animales son también elegantes.

Somos lo que hacemos, no lo que decimos, ni lo que vestimos. Y lo que hacemos suele estar más en relación con lo que pensamos o no pensamos.


(continuará)

miércoles, 21 de enero de 2009

Limpiando la mesa / 5 / El odio

Me quito de en medio El País del domingo 11 de enero de 2009, pero antes no puedo dejar pasar el artículo del maestro Manuel Vicent. Se titula El odio. Algunas de las ideas con que construye el artículo hay que pensarlas.

… Para saber lo vulnerable que se siente Israel, no hay más que ver con qué
extrema saña, pareja a la agonía, ataca a un pueblo hacinado en la miseria,
desesperado y prácticamente indefenso. …

Algunas veces he comprobado esto. Detrás de una aparente actitud de superioridad se esconde un profundo sentimiento de debilidad, de vulnerabilidad, de inferioridad. Y conviene estar fino de atención para no confundir una cosa con la otra. El que es verdaderamente superior no sobreactúa, ni necesita ir demostrándolo, ni abusa del más débil. Estas cosas son propias del que se siente angustiosamente inferior.

… el odio de los humillados es el arma de más largo alcance …

Un humillado ¿sabe distinguir el odio de la justicia? ¿Cómo, si no es con grandeza moral, se quita de encima el humillado la humillación sufrida? ¿Y si no hay grandeza moral? ¿Se puede olvidar la humillación? La gran tentación del humillado es dejarse llevar por el odio, que no le quitará de encima el sentimiento, pero que, al extenderlo, le ayudará a engañarse.

…uno no podría vivir hoy con una mínima dignidad si no denunciara este
exterminio perpetrado por los israelíes contra el pueblo palestino, aunque sólo
sea para no despreciarse ante el espejo al afeitarse …

Decía Terencio, en el siglo –II, en su comedia El enemigo de sí mismo, que

“Soy hombre. Nada humano me es ajeno”.

Es la expresión más breve y más rotunda de la solidaridad humana. Asunto cada vez más raro hoy porque no hay solidaridad sin dignidad y ésta anda en época de flaqueza.
… la matanza indiscriminada que Israel impone a la población civil de Gaza es
una catástrofe moral y callar, escurrir el bulto, buscar motivos para
justificarla no deja de ser una bajeza …
La vida a veces te pone delante un espejo para que te mires y para que veas cómo eres. Si no te miras al espejo es no sólo que no te gustas, sino que no tienes valor para ser como te gustaría ser. No te falla la razón. Te falla la voluntad.
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martes, 20 de enero de 2009

Paseando por la vida / 35 / La vida se hace pequeña




Traigo aquí algunas aportaciones fotográficas de las andanzas por la vida de David Francisco, el creador de ese blog fenomenal que es Panda de tolos, que tenía yo alojadas en un rincón del ordenador. Muchas gracias, David, y espero que sigas observando las cosas curiosas de la vida.

Esta primera fotografía es una muestra clara de una situación en donde la vida se vuelve pequeña, en donde los problemillas se ven más grandes de lo que son y en donde no se tiene otra cosa que hacer más que ocuparse de mezquindades y de pequeñeces. Hay veces que esto ocurre cuando se está cansado, pero en otras ocasiones responde a una manera de entender la vida un tanto pobre.
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lunes, 19 de enero de 2009

Bye Bye, but for ever. Uf.



Ya te vas, Bush. Vete mucho con Dios. Ojalá puedas recolectar en tu vida lo que intentaste sembrar en el mundo. No hubiésemos perdido nada si no hubieras aparecido. Vete al rancho y da muchas charlas en Georgetown si te da la gana, pero no molestes más ni vuelvas a dejar el concepto de ser humano por los suelos.

Y mucha sabiduría y mucha suerte para Obama. ¡Qué bueno sería que las esperanzas se hicieran realidad!

Para que lo entiendas.

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domingo, 18 de enero de 2009

Limpiando la mesa / 4 / Neutralidad






Con ocasión de la guerra entre Israel y los palestinos he leído algunos análisis certeros y, a mi modo de ver, inteligentes. Uno de ellos es el que hacía el pasado día 15 de enero Maruja Torres en El País, con el título de Son los niños. Sólo quiero destacar una frase que resume con grandeza el punto de vista humano del conflicto.
Yo estoy con los palestinos porque soy neutral.
Porque no se trata de un conflicto ideológico ni político, sino humano.



sábado, 17 de enero de 2009

Limpiando la mesa / 3 / La ley del talión


Me lo dijo una vez Antonio Campos, amigo de cuando teníamos veinte años y hoy catedrático de Histología de la Universidad de Granada: una de las secciones más interesantes de un diario es la de las Cartas al director. Creo que tenía razón porque para escribir algo que merezca ser leído en un periódico no hay por qué ser periodista.

Últimamente están apareciendo Cartas al director muy interesantes. Antes de tirar al contenedor azul El País del 8 de enero de 2009, pongo aquí una interesantísima que escribe el ciudadano de Madrid Agustín Ormazábal Lasa. Dice así:



Ojalá aplicara siempre Israel la ley del talión en sus actos. Este "ojo por ojo y diente por diente" que aparece en el Código de Hammurabi de hace ya 38 siglos y posteriormente en varios puntos del Antiguo Testamento no es una vía libre a la venganza, como muchas veces se cita en nuestra sociedad moderna. En su tiempo, esta ley tenía como objeto el limitar la venganza, es decir, si alguien te rompía un diente o te dejaba ciego de un ojo, no podías matarlo y quedarte con todos sus bienes, como al parecer debía de ser habitual, sino que esta ley limitaba la venganza "estrictamente" al daño producido, es decir, al agresor se le sacaba un ojo o un diente.
Parece triste que el pueblo de Israel, a través de sus gobernantes, lleve muchos años remontándose prácticamente a la edad del bronce y ya no respete siquiera la ley del talión. Así que ojalá Israel aplicara "estrictamente" la ley del talión. Para llegar a parámetros de justicia más modernos y a respetar los derechos humanos, habrá que esperar tal vez unos cuantos siglos más.





Creo que es muy interesante la reflexión del señor Ormazábal. Lejos de fomentar o facilitar la venganza, la ley del talión la limita. Podríamos decir, entonces, que la reacción más visceral, más bruta y menos humana de todas las posibles es la de la venganza. Es la que de vez en cuando y en nuestros días observamos cuando algún elemento da una paliza a alguien 'porque le ha mirado mal', o la de los que cortan las manos a los ladrones, o la de los que practican la violencia de género, o, sin ir más lejos, la que pone en práctica Israel con los palestinos.

El siguiente paso sería el de la ley del Talión, que intena evitar los excesos de una venganza descontrolada. Me resulta curioso el relativamente alto número de alumnos que defienden en clase la bondad de esta ley. Sólo comienzan a dudar cuando se les pone ante la posibilidad de que se les aplique a ellos.

El tercer paso sería el de separar la justicia de la venganza y restablecer el equilibrio dentro del marco del respeto a los Derechos Humanos. Todo esfuerzo por recalcar la importancia de los Derechos Humanos será poco. Se intenta así dotar de una cierta objetividad a la justicia, liberándola de las posibles influencias subjetivas que podrían confundir el restablecimiento de una sociedad vivible con un desahogo que podría desembocar en el disparate.

De todas formas, me gustaría que tú lector o lectora, que de manera tan amable has llegado hasta aquí, ofrecieras tu parecer sobre este asunto para matizarlo, opara enriquecerlo o para darle la vuelta. Gracias.

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viernes, 16 de enero de 2009

Lejanía


Me gusta ponerle título a las entradas porque de esa manera, por una parte, me obliga a sintetizar y me ayuda a clarificare la idea central de lo que quiero transmitir y, por otra, para facilitar al lector la comprensión de lo que quiero decir, con independencia de que pueda ver en el escrito otras cosas.

Me ha costado trabajo titular esta entrada. He optado por 'Lejanía' porque quizás sea el sentimiento más fuerte que me ha producido el caso.

Cometió un error, pero él no lo sabía. Ignoraba lo que tenía que saber para hacer bien lo que había hecho.

Por segunda vez irrumpió en la conversación para decir lo bien que había resultado aquello, lo que era un error, pero que él creía que era un acierto. La debilidad de su ego le exigía dar cuenta de la necesidad de quedar ante los demás como un ser listo al que el acierto le sonreía.

Antes de hacerlo, no preguntó. No suele preguntar nunca. Después de hacerlo exhibió su listeza para quien pudiera captarla y su ignorancia para quien la supiera apreciar.

Yo no dije nada porque hubiese sido inútil hacerlo. Sentí un poco de soledad, de cansancio y de lejanía. Y me di cuenta otra vez de que mi mundo no es de este reino.
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jueves, 15 de enero de 2009

Paseando por la vida / 34 / Escaparates

Íbamos paseando por los alrededores de la Plaza Mayor, de Madrid, cuando me fijé en un escaparate de una de esas tiendas de las que ya casi no van quedando. Era una tienda de objetos hechos de esparto, entre los que había alfombras, portabotellas y el espléndido serón que aparece en la foto.




Precisamente cuando estaba haciendo esta foto, un señor que estaba a mi lado me miró y, de forma algo tímida, me dijo:

Ese serón ha salido de mis manos.

Como le debí de poner cara de no entender muy bien lo que me estaba diciendo, me aclaró:


Qué sí, vamos, que lo he hecho yo con estas manos.


El buen hombre estaba delante del escaparate contemplando su obra y le debió de llamar la atención que un transeúnte se pusiera a fotografiarla. Te puedes imaginar lo que me llamó la atención a mí el hecho de que, viendo una cosa tan rara hoy como es un serón en un escaparate, me abordara nada menos que el autor de la obra. Así que, por si acaso se trataba de una alucinación, le pedí al artesano que se hiciera una foto conmigo.


Ya me he hecho una con mis hijos y con mis nietos, pero, si usted quiere, la hacemos.


Y la hicimos. Cosas de la vida.
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miércoles, 14 de enero de 2009

Don José Robledo

Don José Robledo se puso de pie con energía, se ató bien la correa del pantalón, que debía tener dos o tres tallas más de la necesaria, se sacó del bolsillo un monedero de tacón y lo puso encima de la mesa. Manolo, el dueño y camarero y alma, junto con sus hermanas, que se encargan de la cocina, del bar Nueva Bahía, en la Isla de San Fernando, se acercó y tomó del monedero el importe del vaso de vino que don José había ido “estirando” a lo largo de la mañana mientras leía el periódico en “su” mesa.




Don José no ve bien. Realmente ve muy poco. Lleva unas gafas de las de culillo de vaso y, como herramienta de trabajo, porta una lupa con la que va leyendo el periódico y va poniéndose al tanto de lo que pasa en la ciudad y en el mundo. Posee nuestro amigo una memoria prodigiosa que le permite contar anécdotas de las que no se acuerda ya nadie.

No es la primera vez que, cuando nos acercamos a tomar un aperitivo a la Nueva Bahía antes de comer, nos encontramos allí a don José. En realidad, está siempre, pero lo que me sorprendió es que, a pesar de su casi ceguera, me hubiera visto en varias ocasiones. Una vez, al pasar por mi lado cuando iba de recogida, me lo dijo:


Yo a usted lo he visto varias veces por aquí.

Le contesté que sí y me presenté. Se alegró mucho cuando se enteró de quién era mi padre.
Hombre, ¿tú eres hijo de Manolo Casal?
Nos dimos un abrazo que a mí me resultó emocionante y que me pareció que a él también. Mi padre tenía fama de buen profesional y de persona recta entre la mayoría de la gente que lo conocía, aunque también había quien no lo tragaba y lo ponía de vuelta y media. En este caso, don José era de los partidarios, cosa que expresó a su manera.

Hay que ver lo bien que escribía tu padre. Lo que escribía tu padre no se lo leía ni el comandante.
Mi padre fue durante bastante tiempo una especie de secretario del jefe que mandaba en la dependencia militar en la que estaba destinado. Se refería don José a la confianza total que el jefe tenía en mi padre y en lo que hacía.

Lo que escribía tu padre no se atrevía a levantarlo nadie.
Yo lo escuchaba con la reverencia y el reconocimiento con que me gusta escuchar a las personas mayores y, a la vez, con unos toques de orgullo filial y con un tono marcadamente sentimental que me provocaba lo que decía don José.



No le decía yo a don José cómo van cambiando los tiempos, pero lo pensaba. Lo que mi padre escribía no se lo leía ni el comandante, pero, en cambio, yo, con este invento del blog, daría algo por que lo que escribo se lo leyera hasta el comandante.

Se paró un momento don José cerca de la puerta de salida de la Nueva Bahía. Contó que cuando él era joven, con cincuenta años de edad la gente ya era vieja, que había entonces mucha ignorancia y que eso hacía que se viviera poco y mal, pero que ahora era otra cosa, que el de ahora era otro mundo.

La charla duró poco tiempo porque, del brazo de su hijo, iba camino de su casa a dar cuenta del almuerzo correspondiente. Nos despedimos alegrándonos de habernos visto y deseándonos lo mejor.

El próximo 24 de julio de 2009 don José Robledo cumplirá 100 años.
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martes, 13 de enero de 2009

Paseando por la vida / 33 / Escaparates



En el mismo escaparate en el que se encuentra el maniquí del post anterior y cerca de unos calzoncillos amenizados con el escudo del glorioso Atlético de Madrid, debió ocurrir una catástrofe porque se observa un desprendimiento de tierras que ha dejado el castillo del Belén en una situación lamentable, al igual que al guardián del mismo. No se observa ninguna prueba de que haya alguna relación entre lo ocurrido y el escudo que porta el calzoncillo del maniquí.




En este mismo Belén, que el escaparatista ha situado en La Camerana, hay algunas figuras curiosas. Observa la escena de la matanza del cerdo. Junto a ella, el panadero mete una hogaza en el horno y un parroquiano bebe de una bota. Una escena un tanto dura es la del desollamiento de un cordero, de un realismo tremendo. Detrás, un individuo parte leña con un hacha. Pero ¿seguro que como le han puesto el hacha en la mano podrá partir mucha leña?



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lunes, 12 de enero de 2009

Paseando por la vida / 32 / Escaparates

En los alrededores de la Plaza Mayor, de Madrid, hay una tienda de las de antes, en donde se vende ropa imposible de encontrar en los Grandes Almacenes. Se llama La Camerana y lo único moderno que tiene en su interior es un aparato dispensador de números para que la clientela guarde su turno a la hora de comprar. La entrada está formada por una gran plataforma con una puerta en medio y dos grandes escaparates a los lados. En uno de ellos se encuentra este orondo maniquí que recuerdo haber visto en este lugar ya la primera vez que yo vine a Madrid.





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domingo, 11 de enero de 2009

Más madera / 11 / La desocupación / y 2

¿Y qué van a hacer los ciudadanos ante el paso de esta especie de procesión tecnológica? Ojalá, en aras del espectáculo, que nos encontremos con algún señor que, al paso de uno de los autobuses que muestran el sí, caiga postrado de rodillas y se ponga a adorar a Dios. (Por cierto, ¿a cuál de ellos?) No nos gustaría, en cambio, que algún otro, dotado con peor carácter, se dedicara a lanzar tomates al paso del autobús expositor de la postura contraria. Más posible nos parece que algunos aplaudan a los que coincidan con sus preferencias. Ignoro si los Ayuntamientos respectivos habrán instruido convenientemente a los guardias de tráfico para que tercien poniendo orden en las eventuales trifulcas que se puedan organizar en la vía pública entre intelectuales de una y otra postura, cosa que se debería prever con más acierto que la posibilidad de que caiga una nevada en Madrid.



Un par de pequeños detalles, para terminar. Los que defienden que probablemente Dios no exista llaman “Bus ateo” al que porta su mensaje. No veo mucho acierto en tal designación, a menos que ser ateo o no serlo sea como llevar una pegatina o no llevarla. A este paso vamos a ver, no sólo buses ateos, sino también perros ateos, bolsos ateos y nevadas ateas.



Los del bando contrario proclaman que, y cito literalmente, “Dios si existe. Disfruta de la vida en Cristo”. Estos buenos creyentes se han lanzado a gastarse unos dineros y a una ardua labor intelectual para que cualquier persona mínimamente instruida les pueda decir que están haciendo el ridículo. Porque no defienden el “”, sino el “si”. Si observas el texto, no es una afirmación lo que aparece en él, sino una especie de oración condicional a medio hacer. O sea, nada. Se han preocupado de Dios antes de ocuparse de mejorar la ortografía o de comprobar en qué invierten sus dineros y así no se puede ir en serio a ninguna parte. Están demasiado desocupados.
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sábado, 10 de enero de 2009

Más madera / 10 / La desocupación / 1



Hay gente que está muy desocupada. Ya lo sabíamos desde hacía tiempo, pero ahora comprobamos que el no tener nada que hacer ni nada que leer ni nada que cocinar está llevando a ciertas personas a dedicarse a unos asuntos más propios de aquellos superdotados que son capaces de alcanzar una borrachera sin haber probado el alcohol.

Ahora resulta que el antiquísimo y debatidísimo tema de la existencia de Dios está en un lugar insólito, está en la calle. Por una parte, la Iglesia Evangélica de Fuenlabrada, y, por otra, una serie de asociaciones, entre las que cabe citar la Unión de Ateos y Librepensadores y la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL), están gastándose todos ellos unos dineros, que, al parecer, le sobran, en poner unos carteles de propaganda en los autobuses urbanos e interurbanos de, por ahora, Barcelona y Madrid.

Esta Casa L ya se hizo eco del asunto cuando tal afición comenzó en Londres, pero, la verdad, no pensábamos que la diatriba intelectual y callejera fuera a extenderse así hasta llegar tan cerca.
Esto parece demostrar que no existe el mundo, sino que hay varios mundos. Y que en uno de ellos no debe de haber ni crisis económica, ni guerras de ningún tipo, salvo las intelectuales, ni violencia de género, ni problemas sanitarios, ni educativos. Nada. En ese mundo sólo parece existir un problema que merezca la pena: el de si Dios existe o no existe. Y en resolverlo gastan los dineros y los esfuerzos.

Símbolo ateo adoptado por Ciberateos

A mí me gusta enormemente lo espectacular, lo diferente, lo raro, lo que te llama la atención y lo que te saca de la monotonía diaria. Por eso recibo con gran alborozo esta controversia ciudadana y autobusera. O sea, que por mí, que sigan. Incluso que pongan argumentos a favor y en contra en los taxis o, mejor, en las paradas de los autobuses, para así amenizar las esperas. Lo que no entiendo es qué es lo que pretenden. Los creyentes supongo que querrán aumentar las listas de partidarios, dado que las religiones suelen poseer ese noble deseo de salvarte el alma aunque tú no hayas caído en la cuenta de que necesitabas hacerlo. Pero ¿y los ateos? ¿es que van a crear una especie de Iglesia de ateos? ¿para qué pretenden convencer a los demás de que Dios no existe? Aunque lo que dicen es que probablemente Dios no existe, que no nos preocupemos y que disfrutemos de la vida, con lo cual, mucho convencimiento tampoco parece que vayan a generar en quienes lean el anuncio y comprueben que sólo habla de una probabilidad. ¿Qué buscan, entonces? ¿Venden algo?
(continuará)
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viernes, 9 de enero de 2009

Limpiando la mesa / 2 / Miedo



Antes de tirar el diario El País del 14 de noviembre de 2008, pongo aquí un trozo de una entrevista que le hace Juan Cruz a José Luis Borau. Es director de cine y escritor y, además, es el presidente de la Sociedad General de Autores. Desde hace muy poco es también miembro de las Real Academia de la Lengua.

En la entrevista se resalta una parte, a la que titulan 'Un hombre azotado por el miedo'. En ella se lee:

El miedo es una cosa oscura, me domina; en casa siempre hubo miedo, a la
situación económica, a la guerra... Mi madre donó un reloj de oro de su abuelo
para que constara que ellos apoyaban a Franco, para que no les pasara nada, y mi
primo decía que de todos modos no nos pasaría nada, porque mi padre compraba el Abc, pero él era republicano, lo compraba para mi abuelo los domingos...". Palabra de José Luis Borau, director de películas como Furtivos, Tata mía o Niño nadie. Miedo. "No, no me curo del miedo, soy un hombre azotado por el miedo... Y ahora la Academia. Miedo también. Todo me da miedo. Qué me van a pedir, qué voy a hacer...
Mala cosa es el miedo. Pero qué común es. Podría pensarse que el paso a la edad adulta viene acompañado por la pérdida del miedo, pero no es así. Quizás el miedo se pierda con la madurez, que es distinta de la adultez, pero entonces hay muchos falsos maduros.

Tengo para mí que mucha culpa de eso la tiene el tipo de educación, especialmente la educación religiosa. Empiezan por el miedo a la condena eterna, siguen con el miedo a Dios, y al cura y a casi todo, porque casi todo se presenta como algo superior, y terminan por introducir el miedo en tu propia estructura psicológica. En vez de entrenarte en la prudencia, en la justicia, en la igualdad, en los valores humanos, te acostumbran a actuar siguiendo los designios del miedo.

Cuando le he dicho esto a algún padre que lleva a su hijo a un colegio religioso, antes de que hayamos podido dialogar, ha saltado como un tigre diciendo que eso no le pasa a su hijo. Yo creo que es el miedo.
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jueves, 8 de enero de 2009

No a las guerras








El actual conflicto -la actual guerra, para ser más claros- entre el Estado de Israel y los palestinos de la franja de Gaza está alcanzando unas cotas de inhumanidad tales que ponen a prueba la sensibilidad de cualquier persona, por muy dura que ésta sea.

Creo que el debate no debe consistir en si es posible justificar a unos o a otros. No se trata de ver si ha sido Hamás quien ha provocado o ha sido Israel el que ha cargado las tintas porque le interese por su situación interna. Lo que hacen no tiene justificación posible. El debate tiene que ser si en el siglo XXI los seres humanos, todos, no deberían haber aprendido ya a vivir y a convivir sin el inhumano y estéril uso de la violencia, sin el recurso a la guerra. Y si la comunidad política internacional no debería tener ya dispuestas unas medidas coercitivas para aplicárselas a aquellos países que usaran la guerra en contra de otros ciudadanos.

Y en la actualidad, lamentablemente, el problema no es sólo la existencia de la guerra. Es que hoy se muestra sin disimulo el odio y se difunden hasta considerarlas normales las situaciones de crueldad.

No es este un mundo humano defendible. No se puede justificar ninguna guerra. No se puede violar a las mujeres en nombre de ninguna idea. No se puede matar a niños en nombre de nada. No se puede hacer daño para defender nada. No se puede matar a nadie.

Tampoco nos podemos quedar de brazos cruzados. Por eso hemos colgado en esta Casa L una señal de protesta. Cuando en Internet se quiere gritar, se escribe con letras mayúsculas. Y con letras mayúsculas hemos puesto NO A LAS GUERRAS. Te invitamos a que copies y pegues en tu blog, en tus correos electrónicos o donde quieras estos gritos y que, si quieres, escribas algo en esos lugares protestando por tanto sufrimiento inhumano.

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miércoles, 7 de enero de 2009

Abuso del alcohol

En Alemania está creciendo el número de jóvenes borrachos que se ven involucrados en situaciones de delincuencia violenta, especialmente los comprendidos entre 14 y 21 años. Las cifras publicadas indican que actualmente deben ser atendidos en los hospitales 20.000 jóvenes al año por intoxicación etílica.

Para intentar eliminar esta situación han creado una campaña en la que se han editado 1,4 millones de posavasos, en los que van impresas imágenes de antes y de después de la borrachera, con el fin de que se tome conciencia de los efectos del alcohol.

Pongo aquí unas muestras de esta campaña.

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