Abundan por la zona en la que vivo -y
por otras también- unos individuos que se dedican a pintar fachadas con sus
firmas y sus palabras distintivas. No me atrevo a llamarlos enfermos,
pero estoy convencido de que tienen graves problemas de personalidad
que les llevan a afirmar su ego en paredes ajenas y a darle a la ciudad un
aspecto de barrio de paletos monotemáticos de estética deplorable.
El caso es que al Gobierno de la
ciudad, del PP, le ha dado por 'arreglar' el problema y ha sacado a
la calle una cuadrilla de pintores, que portan una buena colección
de enormes cubos de pintura de diversos colores y que se dedican a
pintar encima de las pintadas, creando así una sobrepintada que se
suele ver enseguida, porque contrasta con el color original de las
fachadas. Claro que estas sobrepintadas, en las fachadas de ladrillo,
quedan muy mal, porque pintan también el espacio entre ellos, y lo que
hacen es crear una superficie más lisa que la anterior, la cual
aprovechan los grafiteros para pintar encima de la sobrepintada y
mantener el problema hasta el infinito.
Siempre he pensado que estos percances ciudadanos son
el fruto de la mala educación. Muchos padres están muy despistados
y no le dicen a sus hijos ni esta ni otras muchas cosas que deberían tener en cuenta para convertirlos en personas educadas. ¿No se
podría usar la TV para ilustrar a los ciudadanos sobre conductas
responsables? Me parece que podría ser muy eficaz una campaña en
los colegios e institutos en los que se razonara con los alumnos
sobre por qué estos comportamientos no se deben hacer y sobre las
consecuencias judiciales y económicas que tendrían si detienen al
grafitero. Pero, claro, estos catetos ignorantes e incívicos que nos
gobiernan tienen mucho interés en quitar de en medio las asignaturas
en las que se deberían tratar estas cosas: Educación para la
ciudadanía y Ética, por ejemplo. Estos extraños seres
antropomorfos que nos gobiernan prefieren gastar el dinero en
asesores (¡qué asesorarán, con las cosas como están!) en lugar de en
profesores, y así nos va.
En su profunda ignorancia, estos
aficionados al gobierno no alcanzan más que a entender el significado de la palabra gasto. Al del término inversión, no llegan.
Por eso no creen que la educación mejoraría la vida de las
personas, aunque es muy probable que esto último tampoco entre
dentro de sus preocupaciones. Seguramente que el dinero que
ahorrarían ilustrando convenientemente a los alumnos sería grande, pero
son incapaces de entenderlo. Malos tiempos estos.
Obsérvese la variedad de colores en las sobrepintadas. Todo muy bonito.
Vea aquí la costra que adorna el suelo de las cercanías de algunos bares.