Noto dos carencias que me parecen
graves en los partidos políticos con cuyas decisiones convivimos.
Una, ética. La otra, pedagógica.
En estos días el PSOE parece dispuesto
a renunciar a uno de sus principios éticos -el rechazo a la cadena perpetua o
como la quieran llamar- en aras de un pacto político. Y nadie se lo
ha explicado a la ciudadanía para que ésta entienda lo que están
haciendo. Parece que este partido aún no ha comprendido nada y que
sigue decidiendo de espaldas al mundo.
Otro partido, el PP, ha cambiado por su
cuenta el sistema de titulaciones universitarias, de manera que
seguir ahora cualquiera de ellas sea mucho más caro y, posiblemente,
teniendo que prescindir de profesores. Su ética parece que consiste
en que la política no esté al servicio del pueblo, sino de los
ricos. El PP sí ha salido a explicar su medida, pero con tal sarta
de falsedades y de mentiras que hubiese sido mejor, como siempre en
ellos, que se hubiesen callado.
Mientras tanto, muchos ciudadanos,
ajenos al continuo y constante destrozo del país, acuden solícitos
al acto de adoración del nuevo salvador nacional, que tampoco
explica nada, que parece que aún no sabe nada concreto, pero que,
como los otros, promete cambiar el país, aunque no tenga a bien
decir todavía cómo lo va a hacer y si eso que promete se puede
hacer real en el mundo concreto en el que vivimos.
Suenan trompetas de exilio.
Buenas tardes.